11 de enero
En este momento: Mis pensamientos.
Me doy cuenta de que estoy pensando por el simple hecho de mantenerme despierto, mientras los chicos exhalan pablaras que no entiendo. Aplicar esto de pensar y vivir el momento junto a ti y narrarte mis movimientos, es cansado. Pero sabes algo Owen, no me estoy sintiendo mal por intentártelo, aunque debo buscar la mejor manera de que estés aquí sin que termine doliéndome la cabeza todo el día.
Miro mi alrededor, buscando algo o a alguien, esperando que me den un gran golpe en la cabeza e iniciar un pequeño colapso mental, tal vez así salgas un poco de ella. No te lo tomes a mal, Owen, pero quiero disfrutar mis pláticas con Lía y Stephen y no parecer un robot, así que si me lo permites, dejaré de narrarte todo, tú sólo observa junto a mí, te presto mis ojos y mis oídos para que observes y escuches, sólo espero que te mantengas callado mientras disfruto el día.
Por favor has lo que te pido; quiero estar con ellos.
—Entonces, Greg ¿iremos verdad?
—Sí, iremos —No sé de qué demonios me está hablando Lía, pero haré como si en verdad lo supiera.
Me estado excusando últimamente con el hecho de tenerte a mi lado todo el día y me he perdido de muchas cosas por creer de así debe ser. Te lo vuelvo a repetir, Owen, lo estoy intentando, pero no sé si lo pueda lograr.
—¿Este fin de semana a las siete? Estaría bien, ya que a esa hora el cine no estará infestado de gente —continua ella.
—Llevaré a Naomi, ¿no les importa, verdad? —Nos mira Stephen a ambos con cara de perrito, esperando a que le digamos que sí—. No digan nada, yo la llevaré de todos modos.
Ambos lo miramos con cara fulmínate, acto seguido, vuelvo a mi plato de papes fritas.
—Has lo que quieras, Stephen —termia Lía. Está tomando uno de sus pines de la blusa y tira de ellos como si quisiera arrancárselos, sin embargo deja de hacerlo cuando una voz nos interrumpe en medio del almuerzo.
—Stephen, debemos ir a la biblioteca y terminar la tarea de cálculo —dice la voz con tono amargo y malhumorado.
—Adelante Drake, ahora te alcanzo —le sonríe Stephen y el chico comienza avanzar hacia la salida de los comedores, pero antes, se despide de Lía poniendo su mano en el hombro. Drake desaparece y Stephen comienza atragantarse con mis papas tan rápido que temo que mi amigo se ahogue con una de ellas.
—¡Con calma!, comiendo así estaremos poniéndote flores para la semana entrante —Rie Lía.
—Debo ir preparado para hacer la tarea con Drake, se ha estado comportando muy raro estos últimos días. Está insoportable. Ya no sé si tengo a un amigo u otra novia en sus días.
Los tres reímos al unísono por lo que dice Stephen, mientras él se para decidido de la mesa, toma su mochila, y persignándose como si fuera a celebrar un exorcismo, camina hacia la salida.
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Besos sabor a Fluoxetina
Teen FictionLos besos no reviven a los muertos que aún no mueren. Las rosas violetas en frascos de mayonesa no son eternas. La locura está tan cerca de lo que crees, ¿el amor?, a la distancia de mil galaxias. Sólo es cuestión de mirar al espejo y cometer de...