14 de febrero
En este momento: Mis pensamientos.
—¿Es en serio?, con este ya van cinco arreglo florales, mamá —observo las flores que tengo en las manos que acabo de recibir en la entrada. Voy aún en piyama y con los pies descalzos—, ¿no está exagerando un poco?
—Le gusta ser detallista, Greg. A mí no me molestan —me rebata las flores y quita de ellas la pequeña nota con la misma incepción de las anteriores: «para la mujer más bella de todas». Su cara se sonroja y pasa su mano por los tulipanes.
—Insisto en que son muchos arreglos, mamá.
Las rosas y los tulipanes no han dejado de llegar a casa en lo que lleva la mañana, incluso antes del desayuno. Max se las ha estado enviando a mamá para celebrar San Valentín, pero es muy extraño que tu hijo que obviamente detesta al tu novio las reciba, además es demasiado temprano.
—Toma —me da uno de los tulipanes del arreglo —, para ti.
—No la quiero mamá. Nada que venga de él en realidad.
Mamá está poniendo cara de desagrado, pero no tiene más que soportar la idea de que siempre diré este tipo de comentarios sobre Max.
—Deberías de superarlo de una vez por todas. Él no se desaparecerá así nada más, así que debes hacerte a la idea.
La palabra desaparecer me recuerda a mi padre, pues el sí lo hizo, no va a regresar. Nos dejó Owen, sin ayuda. Decidió irse y no tomar las riendas como lo que es, nuestro padre, parte de serlo es cuidar a tu familia. Ahora nuestra madre cree Max es lo único bueno que le ha pasado, y no es así. Lo mejor que nos ha paso hasta el momento no ha llegado aún.
—¿Hacerme a la idea de qué, mamá? ¿De que un hombre que sale de la nada se acuesta con mi madre cuando no estoy?
—¡Greg! —Mamá abre los ojos como platos.
—Niégamelo.
No quiero cuestionar a mamá, ni mucho menos, solo quería que me diga en este instante que no se acuesta con un hombre en nuestra casa. Pareciera que ella no le desaguada mi cuestionamiento, pues piensa una respuesta y la dice sin más:
—Pues... —se ha quedado sin palabras —, no más de dos veces —me suelta descaradamente.
—¡Mamá que asco, no quería saber eso! Esto es demasiado. Es tu vida sexual y no de impórtame, ¿pero con Max? Además no debiste haberme respondido eso.
—Tú querías que fue sincera contigo y ahí está, lo estoy siendo.
—Es asqueroso mamá —me rasco la cabeza con ambas manos.
—Ya lo creo, ahora olvídalo, Greg... ya es hora de la escuela, debes cambiarte.
Se esfuma directo al comedor y deja los tulipanes para luego dirigirse a la concina y dejarme aún boquiabierto por lo anterior. Jamás creí que mamá me diría algo así. Ahora tendré pesadillas, Owen. Muchas pesadillas.
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Besos sabor a Fluoxetina
Teen FictionLos besos no reviven a los muertos que aún no mueren. Las rosas violetas en frascos de mayonesa no son eternas. La locura está tan cerca de lo que crees, ¿el amor?, a la distancia de mil galaxias. Sólo es cuestión de mirar al espejo y cometer de...