Gala Pov's.
—¿A dónde las llevo, señorita Gala? —Pregunta Fabrizio quien aparentemente será el chófer también.
—A mi casa —Le digo la dirección de la casa que compré hace algunos días con el dinero que mi padre me había dejado, pero que no tenía acceso ya que aún no había terminado con los procesos legales para hacerme cargo de mi fideicomiso.
La casa no es muy grande, pero sí lo suficiente para mí ya que viviré sola. Cuenta con dos habitaciones, la principal tiene un armario gigantesco ideal para toda mi ropa mientras que el armario de la segunda es más pequeño. Dos baños y medio, sala, cocina, área de lavado, comedor y un lugar que puedo utilizar para hacer mis tareas de la Universidad ya que oficialmente regresé.
Los exámenes finales comenzaron hace dos días, no tengo idea de cómo me ha ido debido a que no he parado de pensar en Adriano, el caso, nuestra relación y su desconfianza. En fin, la casa es hermosa y me encanta.
Bajamos del auto y entramos.
—¿¡¿Madre, estas aquí?!? —Pregunto en voz alta ya que mamá me ayuda mucho con la limpieza aunque simplemente le gusta venir aquí a estar sola, dice que le encanta la calidez mi casa.
—Sí, cariño —Sale de mi habitación. —Veo que tienes invitados—Se refiere a la pequeña niña de mi mano y al hombre detrás de mí.
—Mamá, ella es Beatrice, la hija de Adriano y él es Fabrizio, amigo de Adriano.
—Entiendo —Les da la mano a ambos y se presenta como mi madre. —¿Cómo fue el juicio? ¿Cómo estaba Adriano?
—Mamá, testifiqué en contra de su tío quien fue el asesino de su padre, debes imaginarte —Hablo mientras voy a mi habitación para cambiarme de ropa por algo más cómodo. Beatrice y mamá se sientan en la sala mientras que Fabrizio se queda de pie en la puerta.
—Lo entiendo. ¿Por qué no lo invitas a la cena de despedida de tu hermano y Amanda?
—Mamá, Adriano y yo no regresamos. A penas hablamos —Salgo de habitación encontrándome con su mirada curiosa mientras termino de atar mi cabello en una coleta alta y tomo mi bolso.
—Pero lo harán, lo sé —Responde muy segura de sus palabras. Tanto que logra despertar esperanza en mi corazón.
—Madre, ya debemos irnos. Iremos a la cafetería.
—Pensé que estabas libre.
—Sí, pero iré a ayudar a Agatha
—Entiendo, tengan cuidado —Salimos de la casa y subimos al auto.
Fabrizio detiene la camioneta frente a la cafetería en la que he estado trabajando estos últimos tres días. Es cierto, no necesito el dinero, pero odio la idea de estar encerrada en casa.
ESTÁS LEYENDO
Eres tú
Teen FictionLa vida le había quitado a Adriano lo que más quería, su padre y hermano. Sin embargo, una noche aparece la pequeña Gala quien derrumbar todos los muros de su alrededor y lo convierte en un hombre diferente, sin mencionar que es la única capaz de ha...