Capítulo 9

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Después de que Liam, Dustin, Erick y mi madre se marcharan a la mansión y los demás buscaran su respectiva habitación, decidí que era momento de hablar con mi señor esposo mientras desinfectaba sus heridas.

— ¿Me explicas que fue lo que paso allí dentro y porque Liam te dejo el rostro así? — señalo mientras le paso un algodón con alcohol por la ceja — no te muevas que estoy limpiando te esa herida — lo reprendo cuando se aparta del algodón.

— Es que la verdad ya no se si me quieres curar o lo que deseas es hacerme más grande la herida — mi boca se abre de la impresión, osea, tras que lo estoy curando y todavía me dice aquello !! Que indignación ¡¡ —! Ay no¡ lo lamento piccolo....

—!! Piccolo tulipano bianco mi trasero¡¡ — grito molesta y giro mi silla de ruedas para dirigirme hasta el ascensor y poder llegar a mi habitación.

— Kiara perdoname, lo siento muchisimo enserio — dice deteniendo mi silla y colocándose enfrente de mi — mi amor por favor ya no este enojada, por favor — levanto mi rostro y veo sus hermosos ojos llenos de arrepentimiento y no puedo evitar recorrer todo su rostro, Dios, es tan guapo que muero por volver a ser suya — siempre eh sabido que soy guapo, pero nunca pensé que fuese tanto como para ver a mi esposa babiar por mi.

Los colores se me subieron al rostro y limpie mi boca rápidamente, osea, de manera literal ESTABA BABIANDO.

¡UY NO! TÚ NOS HACES PASAR UNAS VERGÜENZAS.

- Callate Amber, no seas metida, yo estaba bien sin que tú aparecieras

Ay pues que pena querida, porque ya estoy de regreso en tu vida.

La carcajada de mi esposo me saca de mi casi diminuta discusión con mi entrometida consciencia.

— Ay por Dios, te ves TANNNN ADORABLE — me toma de las mejillas y me da un beso ligero que me hace quedar con unas ganas locas de devorarle la boca — que muero por hacerte el amor.

Una risita coqueta se escapa de mis labios y le robo un beso a mi esposo.

— Bien, con eso me dijiste todo — sonrió ampliamente y empujo mi silla de ruedas hasta el elevador, ni bien estuvimos en la tercera planta corrió hasta nuestra alcoba.

— Uy, tenemos prisa — digo de forma juguetona al verlo cerrar la puerta y quitarse la camisa blanca que tan bien se le ajustaba a su fantástico y fornido cuerpo  — me encantan tus abdominales mi amor.

Susurro seductora, mientras muerdo mi labio y recordó su cuerpo con descaro.

— Ay mi cielo, no Imaginad cuanto eh esperado por este momento.

— Cinco meses y diez días — respondo recordando el porque de tan larga espera.

— Así es, y no logras imaginar cuantas ganas tengo de hacerte mía.

Me tomo en su brazos y me sentó en la cama, luego empezó por sacarme el vestido que llevaba puesto y me dejo en ropa interior.

—¡Wow! Te vez tan hermosa.

— jajajjj yo me veo mas bien como un melón, mas no hermosa.

— Entonces eres el melón más hermoso y más sexy que eh visto en mi vida — respondió con voz ronca.

Acerco su rostro hasta la altura de mi cuello y soplo en esa parte logrando erizar cada vello de mi piel y llenándome aun más de deseo. Luego sentí sus labios besandome la clavícula y seguir un recorrido descendente hasta mis pecho, allí se detuvo un momento a quitar el brasier y admirarlo y llenarlos de besos, luego llego hasta mi vientre y lo beso con ternura.

La Viuda Negra 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora