Capítulo 3.

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Pov Normal

Dos semanas habían pasado de que habían ingresado como alumnos en el CNP y habían arrasado con todo a su paso, en tan sólo ese tiempo los dos hermanos de otra madre habían demostrado lo bien que se les daba desempeñar el trabajo, cosa que había hecho sentir algo orgulloso al superintendente que les había tomado ya de antes un cariño un tanto especial.

Gustabo se había vuelto de los mejores a la hora de hacer negociaciones en los atracos y Horacio era con quién podían contar a la hora de una buena puntería.

Aunque eran pocos los días que llevaban, habían acudido a muchos atracos y persecuciones por lo que podría decirse que ya casi le agarraban la mano.

Horacio aprovechaba cada momento del día que volvían a por alguna cosa a comisaría y pasaba por recepción a ojear al comisario Volkov, le sonreía o le guiñaba un ojo, cosas que el mayor siempre ignoraba completamente ya que no acababa de caerle en gracia el alumno.

Ese día en particular, Gustabo fue a patrullar por primera vez en binomio con Greco, y Horacio se encontraba en el despacho del Superintendente ya que le había pedido un favor.

Se encontraba sentado frente a su escritorio, observando las chapas colgadas en unos cuadros a su lado, tal vez con trabajo duro él igual conseguiría una.

La puerta se abrió de repente dejando espacio a que entrara el superintendente arreglándose la corbata.

— Buenas, papu — saludó Horacio, sin perderle de vista hasta que el mayor se sentó en su respectivo asiento.

— "Superintendente" — corrigió Conway, para luego soltar un suspiro y mirar con desaprobación al menor — Horacio, ya aprende a arreglar tu camisa de una puta vez, ¿No? —

— E-es que es difícil, Super. Nunca antes usé un uniforme... — Horacio miró hacia un costado algo avergonzado.

— Vale, no te rayes, te vas a acostumbrar — Conway sonó más tranquilo, queriéndole reconfortar un poco.

— ¿Para qué me necesitaba, super? — preguntó el alumno en desespero de cambiar de tema.

— Déjame explicarte. Lo que necesito de ti, es que al final del día vengas a mi despacho y me informes de tu 10-33 — el Superintendente sacó un paquete de cigarrillos de un cajón al igual que un encendedor y no tardó en encender uno en sus labios.

Mientras un pelirrojo lo observaba con confusión.

— ¿A qué se refiere? — Horacio acomodó un poco su cresta pensativo.

— Por hoy voy a asignarte a otro compañero, ¿Vale? Y necesito saber si está listo para patrullar, es todo — el mayor dió una bocanada a su cigarrillo y dejó el humo salir lentamente.

— Pero yo soy un alumno, papu — el de cresta lo miraba tratando de descifrar algo.

— Yaaaa. Mira, cuando termine el día, te contaré de qué se trata, ¿Vale? — el superintendente dejó un momento el cigarrillo apoyado en el costado del cenicero sobre su escritorio y prosiguió a ponerse de pie.

Conway dió unos pasos al centro de la habitación y le hizo una señal al menor para que fuera hasta él. En un momento ya tenía al contrario enfrente suyo.
Llevó ambas manos a la camisa de Horacio y comenzó a acomodar su cuello mientras el adverso sonreía un poco, que el superintendente le acomodara su uniforme le hacía sentir especial y eso le gustaba.

— Escucha, Horacio, él no sabe que lo estarás vigilando así que ni una palabra — el mayor terminó de arreglar su uniforme y lo miró con una cara seria de  "no la cagues".

¿Trato? ~ [ Volkacio ] ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora