♧ Extra ♧

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Pelea

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¿Cuantas veces se había sentado ya frente a la barra de aquel bar, con uno de sus dañinos amigos en una de las manos y el corazón en la otra? La verdad, ya no se molestaba en seguir la cuenta de algo que no parecía disminuir con el tiempo, porque ahí estaba de nuevo, rodeado de personas que no conocía y con la fuerte música ocupando toda su mente, quitándole el espacio a cualquier pensamiento innecesario.

Había prometido dejar de hacerlo, juraba que iba a empezar a cuidarse para no terminar muerto por alguna clase de exceso, pero ahora, ahora mismo le daba igual, porque esa noche sólo buscaba reemplazar las razones por las que su boca parecía tener un sabor amargo, deseando en silencio que la razón dejará de ser aquel hombre y sus acciones.

—Alex — Suspiro, dejando el vaso sobre la barra y mirando de reojo al tipo de alborotados cabellos castaños.

—¿Cómo me encontraste? — preguntó tajante, sabiendo que el alfa se había sentado a su lado aún sin mirarlo.

—Siempre vienes aquí — mencionó sonriente, colocando uno de sus codos contra la barra para descansar su mejilla. Así le resultaba mas facil mantener la vista fija en el—, creo que ya deberías buscar otro lugar para esconderte.

—Si, debería.

Sabía que Fargan no tardaría en desesperarse por no obtener ni una mirada, por lo que, no le sorprendio cuando este colocó su pierna bajo su banquillo y le dio la vuelta, haciendo imposible el no mirarlo y provocando que perdería un poco el equilibrio debido a lo brusco del movimiento.

—¡Hey!

—Lo siento — se disculpó al instante, aunque no pareció hacerlo por su reciente acción.

—Nisiquiera sabes porque te estas disculpando...— murmuró cabizbajo, tratando de no caer en la trampa que eran aquellos ojos ámbar.

—Creíste que estaba coqueteando con una beta — afirmó, ganándose una de sus peores miradas.

—¿Creí? — preguntó incrédulo—, pero Fargan, si estabas pegado a ella como si fueras un puto imán, no me jodas — Sus manos se hicieron puños sobre sus muslos y sus finas cejas negras se juntaron tanto que no parecía existir aquel espacio entre ellas.

—Ideas tuyas — Su paciencia se acabo, siendo aquella vaga respuesta la última gota que estaba dispuesto a soportar. Se levantó, alcanzando el suelo de un pequeño brinco y antes de comenzar su camino devuelta a casa, le respondió con el enojo reluciendo cual diamante en cada una de sus palabras.

—Es que, encima venir aquí a decirme que todo son ideas mías — apretó la mandíbula unos segundos antes de añadir—. Me largo.

Uno, dos o tal vez tres pasos fueron los que logró dar antes de que alguien tomara su muñeca para impedir que siguiera caminando, resultando algo obvio el quien había sido, incluso sin mirarlo podía reconocer la suavidad en su agarre, algo tan raro en un alfa como un aroma dulce.

—Espera, ya te digo yo que no vine solamente a eso — aclaró, realizando lentos movimientos circulares con su pulgar sobre su piel para relajarlo, un detalle difícil de ignorar—. Escucha, no estaba coqueteando con ella, ni me gusta ni es mi tipo, pero, sólo para confirmar — Hizo una pausa, dudando, como rara vez lo hacía, de sí estaba bien decir aquello— ¿desde cuando tu y yo tenemos algo?

Alex se quedó en silencio más tiempo del que le hubiera gustado, tratando de procesar la información. Fargan tenía razón. Desde aquella noche, ninguno de los dos había intentado hablar nuevamente sobre el tema, así que, técnicamente, eso hacía a sus celos una sensación injustificada.

Aᴘᴜᴇsᴛᴀ [ꜰɪɴᴀʟɪᴢᴀᴅᴏ]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora