La vida le había quitado a Adriano lo que más quería, su padre y hermano. Sin embargo, una noche aparece la pequeña Gala quien derrumbar todos los muros de su alrededor y lo convierte en un hombre diferente, sin mencionar que es la única capaz de ha...
Por fin, llego a casa luego de un viaje de más de doce horas. Entro en la mansión y en seguida veo una melena rubia correr hacia mí.
—Papà papà! Sei a casa ora, benvenuto —[¡Papi, papi! Ya estás en casa, bienvenido].
—Grazie ragazza mia —[Gracias, mi niña]. Veo a Gala bajar las escaleras y una sonrisa se adueña de sus labios. Este día se ve más hermosa que antes o es la falta de no haberla visto por varios días.
—Bienvenido, Adriano —Escucho su voz, me hacía tanta falta escucharla.
—Gracias. ¿La comida está lista? Muero de hambre.
—Vallamos a comer —Dice la niña en mis brazos, camino hasta el comedor y nos sentamos a almorzar.
—¿Cariño, que hiciste mientras no estuve? —Le pregunto a la pequeña rubia.
—Ayer, Gala me llevó a una cafetería donde la ayudé a atender mesas, luego comimos helado, estuvimos en la piscina y en la noche vimos caricaturas hasta quedarnos dormidas.
—Veo que se divirtieron —Digo con una sonrisa. —¿Cómo estás? —Le pregunto a la castaña.
—Bien. ¿Cómo te fue?
—No me quejo. En la tarde dos estilistas conocidos vendrán a ayudarte a preparar para esta noche. También, vendrán mis mejores amigos Calvin y Aetos junto a sus parejas.
—Sí. Princesa, está noche Gala y yo saldremos por lo que tú te quedarás con Camille.
—Está bien, papi.
Seguimos comiendo, pero verdaderamente yo no tengo hambre. Sólo quería regresar y estar junto a estas dos chicas que inconscientemente hacen que una sonrisa boba se adueñe de mis labios, no sé qué hacen, pero me hacen muy feliz.
Gala Pov's.
Los estilistas de lo que me habló Adriano están en mi habitación y aunque es algo extraño tener a dos personas asistiéndome, se siente cómodo y relajante.
—Tienes un hermoso cuerpo y sé que te verás hermosa cuando terminemos. —Habla uno de ellos mientras termina de arreglar mi cabello. Sólo falta una hora para irme y llevo dos arreglándome, ni siquiera imaginaba lo que muchas mujeres soportaban antes de salir.
—Quedaste preciosa. Fue un placer —Dice el otro antes de salir. Me veo al espejo y estoy muy hermosa, casi irreconocible.
Quito el albornoz de seda negra que cubre mi cuerpo y voy hasta mi cama donde está mi hermoso vestido. Es de un color rojo pasión, escote profundo, largo hasta el piso y espalda al descubierto, combinado con unos tacones dorados, bolso y accesorios del mismo color.
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Cuando estoy lista bajo al primer piso. Al final de las escaleras se encuentra Adriano fundido en un traje completamente oscuro. Su cabello va bien peinado y se ve tan guapo de esa manera. Termino de bajar la escalera con su ayuda y me posiciono frente a él.
