Encuentro

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¡¿Qué se supone que estoy haciendo?!

Me detengo en media carretera, volviendo a mi debate interno de, si debería seguir, o dar vuelta al auto y regresar a la que ha sido mi vida por tres años.

— pa... — balbucea Sebastian.

— aun está de viaje, lo siento sebas.

¡Rayos!

Debo hacerlo aunque me lastime volverlo a ver.

Sigo mi marcha hacia el lugar al que pensé que jamás regresaría.

El día es frío, demasiado frío, incluso hasta pareciera que va a llover, los recuerdos de éste lugar se reproducen en mi mente, jugandome una mala broma.

Llego a la casa, estaciono el auto en el patio.

¡Bien!

Un respiro, dos respiros.... Veinte respiros. No me siento lista, pero debo cerrar ciclo de una vez.

Tomo mi bolso y a mi hijo y salgo del auto, apenas doy dos pasos, me detengo al ver a Sofía frente a mí.

— ¿qué haces aquí? — mira a sebastian y sus ojos se humedecen. 

— ¿ En donde está elijah? — pregunto fría, a la que se supone es mi mamá.

— no se encuentra, está en el pueblo con anabelle, su esposa.

Siento un dolor en el pecho y una sensación como si algo caliente me quemara el estómago.

— ¿esposa? — asiente.

Me debato si irme o no, veo como mi hijo le extiende los brazos a la que sería su abuela.

Me acerco con el niño en brazos, ella apenas lo tiene cerca lo carga.

— es muy hermoso — deja salir las lágrimas.

— es tu nieto — digo viendo hacia otro lado, tengo sentimientos encontrados y no quiero darlo a demostrar, después de todo, esa señora sólo es la abuela de sabastian, solo eso, nada más.

Se queda en silencio ante esa declaración, pero no le doy vueltas al asunto.

— debo irme — cargo de nuevo al niño y camino hacía el auto, un impulso me lleva a dar la vuelta y decir: — adiós, mamá — abre sus ojos como platos y más lágrimas bajan por sus mejillas, acomodo en su sillita a Sebastian y subo adelante tras el volante.

Quería que ella supiera, que yo sabía toda la verdad, aunque quizá había sido un error y debía dejarlo así.

Después de todo, ella nunca había estado para mí y regalarme no había sido tan difícil.

— espera — la veo acercarse, pero sin darle oportunidad enciendo el auto y lo pongo en marcha.

Esperé.... perdí a mis padres y ella no fue por mí, es tarde ahora.

Llevo mi vista totalmente empañada, lo sucedido me dolió en cierto modo, y darme cuenta de que Elijah está casado lo hace peor.

En especial porque ese idiota no merece que yo aún lo ame.

Me detengo rápidamente al ver demasiado cerca otro auto, sin embargo al tratar de detenerse pega con la parte trasera de su auto en el parachoques del mío.

Me seco las lágrimas y reviso que sebastian esté bien, gracias al cielo no le pasó nada.

Veo al tipo bajarse del auto entre el humo.

— ¡oye! ¡¿qué te pasa imbécil?! — comienzo a toser al tragar humo.

— ¿por qué se detuvo así loca? — y es ahí cuando todo se va al carajo.

El humo desparcece, dejándome frente a la persona que para mi desgracia aún amo.

El tiempo parece congelarse entre su mirada y la mía.

Hasta que recuerdo que no estaba sola y bajo a Sebastian del auto.

— aparte de idiota, eres... — muerdo mi lengua para no decir, todo lo que quiero decir, frente a mi hijo.

— como siempre causando problemas ¿no?. — lleva sus manos a su cintura,  soltando un resoplido — ¿y si por tu irresponsabilidad lastimabas al niño?.

Tiene razón, pero hubiera sido peor si seguía conduciendo en ese estado.

— ¿a ti qué mas te da? ¿Preocupación de hermano? — ladea la cabeza ofuscado.

— ¡maldita sea, Ava! ¡¿Puedes cerrar la boca una sola vez?! — se acerca y retrocedo — ¡¿crees que fue fácil para mí dejarte ir?! — grita.

Dejo salir una risa sardónica.

El tema de discusión ha cambiado aceleradamente.

Tomo aire y clamo paciencia.

— ¡sí! ¿o acaso no fuiste tú el que dijo que era una insignificante y fastidiosa niñata? — se tapa el rostro con ambas manos y deja salir un grito de frustración.

— ¿sabes qué? Tu vienes conmigo — me toma de la mano libre y me intenta llevar con él, niego y me suelto de su agarre.

El bebé comienza a llorar asustado por la situación.

— dejame en paz Stone, ¿por qué no vas y agarras así a tu esposa? — sonríe sarcástico y me vuelve a tomar de la mano, nuevamente me suelto. Los autos de atras comienzan a pedir paso.

— estás asustando al niño — me vuelve a agarrar la mano.

¡Cuánta terquedad en una persona!

— ¿y a ti qué? ¡Es mi hijo...!

— ¡NUESTRO hijo — Puntualiza. Me quedo totalmente bloqueada al escucharlo decir eso, tanto así que no sé en que momento entré en su auto.

— ¿cómo sabes que...? — me abofeteo mentalmente y cambio mis palabras por completo. — No es tu hijo.

— ¿en serio creías que Gabriel y Erick viajaban una vez por semana a Francia?.

¡Desgraciados!

— ¿de dónde conoces a mi esposo?

Sí, dije mi esposo, aunque no sea más que mi mejor amigo.

— desde el día que le di las felicitaciones de bodas, y luego me fui.

Bien, al parecer de nada me va a servir negarlo.

— ¡no tienes derecho sobre él, ni siquiera te conoce...!

— pa...pá —  Sebastian le extiende los brazos.

Traidor

— ¿cómo....?

— Gabriel y Erick.

¡No les vuelvo a confiar a mi hijo!

Estar de nuevo junto a él hace que esos recuerdos en los que fui suya me regresen a la memoria, y por más que quiera ignorarlos, el olor de su perfume me lo impide.

Pero sería demasiado tonta, si después de todo lo que me dijo, vuelvo a él.

Y no soy así.

En la casa del lago [Concluida ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora