8 (Negocios I).💜

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La puerta se abre dejando ver a Federico con un rostro acosador, aquí se vienen los reproches. A veces siento que mi padre reencarnó él.

—¿Qué necesitas? —Le pregunto rápidamente pues no me gusta cuando viene con ese rostro.

—Saber porque rompiste todo —Su mirada grita reproche. Y aunque muera de ganas de gritarle un ''no te importa'', no puedo hacerlo. Por respeto a él y respeto a mi padre.

—Mi madre, sigue insistiendo en que me case con Anna —Respondo tras unos breves segundos en silencio.

—¿Joven, puedo preguntarle por qué nunca ha aceptado casarse con la señorita Anna o al menos darse la oportunidad de conocerla?

—Una vez lo intenté, antes de que Giovanny falleciera, salí con ella. Es una mujer materialista y superficial, una mujer así no sabría mantener un matrimonio en el cual nunca existiría amor.

—¿Ese es el verdadero motivo o existe otro?

—¿De qué hablas? ¿Qué intentas disfrazar entre tus palabras? —Pregunto pues lo conozco. Desde que era adolescente e intentaba averiguar mis travesuras usaba la misma técnica.

—La señorita Gala.

—Federico, sólo estoy ayudando a Gala. Nada más.

—Entiendo —Mueve las cejas de arriba abajo. Ignoro nuestra conversación y salgo de mi despacho para ir a mi habitación.

Me despojo de mi traje y me visto con algo cómodo para dormir. Me recuesto en la cama, pero lamentablemente no puedo dormir. La sonrisa de la castaña no sale de mis pensamientos, ¿Qué me está pasando con esa chica? No puedo pensar en ella, no debo hacerlo, ¿O sí?

Me doy por vencido cuando mi reloj marca las 12:00 Am. Me cambio de ropa por algo más cómodo para bajar al gimnasio.

A las 02:00 Am el cansancio me vence por lo que decido subir nuevamente a mi habitación, me doy una corta ducha y me meto a la cama.

.

Despierto al sentir movimiento a mi lado, abro los ojos y me encuentro el hermoso rostro de mi hija frente a mí. ¿Por qué esta Beatrice aquí?

Me levanto haciendo el menor movimiento posible, me ducho, me coloco un traje de color oscuro y salgo de la habitación encontrándome con Gala que igual venía saliendo de su habitación.

—Buenos días, Gala —La saludo tomándola por sorpresa pues no se había percatado de mi presencia.

—Buenos días, Adriano —Bajamos al primer piso donde encuentro a Camille acomodando la sala.

—Buenos días —Saludo ganando su atención.

—Buenos días, señor Adriano. Buenos días, señorita Gala. ¿Sirvo ya el desayuno?

—Primero quiero hacerte una pregunta, ¿Qué hace Beatrice en mi habitación a esta hora?

—Su madre la trajo, dijo que ya no es necesario que ella la cuide porque usted tiene quien lo haga.

—¿Se refiere a mí? —Pregunta Gala en un tono muy bajo, pero lo suficientemente alto como para que la escuche.

—Está bien, sirve el desayuno, luego me encargo de mi madre.

—Ok.

Vamos hasta el comedor donde Camille comienza a servir todo el desayuno. A los minutos baja Beatrice.

—¿Papá, porque me dejaste sola? —Hace puchero.

Beatrice, buongornio —[Beatrice, buenos días]. La corrijo.

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