Capítulo 14.

58 6 9
                                    

20:00

-¿Dónde está Megara? -preguntó Rosemary.

-No lo sé y me estoy poniendo de los nervios -contestó Carl intentando mantener un tono normal-. ¡Joder esto no es normal! ¿Tania y luego Megara? 

Sin poder retener su rabia, le dio un puñetazo fuerte a la pared. Empezó a sangrar por los nudillos pero no le importó. Golpeó varias veces más la superficie y luego apoyó su espalda en ella. Se sentía frustrado y muy perdido.

Todos habían vuelto de sus misiones -por así decirlo-, y otra vez estaban en el salón. Nadie dijo nada acerca de la búsqueda, de modo que se dio por hecho la falta de pistas. Cuando Carl fue a buscar a Megara no la encontró y eso no le dio buenas vibraciones. Si ella le dijo que se iría por la mañana, así lo haría. En cambio, era de noche y no estaba. Probablemente, por no decir seguro, le habría pasado algo malo.

-Tranquilízate Carl -dijo Shannon con una voz muy tierna mientras lo abrazaba.

-No puedo, ¿Sabes qué es que en un día pierdas a dos de las personas más importantes de tu vida?

Shannon se deshizo de su abrazo y lo miró con confusión para luego cambiar su expresión a uno triste.

-Te mentiría si te dijera que no.

Esta vez fue Carl el sorprendido. Abrió la boca para decirle algo pero no pudo, ya que Harry lo interrumpió.

-¿Y tus hijos? ¿Están ellos? 

-Sí. Antes los he dejado haciendo algunos deberes y les he dicho que vieran una película más tarde. Se supone que estamos reunidos hablando de temas de adultos que no les incumben -contestó Carl.

-Eso está bien, mejor que estén lejos -comentó Harry pensativo.

Todos se callaron. El ambiente era un tanto extraño. No sabían qué hacer ni qué decir. Todo era tan inusual. Semanas -o días- atrás todos tenían vidas normales, o no tanto, pero desde luego no andaban preocupados por desapariciones familiares.

-Me parece que no haremos nada saliendo fuera, ¿Qué tal si hablamos? Estoy segura de que todos aquí tenéis algo interesante que decir, ya he visto algunas cosas que me extrañan- insinuó Rosemary tras un largo silencio.

-¿Cosas que te extrañan? -preguntó curioso Carl.

-Oh, por favor, ¡no me digas que no habéis pensado que cualquiera de esta sala pudo ser el responsable! -contestó ella.

-Rosemary esas acusaciones son muy graves, no digas nada sin pensarlo. Nadie duda de tí -habló Shannon.

-¿Puede decir lo mismo tu marido? -preguntó mirando directamente a Clyde, quien se hizo el sorprendido.

-¿Qué quieres que te diga? ¿Que no he sospechado de tí? Evidentemente, he sospechado. Y no me arrepiento -dijo con cara desinteresada-. Rosemary, casi no nos conocemos y no me gusta confiar en la gente de buenas a primeras.

-Si empezamos así yo puedo dudar también de Carl, ¿Quién dice que no haya matado a su hija?

Clyde no contestó. Simplemente se quedó mirándola, ojiplático. ¿Cómo podía decir eso tan libremente? Entonces, en Carl despertó algo. 

-¡¿Cómo te atreves?! ¡¿Cómo puedes siquiera pensar que quiera hacer daño a mi familia?! ¡¡O a cualquier humano!! ¿Te has oído? -gritó fuertemente. Del enfado, se fue acercando a Rosemary, observándola detenidamente. Él respiraba aceleradamente y su pecho subía y bajaba. Ella no desvió la mirada en ningún momento.

-¿Y yo qué sé? ¿De quién más puedo dudar? Tú fuiste el que no acudió a la habitación de Tania la otra noche.

-Rosemary, no creo que eso tenga que ver -intervino Clyde. La verdad era que dudaba de Carl pero más lo hacía de la peculiar mujer que lo acusaba. 

Efímera mortalidad {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora