Real Wild Child

Chapter 26: Fear of the Dark

Aquella semana fue extenuante para todos. Parecía que se habían desencadenado todos sus mayores miedos, uno tras otro, sin darles tregua para asimilarlos. Era como si hubiera pasado años y que esa semana no acabaría nunca. Sin embargo, el temible viernes llegó, siendo tan esperado como lo había sido por todos, los nervios estaban a flor de piel.

Kyuhyun no sentía la fuerza para cantar, había perdido la voz con la partida de Henry. No había salido de la cama para otra cosa que no fuera ir a ensayar.

Yesung había estado durmiendo en el suelo de la antigua vivienda que solía okupar. Intentó contactar con Kibum, pero este parecía haber desaparecido.

Sungmin, quien solía lucir relajado, había roto un par de cuerdas de la guitarra y eso le había llevado a montar una escena de cólera digna de Jungsoo.

Donghae había sacado los billetes y hecho las maletas. No sabía que esperar de aquella noche, lo que sí sabía es que se enfrentaría contra quien hiciera falta por Hyukjae.

Heechul estaba con una calma pasmosa, en el fondo no pensaba que KangIn fuera a pegarle un tiro; como mucho trataría de volver a encadenarlo a la Kkangpae. Quien le preocupaba era Jungsoo, él sí que corría verdadero peligro. Sungmin también estaba hasta el cuello de mierda. Al final serían recordados por la banda que fue asesinada en su primer concierto.

ZhouMi estaba de los nervios. Desaparecía sin dar explicaciones, volvía con los ojos rojos y parecía tener la necesidad de decir algo que no conseguía verbalizar. El coreano trató de no presionarlo aunque lo cierto era que se estaba impacientando por esa actitud. Lo veía recorrer su apartamento a grandes zancadas, mordiéndose las uñas y mirando el suelo como si tuviera un debate interno.

-¿Vas a decírmelo o tendré que extorsionarte para que me lo cuentes?- trató de bromear, aunque la sonrisa se le borró al ver el rostro contraído por el miedo del otro- ZhouMi, dime qué pasa.

-No te he dicho toda la verdad.

-Estás casado, ¿no es cierto? No eres el primero. Aunque hubiera sido un detalle saberlo.

-No es eso, Heechul, no soy quien crees que soy.

A estas alturas de la conversación ya tenía un nudo en el estómago, como si su mente tratase de anteponerse a la explicación del chino. Estaba asustado de lo que pudiera escuchar. Se estaba enamorando, no quería tener que renunciar a ese sentimiento mucho antes de exprimirlo. En silencio hizo dos tazas de infusión relajante y se sentó en el sofá cruzando las piernas.

-No te interrumpiré. Dime lo que tengas que decir.

ZhouMi tomó una enorme bocanada de aire. Trató de sentarse pero se incorporó inmediatamente debido a los nervios. Miró al chico de pelo semi largo y le ofreció una sonrisa que no llegaba a los ojos. Tenía que hacerlo, Heechul se merecía saber la verdad de su boca.

-Mi padre no era un buen hombre. Estaba envuelto en asuntos turbios y tenía malas compañías. A pesar de haberse ganado un lugar privilegiado en la Tríada no es que fuera muy listo. Era soberbio y se creía por encima de todo, incluso del jefe de la mafia. No diré qué deudas contrajo con el padre de Hangeng porque ni yo mismo estoy seguro de la magnitud del asunto: pero tuvo que ser algo realmente gordo por la forma en la que murió. Aunque, si el padre era la mitad de sádico que el hijo, no hacía falta una gran excusa para ejecutar una muerte tan atroz.- Heechul trataba de seguir el hilo pero lo cierto es que se había perdido en la explicación. ¿El padre de Hangeng era jefe de la mafia china? – Según las leyes de la Tríada, las deudas se heredan por lo que, con la muerte de mi padre yo contraje la deuda. Hangeng ocupó el lugar de jefe cuando asesinaron a su padre. No tuve elección, Hee, me quitaron la oportunidad de elegir qué tipo de persona quería ser. La única opción que tengo es ser fiel a los mandatos de Hangeng o morir.