《28》

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28.

— Nelson, atiende tu celular. — logré decir entre gemidos.

Movió sus caderas más rápido hacia adentro y afuera de mí, hasta que los dos llegamos al orgasmo.

— Te amo demasiado. — besó mis labios.

Adentró su lengua a mi boca mientras que yo mordí su labio superior.

— No dudes que yo también. — respondí cuando nos separamos.

Nelson sacó su pene de mi vagina, haciéndome soltar un gemido y estiró su brazo para agarrar su celular de la mesita.

— Es mi papá. — notifica, antes de atender la llamada.

Dios mío, tengo miedo de lo que vaya a opinar sobre mi embarazo. Tengo miedo de que haga uno de esos comentarios tóxicos, como: que le arruiné la carrera a Nelson o esas cosas. Pero, conociéndolo bien, no creo que diga esas cosas de mí. Siempre he sido como su hija, así que, hay que descartar esas ideas.

— ¿Aló? — por fin contestó Nelson. — Sí, estamos aquí… Está bien, los esperamos. — y colgó.

Lo miro y él me regresa la mirada.

— Mis papás vienen en camino. Necesitan hablar conmigo, y me imagino que contigo también. — dejó un beso en mi mejilla.

Suspiro.

Yo quería dormir, después de tanto movimiento he quedado agotada. Pero no queda de otra que dejarlo para más tarde y levantarme a vestirme para atender a mis suegros y futuros abuelos de mi bebé.

Me levanto y camino directo al baño. Me ducho rápidamente y después de secarme, salgo al cuarto, encontrándome el espacio vacío. Le paso seguro a la puerta, y comienzo a buscar una ropa que esté puesta pero que esté limpia — ustedes me entienden —.

Consigo mi franela negra con estampado al frente y un leggins del mismo color. Coloco mi ropa interior antes de plantar en mi piel loción humectante. Me miro en el espejo de la peinadora y observo mi vientre. Está un 5% cambiado, un poquito sobrepasado de tamaño, pero más nada.

No puedo creer que todos los meses vaya a cambiar de tamaño exageradamente. Espero y cuando dé a luz, me quede igual mi hermoso y admirable abdomen plano.

Admítanlo, es admirable, porque no hago absolutamente nada de ejercicios para tenerlo así. Y agradezco de que, coma como un gigante y gordo elefante, y aun así, poseer un abdomen plano.

También tengo que buscar lociones aptas para las estrías y comenzar a aplicarlas lo antes posible, para que no quede ni una huella de eso.

Acabé de vestirme, peiné mi cabello, apliqué un poco de fragancia en mi cuello, puse en mis pies unas sandalias planas y de último pero menos importante, agarré mi celular para abandonar el lugar. Lo primero que vi al salir del cuarto, fue a Nelson sonriendo con su celular al frente de su rostro.

— Pero qué lindo, vale. — halago, aun sabiendo que eso subirá su ego.

Él voltea y me sonríe.

— Como mi novia y futura madre de mi hijo. — contesta él.

Madre de mi hijo. Creo que aun no estoy preparada para ser llamada de esa forma por un niño. Espero y el tiempo me prepare para eso.

— Lo sé. — sonrío mientras lo abrazo por la cintura.

— ¿Te quieres tomar una foto conmigo? — plantea.

— Bueno. — accedo. — ¿No te vas a bañar?

— Más tarde.

Nos colocamos delante del cuadro que posee un caballo blanco y posamos. Duramos unos cinco minutos posando y haciendo muecas frente al celular, hasta que unos toques en la puerta nos interrumpieron.

La hermana de Gabo. // Nelson el Prince.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora