Tres meses antes.
Estaciono mi auto en frente de la gran mansión de mis padres, de donde había sido llamado anteriormente. Abro la puerta ya que aún tengo llaves y me encaminó al patio trasero en busca de mi padre a quien encuentro junto a mi madre.
—Buongiorno papà. Cosa c'è di tanto urgente che vuoi dirmi? — [Buenos días, padre. ¿Qué es lo tan urgente que quieres decirme?]. Pregunto luego de saludarlos con un corto abrazo. Me siento en la silla vacía, en frente de ellos, estudiando con detenimiento sus rostros tratando de encontrar respuestas de porque me habían llamado con tanta urgencia.
—Buongiorno caro figlio. Quello che volevo dirti è che mi piacerebbe che mi accompagnassi a una riunione di lavoro — [Buenos días, amado hijo. Lo que te quería decir es que me encantaría que me acompañarás a una reunión de trabajo].
—Lavoro? —[¿Trabajo?]. Pregunto con ironía. —Certo, vengo con te — [Claro, voy contigo].
Salimos de la mansión para subir a la camioneta negra de vidrios polarizados que utiliza mi padre. El chófer maneja por una hora hasta detenernos en un viejo almacén abandonado frente al mar.
Al bajar, a la primera persona que veo es a Federico quien nos espera para ingresar al lugar. A Federico lo considero mi segundo padre ya que es mano derecha de este y su mejor amigo.
Saludamos con un movimiento de la cabeza y entramos al gran lugar abandonado, en medio hay una mesa donde se encuentran un señor de unos 40 y tantos, calvo, fundido en un traje negro. Frente a él hay dos sillas vacías que ocupamos mi padre y yo.
—Bien. ¿De qué quiere hablar? —Pregunta mi padre en un español muy fluido.
—Recibí una llamada del tipo que se encarga de mi bar, ya no tiene mercancía en el local. Llamé a Federico y me dijo que no podía enviarme mercancía. ¿A qué se debe?
—Tuve un pequeño inconveniente con mi laboratorio por lo que tuve que detener la distribución.
—¿Cuándo tendré merca?
—Mañana en la noche.
—¿Por qué no hoy? Mis clientes se ponen muy eufóricos cuando no les doy lo que piden.
—Me importa una mierda lo que les pase a tus clientes o a ti —Escupe papá y se pone de pie con ímpetu. —No pondré en riesgo mi negocio por el tuyo —Salimos del lugar y ambos nos quedamos contemplando el hermoso océano.
—¿Qué pasó con el laboratorio? —Pregunto ya que no me como su cuento de la alarma de redada.
—Me alertaron de que habría una redada organizada por el patán de adentro.
—¿Por qué no le hiciste nada?
—Prefiero tener a mis enemigos cerca, es algo que debes aprender —Saca un porro, lo enciende y lo lleva directamente a su boca. —Figlio —[Hijo].
—Che succede, padre? —[¿Qué sucede, padre?]
—Hai pensato ad Anna al matrimonio? —[¿Has pensado en Anna y el matrimonio?]. Da una calada de su porro y me mira fijamente a los ojos con sus intensos ojos cafés.
—Desde el primer momento te dije que no me quiero casar, ni con Anna ni con otra mujer. ¿Por qué para ti y mamá es tan importante que me case?
—Es por tu bien.
—Padre, il mio benessere è essere libero. Non vuoi portarmelo via — [Padre, mi bienestar es ser libre. No quieras quitarme eso]. —Nos vemos después —Me despido y voy hasta mi auto, que me trajo Fabrizio. Mi hombre de confianza.
Enciendo el auto y manejo alejándome del lugar, dejando atrás a mi padre y sus estúpidas ideas de querer que me casé con Anna.
No creo en el matrimonio ni en la frase: "Hasta que la muerte los separe". El amor, tarde o temprano termina aunque se haga todo para evitarlo. Ni siquiera mis padres han logrado mantener el amor en sus 32 años de matrimonio, ¿Qué me espera a mí? Que el único amor que he sabido mantener es el de Beatrice, mi hija de seis años.
Realmente, Beatrice es mi sobrina, hija de mi hermano Giovanny quien falleció hace dos años a causa de las drogas. Beatrice, sabe que no es mi hija biológica, no le he ocultado la verdadera causa tras la muerte de su padre, pero como él me lo pidió antes de fallecer, la adopté y ahora es mi hija.
Detengo mi auto en frente del edificio donde resido, bajo del coche y entro al edificio para dirigirme al décimo piso.
—¡Papà! —Escucho la dulce y armoniosa voz de mi hija que hace eco por todo el departamento. La pequeña rubia de ojos azules aparece en la sala y corre hacia mí. La tomo en brazos y besos sus mejillas en forma de saludo.
—Ciao ragazzina. Come stai? — [Hola, pequeña. ¿Cómo estás?].
—Bien.
—Perfecto. Ve a jugar, debo hacer unas llamadas.
—Está bien, papá.
La dejo en el piso y ella se va corriendo a su cuarto de juegos.
Me quito el saco y lo tiro en el sofá de la sala. Me dirijo a mi despacho para hablar con libertad, pero antes de poder marcar el número, recibo una llamada de Federico.
¿Qué pasa?
Joven Fontana le acaban
de disparar a su padre.¿Qué? ¿Dónde?
En la avenida Sunset
Boulevard. Lo están
trasladando al hospital.Voy para allá.
Salgo lo más rápido posible del edificio y me dirijo al hospital donde acaban de ingresar a mi padre. A la distancia logro divisar a Federico junto a Fabrizio. Sin dudarlo me acerco a ellos con paso firme y rápido.
—¿Dónde está mi padre? —Pregunto cuando estoy frente a ellos.
—Joven... —Habla Federico con un hilito de voz.
—¿Qué ocurre? —En sus ojos veo la tristeza y mi corazón, por un instante, deja de latir temiendo sus próximas palabras.
—El señor no lo logró. Lo lamento —Y en ese momento, toda mi vida se viene abajo. Sólo una bala fue necesaria para que mi vida y corazón se rompieran. El hombre que me educó y cuidó toda la vida, ya no está para mí. Ya no podré verlo fumando un porro, o hablar con él, ya no podré tenerlo a mi lado.
Una parte de mí sufre, sufre como nunca creí hacerlo, pero otra desea vengarse del asesino de mi padre.
A lo lejos veo a mi madre correr hacia mí, junto con mi hermana menor, Alessia.
—Adriano, dime que tu padre está bien. Dímelo, por favor —Solloza cuando está frente a mí, la miro fijamente a los ojos sabiendo que no podré responderle lo que ella espera. No puedo mentirle, pero tampoco tengo las fuerzas para darle la noticia.
Miro a Federico con expresión de auxilio, él en seguida me entiende, aleja a mi madre y hermana de mí.
A los pocos minutos, escucho el grito desgarrador escapar de la garganta de mi madre, quien en seguida se viene abajo. Con quien compartió más de 30 años de su vida ahora no está.
ESTÁS LEYENDO
Eres tú
Teen FictionLa vida le había quitado a Adriano lo que más quería, su padre y hermano. Sin embargo, una noche aparece la pequeña Gala quien derrumbar todos los muros de su alrededor y lo convierte en un hombre diferente, sin mencionar que es la única capaz de ha...