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- Qué tomas? - preguntó Lú

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- Qué tomas? - preguntó Lú.

Una vez en casa de Cornelio. Axel estaba aún despierto viendo la televisión. En ese momento
no le importaron las diferencias. Y
mucho menos que hace unas horas
le había tenido temor o algo así. Solo
quería hablar con alguien.

- Tekate - contestó él. Y tomó de la
lata una vez más, - Cornelio no viene
contigo?

- No. -respondió ella, seca. - a
preferido quedarse con la muy zo... con su amiga.

- Norma?- Axel esbozó una sonrisa
cómplice.

- ¿Tienes otra Tekate?

- Si, en la nevera...

Lú abrió y agarró una lata, para luego cerrarla y seguir con la conversación.

- Si Norma. - puso los ojos en blanco.
Odiaba el solo hecho de recordar su
nombre. Había tenido que soportar
toda una noche con sus estúpidos
cariños hacia Cornelio. Había tenido que soportar observar como es que se
le pegaba siempre, lo tocaba. Y por
último, tener que aguantar como Cornelio apuntaba sus ojos a los senos de esa Zorra.

- Te cae mal?

- Debería caerme bien? Es una...

- Dilo...

- Zo.rra? pu.ta? Que se yo. Pero Cornelio tampoco se queda atrás...

- El también es una zorra?- Lú rio al escuchar esa pequeña pregunta.

- Es un idio.ta... - tomó de la Tekate.  Aunque Lú odiaba el sabor de
esa bebida, necesitaba ahogar esa furia que tenia adentro con algo.

- ¿Qué hizo?

- ¡La miraba siempre!

- Mujeres.. - Axel blanqueó los ojos.
Lú se sintió ridícula. Al menos por un momento. Pensándolo bien habia quedado mal con aquella familia. La misma que, como le habían contado, había ayudado incontables veces a Cornelio en su niñes.

- No puedo creer que te den celos de
Norma.

- Ya déjame. -le dijo Lú.

- Tú le gustas a Cornelio... - le dijo él.
Sincerándose. Realmente lo sabía.
Realmente lo notaba. Esta vez no se
trataba de la simple mujer que traía a
su casa por un día, fo.llaban y no la veía nunca más. Sentía que estaba vez era importante para Cornelio.

- No lo defiendas, vale?

- Está enamorado. Te lo juro. - le volvió a decir.-de otra manera no estarías viva.

Eso le enfrió la sangre por completo.
Pero parte de esa enorme sinceridad
era cierta. Cornelio se moría por ella.
Tanto... que no se atrevería a hacerle
nada nunca. De pronto se escucharon las llaves interceder en la cerradura de la puerta principal. Es él... pensó Lú.

De inmediato se tomó lo que pudo de la lata de Tekate y dejó lo que quedaba sobre la pequeña mesa de centro. Antes de irse a la habitación,
se volteó para decirle algo a Axel.

- Gracias. -le sonrió ella. Una sonrisa
sincera. Y tal vez...y solo tal vez... por
una milésima de segundo, Axel
pudo entender porque Cornelio se había enamorado de ella.....

S-E-C-R-E-T-O-S ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora