Medicina

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ELIJAH

Fue un error llevarla a la isla, pero ¿quien carajo la manda a distraerse?

— Ava, despierte, necesito que beba ésto — le extiendo la medicina secreta de mi padre contra el veneno

No abre los ojos, solo hace leves muecas, la tomo en brazos, la siento apoyándola en mi pecho para hacer que beba la medicina, bebe un poco y vuelve a caer inconsciente.

Hasta que minutos después...

— ¿qué piensas de mí? — dice tomando la almohada y abrazándola.

No le contesto

¿Para que? Ya sé que está divagando por la mezcla de ingredientes que le puse al antídoto para el veneno de serpiente.

Aunque la verdad  quizá me pasé de alcohol, o no era esa la receta.

— y dime robot, ¿tienes novia? ¿la amas? ¿por qué eres tan serio?, no te duele la cara de tener siempre la misma expresión...— mira hacia el techo, como meditando algo, y en instantes se echa a reír como loca — ¿misma expresión? ¡Ja! si no tienes — 

¡Por favor que deje de hablar ya!

Ella sigue carcajeándose como demente.

Quien lo diría, no parece ser la misma de ayer, cuando llegó con su apariencia gótica, su cabello rojizo despeinado y con cara de odiar a todo el mundo, pero claro, su buen humor solo se debe a la medicina.

Aprendí todo lo que sé por mi padre, el mejor de todos, sin embargo, se fue dejándome con la duda en la cabeza, 

— tu eres...— fue todo lo que dijo, su enfermedad no le permitió un aliento más.

¿Soy qué? ¿Muy fuerte? Es lo que siempre dice una persona que sabe que no volverá y deja a alguien importante 

Y vaya que se equivocó, si era eso lo que quería decir, fuerza es lo que necesitó ahora para no lanzar al lago de nuevo a ésta chica fastidiosa.

Busco en los cajones del armario unas vendas para cubrirle la pantorrilla, y dejarla sola con su locura.

— oye! Ssh elijah, eliiijaaah, robot amargado — me llama, no obstante la ignoro. — mirame ¡te estoy hablando tarado! — insiste

¿No qué tan callada?

<<oye, porque la casa se mueve, nos estamos hundiendo?>> - cierro los ojos y agarro aire, reprimiendo las ganas de ahora sí, lanzarla al agua.

Encuentro las vendas y el agua oxigenada, para que no se le infecte donde la mordió la serpiente.

- recuestece - ordeno sin verla - y cállese - agrego.

— nooouuu, tu no me mandas...— hace una pausa — oye, eres el primer chico que me trata así, bueno, en realidad eres el primero que siquiera me nota — lanza un suspiro.

Ruedo los ojos, mientras enciendo una vela, el invierno empieza a llegar, por lo que el cielo está un poco oscuro, y aquí no hay electricidad, la planta de energía está como a 15 kilómetros atrás.

— oye, ¿por qué me trataste así en la... en la mañana? — un ataqué de tos se apodera de mi garganta, recordando lo sucedido en la mañana, y como se le pegaba la pijama al cuerpo, aparte de las fuerzas sobrehumanas que tuve que hacer para no detallarla tanto, tengo una orden, y verla de otra manera no está en ella.

Volteo a verla, lo que hace que esa lucha interior, regrese a mi mente.

- ¡¿qué hace?! - intento sonar frío

En la casa del lago [Concluida ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora