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-Tío! -lo saludó Axel. Cornelio lo abrazó de igual manera, sosteniendo las maletas con el otro brazo, la suya y la de Lú. - yo te hacía muerto...
- Ya vez que no. - le negó Cornelio con una gran sonrisa en los labios. Volver a Obregón era volver a su casa, a su hogar, a sus amigos. Viejas anécdotas se le venían en la cabeza, buenas...y otras malas. Se adentró a su casa.
- ¡Cornelio! - saludó Raúl, un saludo en especial que ellos dos manejaban con las manos. - ¡jo.der hasta que apareces! - traía el torso descubierto y dos grandes tatuajes yacían ahí.
- No es para tanto, hace tiempo que no venía a Obregón y quise pasar por aquí.
- Vaya...- murmuró Axel, observando por la ventana.
- Qué? - preguntó Cornelio.
- Así que... Marcó tenía razón.. - le dijo Axel. Sin perderse nada de lo que estaba mirando. - estás con ella. - Raúl le siguió la mirada, de inmediato soltó un silbido. Lú estaba buenísima.
- Jo.der..- se quejó Cornelio, dejó las maletas en el suelo. Lú aún estaba en la camioneta, acomodando algunas cosas que se habían desarreglado durante el viaje en su mochila de mano.
-Cuál es tu problema con eso?
- No puede estar aquí.. - intervino Raúl.
- Esta es mi ciudad, mi casa, nada va a pasarle mientras yo este con ella.
- Dices eso con tanta facilidad eh? Seguro te ha hecho perder la cabeza.. - Raúl tomó de su lata de Tekate ya empezada. - no te culpo... está buena...
Cornelio endureció la mandibula. Trató de olvidar el comentario.
-Sabes cual es problema?
- Que hemos matado a sus amigas...ese es el problema. - le dijo Axel.
Cornelio miró por la ventana - Lú las recordaría?
- Por supuesto que sí pedazo de imbécil, no debiste traerla aquí. - le dijo Raúl.
- El problema es que va a delatarnos cuando lo recuerde.- dijo seguro Axel.
- Ella no sería incapaz...
- Ni siquiera la conoces... - dijo Raúl.
- ¡Tú no la conoces! - les gritó. Raúl y Axel se quedaron en silencio al ver a Lú entrar por la puerta principal. Cornelio endureció los pómulos. Bajó la guardia. Trató de dedicarle la mejor mirada posible, aunque en el fondo estuviera más cabreado que nunca.
-Todo está bien? - le preguntó Lú entre susurros, solo para sus oídos. - Si.. - le dijo él, casi sin voz. Observó a Axel y Raúl, tratando de hablarles con la mirada. No quería peleas con Lú ahí. No con ella. - él es Axel y él es Raúl... - le presentó.
Lú saludó, estirando las manos hacia los dos. Un pequeño destello se abrió en su mente. Un recuerdo. Ella atada de manos. Llorando. Cerró los ojos con fuerza para volverlos a abrir. Son ellos... sí, si... Lú se volteó a mirar a Cornelio, con una mirada llena de pánico, miedo.. todo a la vez. El podía entender su mirada por completo, sabía lo que queria decirle...
- Tranquila guapa... - le dijo uno de ellos, el más alto: Axel - nadie va a hacerte nada...
Ella retrocedió unos pasos, chocando con el torso de Cornelio. Sintiéndose aliviada por sentirlo cerca y saber que todo andaría bien mientras él estuviera. Cornelio le acarició la cintura, abrazándosela.
-Lo pasado es pasado vale? - le dijo Raúl. - nadie tiene por qué recordar eso...- Y no quiso decir más.
Todo esto le dolía muchísimo. El secuestro. Sus amigas. Sus muertes. El simple hecho de saber que estaba junto a los asesinos de ellas. Que los conocía. Que acababa de darles la mano. No sabia como reaccionar. Ella había pedido todo eso, ir para haya...conocer a los amigos de Cornelio, su ciudad..saber más de él. Se pondría a llorar. Era débil ante el pasado. Pues aún le dolía, aunque trataba de ocultarlo.
- Dónde está Valentín? -preguntó Cornelio. Se acercó a coger sus maletas tendidas en el suelo.
- Nadie lo sabe - contestó Raúl...
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