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Y los estudiantes del colegio Hogwarts despedían un nuevo año, uno que tal vez no había sido el mejor por culpa de Dolores.

— Te quiero —murmuró Draco mientras abrazaba a Charlotte—. Mucho, mucho, mucho, mucho

— Por Salazar, no sé porque te temen, si eres un terroncito de azúcar —contestó la azabache enternecida por el comportamiento del rubio.

— No lo comentes—dijo Draco, tratando de actuar intimidante, pero Charlotte no podía verlo más así.

La pareja estaba en uno de los compartimentos del tren. En el Hogwarts Express la nostalgia se hacía presente, como en todos los años cuando el momento de partir y volver a casa llegaba. Charlotte no sabía lo que le esperaba llegando a casa, no sabía que todo cambiaría.

En la estación ya esperaban a Charlotte sus padres, con una expresión vacía.

El tren se detuvo, finalmente habían llegado a Londres. Charlotte cargó su equipaje en sus brazos y miró hacía Draco, el estaba con los brazos cruzados.

— ¿No te vas a despedir de mi acaso?—dijo con un puchero, la azabache se acercó a el y lo abrazó.

— Adiós, mi amor—dijo Charlotte poniéndose de puntillas para darle un corto beso.

— ¿mi amor?

— ¿No te gusta?

— Me encanta, linda—contestó con una gran sonrisa.

— Bien, iré con mis padres, te quiero—dijo y salió del tren, sus padres como todos los años la esperaban ahí.

No sabía que cuando lo volviera a verlas cosas serían distintas.

Se a cercó con entusiasmo hacia ellos y los abrazó.

— ¿Cómo estás, cariño?—dijo su madre acariciándole el cabello—. Mi niña, te amo mucho—dijo para después abrazarla, cosa que confundió a Charlotte, su madre estaba mucho más cariñosa de lo normal.

— Bien, estoy bien—dijo aun con confusión—. No me digan que vamos a hacer de nuevo una aparición, por favor

— De hecho, nosotros si, pero a ti te traje los polvos flu—dijo de nuevo su madre entregándolos.

— Ugh gracias, mi cabeza no soporta las apariciones

(...)

Habían pasado unas dos semanas desde que ya había entrado había entrado a vacaciones los estudiantes. Charlotte luego de acomodar su jean bajó las escaleras.

— ¡Voy al callejón Diagon!—gritó Charlotte desde la planta baja lista para salir pero su padre la detuvo.

— Un momento señorita, ¿se puede saber a qué?—preguntó Jacob.

— A comprar unos libros—Jacob hizo una cara de confusión—. ¿Qué? Yo también me aburro, y además, me gusta leer papá, no me conoces nada

Su padre finalmente la dejó salir. Lo había engañado, no iría al callejón Diagon, iría a la madriguera a ver a su amigo Fred.

Caminó hasta el lugar, cuando finalmente llegó a la casa, se quedó afuera del jardín, buscando con su mirada a el pelirrojo, aunque bueno, esa casa estaba llena de esos.

Cuando por fin vió a alguien era uno de los gemelos, Charlotte conocía lo suficiente a Fred para saber que ese no era él, sino su gemelo.

Ella avanzó hacia él a paso rápido y el pelirrojo la notó.

— Disculpa, ¿Fred está aquí?—dijo la chica.

— Um, si—dijo amablemente, con la característica sonrisa de esos gemelos—. ¿quieres que le diga estás aquí?

Us; Our Story | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora