14 febrero
En este momento: Mis pensamientos
Decirle a mi madre que estoy «enamorado» o al menos que tengo un novio es lo más difícil de todo. He vuelto de la escuela y me siento tan bien que quiero brincar de la emoción, y mamá lo nota, porque se acerca y me abraza. No puedo guardarlo solo para mí, así que se lo digo con tanta emoción que mis mejillas me queman; mi cuerpo tiembla por alguna extraña razón. Sin más lo hago, le digo que Kale Johnson me pidió ser su novio. Mi madre parece volar, se ve tan feliz como yo, pues no piensa dos veces al hablar con la voz cortada y llena de emoción:
—¡Cariño, por Dios! —sus lágrimas recorren sus mejillas —. Estoy muy feliz por ti. Además Kale es guapísimo.
Sus brazos me abrazan tan fuerte, aún más fuerte que la mañana. Me siento tan bien. Me siento feliz. Ahora solo quiero subir a mi cama y soñar con Kale, con su hermosa cara. Muero de ganas de llamarlo, pero es muy pronto para que nuestra relación sean llamadas larguísimas, así que esperaré a que él lo haga.
Ya es la hora de la cena y estoy comiendo con tal alegría que cada bocado me sabe a gloria. Mamá mi mira tan contenta que puedo sentir como sus ojos me besan, lo que es aún más reconfortante. La cena nunca había sido tan buena como hoy, creo que no estoy en mi comedor, estoy en las nubes.
—Greg, cariño —dice mamá dejando su plato a un lado, yo, como los espaguetis cómo si fueran mi última comida —Quiero que Kale venga mañana a cenar. Para celebrar.
Es una completa locura, la verdad. Mamá lo arruinaría todo, la amo pero su boca no puede estar cerrada, terminará asustando a Kale, las cosas cambiaron un mil por ciento, ya no es el chico que viene a casa a estudiar para una tarea, o te pide permiso para saltarse la escuela con él —lo que es moralmente incorrecto para una madre con un hijo estudiante—, ahora es el novio de ese hijo.
—¿Qué venga a casa?—Trago tan rápido que siento ahogarme con la comida, toma agua —Mamá, apenas me acaba pedir que sea su novio, no está pidiendo mi mano —La mujer me está mirando seria, a pesar de eso continuo —: lo vas a interrogar toda la cena, te conozco. Pero aún, ¿Al caso quieres asesinarlo?
—Greg saber que no haré nada de eso, Kale me cae muy bien, sólo quiero conocerlo más, como el novio de mi hijo.
—¡Ay, mamá! En verdad quieres complicarme las cosas.
—No te complicaré nada —sale de ella una ligera sonrisa —. Invítalo a cenar mañana, necesito que venga.
—Está bien, pero si lo despellejas no te ayudaré a envolverlo en bolsas de basura, además te echaré toda la culpa —me detengo un segundo —. No, tú tendrás de todas formas la culpa.
—Sí, sí. No diré nada para incomodarlo.
—Júrame que no harás alguna locura que me dejes en vergüenza y Kale me termine por la desquiciada de mi madre —mamá se está riendo a carcajadas.
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Besos sabor a Fluoxetina
Teen FictionLos besos no reviven a los muertos que aún no mueren. Las rosas violetas en frascos de mayonesa no son eternas. La locura está tan cerca de lo que crees, ¿el amor?, a la distancia de mil galaxias. Sólo es cuestión de mirar al espejo y cometer de...