《26》

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26.

9 días después.

— Caro, ¿ya terminaste de desayunar? — termino de peinar mi cabello mientras entro a la cocina.

— Sí. — afirma y luego toma un sorbo de agua.

— Vamos pues para que llegues a la hora. — agarro mi celular y luego mi identificación para guardarlos en el bolsillo de mi jogger.

Amigos, es obvio que voy vestida como una loca, pero equis, nadie en el colegio me va a ver, y los vidrios del carro tienen papel ahumado.

Agarro las llaves del apartamento junto a las del carro, me despido de la señora Lucía — la señora de limpieza que comenzó a trabajar acá la semana pasada — y salgo disparada a bajar las escaleras con Caroli detrás de mí. Ella se está quedando conmigo desde el martes siete, ya que Nelson está quedándose en La Llanada por el trabajo que tiene, pero ya mañana se regresa y Caroli vuelve con Gabo.

Sobre la señora Lucía, es una mujer muy buena gente. Tiene sus cuarenta y ocho años de vida, pero por no tener dinero, está descuidada y obviamente aparenta muchos años más.

Sobre mí, comienzo el trabajo en tres días y la universidad la comienzo como en dos semanas con Gabo y Víctor.

Enciendo el carro cuando ya las dos estamos dentro para luego comenzar a conducir. Caroli le sube un poquito de volumen al radio y en éste se escucha Te gusta — Los Boys, el cuál las dos cantamos en un tono bajo.

— Chao, mi amor. — me despido cuando llegamos al colegio. — Cualquier cosa me escribes o me llamas. — le beso la mejilla.

Ella asiente con su cabeza tras despedirse de mí y luego se baja del carro. Espero que entre al colegio, donde se consigue primeramente con Carlos David y me voy.

Me siento vieja, y apenas lo que tengo son diecinueve años recién cumplidos. No me quiero imaginar cuando tenga un hijo o una hija y me toque llevarlo al colegio; ese día voy a llorar muchísimo.

No sé por qué coño ando pensando en eso, pero ajá.

Me arrimo a una acera para conectar mi celular al radio y coloco mi lista de reproducción de «los chamitos locos» comenzando con Bailando de Big Soto.

Déjame saber
Al menos como te llamas
No vaya a ser que se me escape otro nombre en la cama y
En cuestiones de rato y de alcohol
Podemo’ hacerlo

Y yo la conocí bailando
Ella tan santa y yo tan santo
Como se mueve y me dice que quiere algo más
Creo que no deberíamos tomar más

Y yo la conocí bailando
Noto que yo no era tan santo
Y lo hicimos en el carro en la parte de atrás
Estas ganas no podían esperar

Me entretengo cantando hasta que llego al estacionamiento del edificio. Estaciono y apago el motor del carro, me bajo con mis cosas y prosigo a entrar al edificio.

Subo los escalones de las escaleras y comienzo a sentir unas inmensas ganas de desmayarme. Debe ser por no haber desayunado antes de salir.

Inhalo y exhalo unas tres veces, pero las ganas de desmayarme se ligan con un mareo, ¡maldición! Logro llegar al segundo piso — que es donde vivo — y comienzo a caminar hacia el apartamento subiendo un poco la velocidad pero viendo las cosas doble. De un momento a otro, la vista se me nubla y como puedo toco la puerta del apartamento, para proceder a caer desmayada en el suelo.

Escucho cuando abren la puerta y seguidamente la voz de Nelson pronunciando mi nombre, pero de ahí, no logro escuchar más nada.

“Narra Nelson”.

La hermana de Gabo. // Nelson el Prince.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora