Capitulo 15

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Narrador.

Lucrecia estaba molesta, Adam incomodo y Max tenia hambre.

Lu: Disculpa...¿Viniste a tomar la orden o a coquetearle a mi niño?

Mesera: ¿Tu niño?, ¿Es tu novio?

Max: Nop, Lu es mi amiga.

Mesera: Entonces no hay problema. ¿Me das tu numero?

Max: No puedo.

Mesera: ¿Disculpa?

Max: No puedo darle mi numero a extraños, es peligroso.- Dijo mientras hacia un puchero.

Lucrecia sonrió al escuchar a Max y ver la cara de la chica, la cual recién noto el tono aniñado de Max, y estaba sintiéndose apenada por mal interpretar todo.

Mesera: Lo siento.

Lu: Esta bien.- Dijo un poco mas tranquila.

La mesera noto en ese momento la presencia de Adam, y con la misma sonrisa de hace unos minutos, comenzó a coquetearle a el.
Adam volteo a ver a Lucrecia pidiendo ayuda, ella capto rápidamente.

Lu: Disculpe.- Hablo un poco alto con la mano alzada, llamando la atención de el encargado.

Encargado: ¿Sucede algo?

Lu: En definitiva si, ¿Podría poner a alguien más a atendernos?, por favor.

El encargado que la había estando viendo, solo asintió apenado, discúlpanose y mandando a un chico a que tomara el pedido.

Después de tomar la orden, y de que Max quedara satisfecho, los tres salieron del lugar, camino al auto.

Adam: ¿Como es posible que le cupiera dos hamburguesas grandes con papas y un helado mediano?

Lu: Quería el grande, pero normalmente se pone muy hiperactivo.

Una vez en el auto, Adam y Max platicaban, o bueno... Max lo intentaba, ya que tenia sueño.
Después de haber dejado a Adam en su casa, fueron directo a la suya.

Lu: Principe, espera cariño, debo hablar contigo.

Max: ¿Hice algo malo?.- Pregunto con un puchero, no le gustaba ser un niño malo.

Lu: No, cariño, no hiciste nada malo... Ven.- Respondió llevándolo al sillón de la sala.

Max: ¿Aun no llegan los abuelos?

Los ojos de Lucrecia se cristalizarron al escuchar su pregunta.

Lu: Mi amor, escucha, ¿Si?

Max solo asintió.

Lu: Los...- Trataba de arreglar su voz para que no sonara tan quebrada.- Los abuelitos ya no vendran, cariño.

Max: ¿Por que?.- Pregunto Max con inocencia.

Lu: Tu sabes que el abuelo te ama mucho, ¿Verdad?.

Max asintió.

Lu: Bueno, el abuelo tenia mucho amor, tanto que... su corazón ya no pudo con tanto.- En este punto su voz ya sonaba entrecortada.- Así que se volvió un ángel... ahora puede tener en su pecho mucho más amor.
Y la abuela... lo ama tanto que... se volvió un ángel junto a el.- Lucrecia luchaba por no derramar lagrimas.

Max: ¿Ángel?, ¿Como mami, papi y mi hermanita?

Lucrecia asintió.

Max: ¿Ya no los veré?.- Dijo con un puchero en su boquita.

Lu: No príncipe... ya no podremos verlos... pero ellos nos cuidaran, como tus papas lo han echo.

Max: Tenemos mas angelitos.

Lu: Así es cariño... ¿Por que no vas a ver a Mushu?, mi amor. Seguro te extraña.

Max: Sip.- Camino un poco y regreso rápido a abrazar a Lucrecia.- No estés triste, yo no me are un angelito.

Lucrecia correspondió el abrazo y sonrio, una vez que Max ya había subido las escaleras, se permitió liberar todas las lagrimas que había guardado... No solo perdió a sus padres, si no que ahora, sabia tenia una nueva batalla que lidiar.

Narra Max.

Cuando llegue con Mushu, comencé a platicarle todo lo que hice hoy y jugué mucho con el, me gusta mucho jugar.
Despues de un buen rato me dio mucho sueñito, así que me acosté junto a el para dormir.

De repente, estaba en un cuarto blanco, y ya no estaba Mushu conmigo.

Omar: Hola, bebé.

Reconocí esa voz, cuando volteo asustado, y vi al señor Omar, viéndome con una fea sonrisa, estaba muy cerca.

Omar: Ya me entere que alguien más murió por tu culpa.

Max: No es cierto, eso no es cierto.

Mis ojitos picaban, tenia mucho miedo.

Omar: Claro que si, seguramente tu amiguita esa ya se canso de ti... y muy pronto también se irá.

Max: No es cierto, Lu me quiere mucho, ella no me va a dejar.

Omar: Claro que lo va a hacer... y yo volveré por ti bebé.

Max: No, eso no es cierto, no es cierto.

Narra Lucrecia.

Ya habían pasado un poco mas de dos horas, desde que mi niño había subido, decidí hacerle un par de sándwiches, con un vasito entrenador con jugo de manzana, y una pera picada en pedacitos.

Ya teniendo todo listo en la mesa, me serví un vaso de jugo, estaba por tomar un sorbo, cuando escuche un fuerte grito.

Max: ¡¡¡LUUUUUUU!!!

Tire el vaso y subí corriendo las escaleras, en el pasillo escuchaba el llanto cada  vez más fuerte.
Cuando estaba frente a su habitación, abrí la puerta, y ahí estaba mi niño.

¿SOY UN NIÑO BUENO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora