Capítulo 17.

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Pov Normal

Cuando el turno laboral terminó, Horacio se apresuró en buscar a Volkov, el cual se encontraba terminando de llenar unos papeles en la recepción de comisaría.

Se acercó a él con una dulce sonrisa y se aferró al brazo del comisario, abrazándole mientras le miraba a los ojos.
Volkov se tensó y volteó el rostro con el ceño fruncido al momento de sentir aquello, sin embargo al notar que era Horacio el causante, su cuerpo se relajó y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro, ya que no lo había visto en todo su turno laboral.

— Comisario — le llamó el menor sin dejar de mirarle desde esa posición — ¿Viene a cenar con nosotros? —

— ¿Adónde sería, Horacio? — preguntó el ruso sin dejar de observar con adoración al contrario.

— Donde el viej... En la casa del Superintendente — se corrigió a sí mismo mientras hablaba.

— Mmm... Vale — respondió Volkov, para luego dejar lo que estaba haciendo a un lado y concentrarse por completo en el adverso — ¿A qué hora? —

— Tenemos que pasar al supermercado y luego ir hacia allá — comenzó a explicarle el de cresta — Gustabo ya se fue con papu porque le dije que iría contigo… con usted —

A Volkov casi se le escapa una risa por la forma en la que el menor se liaba con las palabras y las formas en que lo llamaba.

— Vale, espéreme en el auto — Víktor sacó las llaves de su automóvil del bolsillo y se las entregó al alumno.

Horacio las recibió e iba a darle un beso al más alto, pero sintió algunas miradas de gente entrando a Comisaría y se cohibió un poco, así que sólo atinó a darle otra dulce sonrisa e irse hacia el garaje sin más.

Una hora más tarde ambos llegarían a la vivienda del Superintendente, Horacio cargó todas las bolsas con comida chatarra y cervezas hasta la puerta y Volkov cerró el automóvil y caminó detrás suyo.

— Pasa, caranabo — se escuchó a Gustabo decirle a su hermano cuando abrió la puerta.

— Gracias, perraco — le respondió el de cresta, apresurándose en entrar y dirigirse a la sala de estar para dejar las cosas.

Víktor cruzó miradas con Gustabo que aún se encontraba en la puerta con cara de pocos amigos.

— Horacio me explicó lo que pasó — los ojos celestes del rubio eran potentes — Y me dijo que ahora eres su novio o algo así—

— ¿Ah sí? — preguntó Volkov, mostrando duda en su rostro y comenzando a pensar en qué momento había aceptado eso.

— ¿Qué, no lo sabía? — Gustabo frunció el ceño sin entender.

— De hecho no, no lo sabía — el ruso soltó un suspiro y llevó una mano a su nuca algo nervioso — Pero estoy bien con eso. Le dije que me quedaría a su lado y eso voy a hacer —

El rubio se quedó algo sorprendido por el actuar y las palabras del comisario, nunca pensó en verlo así ni de escuchar esas palabras de su parte.
Se rindió ante su molestia cuando recordó la sonrisa de Horacio ese día cuando le contó todo. Aquel hombre frente suyo parecía estar siendo sincero, aunque aún no confiara en él al cien porciento, reconocía a alguien de palabra cuando lo veía. Así que soltó un suspiro calmándose y asintió con la cabeza.

— Voy a confiar en usted, Comisario — Gustabo aligeró su mirada y sonrió de forma sincera — Usted sabe lo importante que él es para mí y que sólo quiero que sea feliz —

— Lo sé — el comisario se adentró de una vez a la casa y tocó el hombro de Gustabo al pasar a su lado — Le aseguro que yo también —

¿Trato? ~ [ Volkacio ] ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora