¿Trato? ~ [ Volkacio ] ~

Capítulo 4.

Pov Normal

Horacio se llevó una sorpresa cuando abrió la puerta de su casa y se encontró al Superintendente, había ido a verlo ese mismo día en la noche.

— ¿Super? — Horacio lo miró con sorpresa.

— Venga, déjame pasar — Conway esperó a que el menor se hiciera a un lado e ingresó a la casa.

— ¿Qué hace el viejo aquí? — preguntó Gustabo cuando lo vio desde el sofá.

Rato después estaban los tres en el sofá, comentando cosas del trabajo y presumiendo sobre situaciones anteriores de los dos alumnos. Ahora Gustabo se había estirado y recostado sobre las piernas de Horacio, el cual lo dejó acomodarse como quisiera.

— Quería hablarte sobre lo de hoy, Horacio — finalmente Conway tocó el tema, mirando a los menores y ocultando una sonrisa que se le quiso formar.

— Yo...— el menor soltó un suspiro recordando su comportamiento más temprano y llevó una mano a acariciar el cabello rubio de Gustabo — lamento haberme puesto así, super —

— No puede evitarlo, abuelo — comentó su hermano en un tono algo bajo dejándose relajar por las caricias en su pelo.

— Es que... no lo sé, es Volkov — el de cresta dirigió la mirada a un lado.

— Cómo te encanta, eh — soltó Gustabo, para luego dejar salir un bostezo.

— Joder — el superintendente fue el que ahora soltó un suspiro — escucha, Horacio. Voy a explicarte —

— Dígame — el nombrado prestó total atención al mayor.

— Antes de que ustedes ingresaran al cuerpo, tuvimos una baja. Uno de los nuestros murió, y era alguien muy importante para Volkov. Era su mejor amigo, como su propio hermano — Conway se aflojó un poco la corbata tratando de que no afectara su voz aquello que estaba relatando.

— … — Horacio se quedó perplejo por la nueva información, y de a poco comenzó a atar cabos en su cabeza. Lo que le había dicho Greco, su comportamiento frío, todo iba encajando. Miró a Gustabo ya con los ojos cerrados dormido en su regazo y sintió su pecho doler al tan sólo pensarlo lejos suyo.

— Nos costó mucho manejarlo, fue... Bueno — aclaró su garganta — Volkov se tomó una licencia por tres semanas y hace poco retomó el trabajo. Justo cuando ustedes empezaron a trabajar — El mayor observó a Horacio que tan sólo seguía observando al rubio.

— Lo recuerdo — contestó el de cresta, haciendo memoria de aquel primer día en que había visto al comisario y le había flechado.

— Hoy fue su primer día patrullando después de aquello. Por eso te pedí que me informaras luego — terminó de explicar el superior.

— Super… — Horacio por fin le dirigió la mirada al contrario, sin embargo en sus ojos se veía algo de arrepentimiento.

— Dime — el superintendente se dedicó a observarle a través de sus gafas.

— Déjeme patrullar con él otra vez — dijo seguro.

— ¿Vas a poder manejarlo? — Conway sabía que podía confiar tanto en Horacio como en Volkov en que harían un buen trabajo.

— 10-4. Sólo debo comunicarme mejor — el pelirrojo asintió.

— Venga, pues mañana hablaré con ambos. Trataré de hacer las cosas más fáciles — el superintendente tenía entendido que sería algo difícil pero por ahora era su mejor y única opción.