Chapter 4: The kids aren't alright

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-He venido en cuanto he podido.

Un transpirado Sungmin entró en el bar, siendo observado por cuatro pares de ojos.

-¿Están ahí fuera los matones?-preguntó desesperado Jungsoo.

-No hay ni un alma. Y si nos encontramos con esos cabrones puedo hacerles una llave- habló con la voz entrecortada por falta de aire. En cuanto recibió el mensaje desesperado de su amigo explicándole en el lío que estaba metido, corrió para ayudarle. Ambos se habían conocido en su época oscura, aquella cuyos recuerdos permanecían turbios debido a la ingesta cantidad de drogas que consumían por aquel entonces. Eran unos yonkis de la adrenalina, buscándola desde en peleas como en drogas estimulantes. Incluso habían llegado a los puños más de una vez por el puro placer de liberar endorfinas. Desde que habían dejado ese mundo de decadencia, cada uno había seguido por su camino tratando de desprenderse de su imborrable pasado delictivo. Hasta que Jungsoo lo llamó pidiéndole si quería ser el guitarrista de su banda ya que sabía que el otro era un prodigio del instrumento. Sungmin era la única persona de ese sórdido ambiente en el que podía confiar, siempre dando la cara por el mayor.

Los DJ's y Heechul observaban a ese par con interés. Ninguno quería problemas: el baterista porque no quería verse en problemas por culpa de su irresponsable líder, los chinos por miedo a las represalias de las autoridades estando en un país con leyes estrictas respecto a los extranjeros.

-Nosotros nos vamos ya, ha sido un placer conocerte, Xī Chen- le sonrió coqueto Hangeng.

-El placer ha sido mío, en serio- respondió el coreano juguetonamente.

ZhouMi se acercó a éste, depositando un tierno beso en su mejilla, sonriéndole encantadoramente.

-Espero que nos volvamos a ver- le susurró con voz suave, provocando que un escalofrío de anticipación recorriera la columna del batería.

-Gegè, cuídate- dijo Hangeng en tono serio observando a Leeteuk.

El líder lo observó con el semblante taciturno: ¿qué le importaba a ese completo desconocido si le pegaban una paliza? Sólo era un rollo de una noche para Heechul. Los chinos se marcharon, dejando a los tres amigos observándose sin saber qué hacer o decir.

-Iba a hacer un trío con los chinos más calientes que he conocido y te da por llamarme a mí- se quejó- La próxima vez llama a Sungmin directamente.

-¿Acaso crees que no lo he hecho? Si necesitase la ayuda de alguien para protegerme al último que llamaría es a ti- escupió con rabia- eres un flacucho cobarde que lo único que sabes hacer es chupar pollas.

-A ti te salió caro eso de mamársela a un líder narcotraficante, ¿no?- "donde las dan las toman", pensó con rencor Heechul.

-Callaos de una vez, me dais dolor de cabeza.

El batería fulminó con la mirada al menor de los tres: ¿acababa de llegar al grupo y ya se tomaba el privilegio de mandar a sus hyungs? Al final iba a resultar más insolente que el propio Kyuhyun.

-¿Qué haces?- preguntó el líder al ver cómo Heechul llamaba por teléfono.

-Llamar a Siwon para largarme de este antro. Por lo visto vosotros dos os las apañáis solitos para defenderos... ¡Me cago en la puta! ¿¡Por qué mierda apaga el móvil!? –Volvió a marcar, esta vez llamando a su fiel dongsaeng - ¡Kibum-ah! ¿Sigues teniendo el coche de Siwon? Necesito que me recojas...

El móvil de Kibum llevaba sonando insistentemente desde hacía rato. Miró la hora, sólo eran las siete de la mañana. Volvió a acurrucarse pero el infernal pitido del teléfono volvió a sonar. No le dio tiempo a terminar de descolgar que ya tenía a Heechul ordenándole.

Real Wild ChildDonde viven las historias. Descúbrelo ahora