Cuando mi madre tenía quince años, conoció en el colegio a su mejor amiga de toda la vida hasta la fecha, Yoon EunJoo. Sin embargo, por el trabajo de mi abuelo, mi madre tuvo que irse a vivir a Inglaterra y ambas quedaron destrozadas al tener que separarse.
Pasó el tiempo y mi mamá, Park HyoWon, conoció al amor de su vida, un inglés llamado John Brown (mi papá), con el que tuvo dos hermosísimos hijos.
Con EunJoo no perdieron el contacto y constantemente se llamaban o enviaban cartas. Para volver a verse, crearon una tradición: verse dos veces al año en vacaciones. Así fue que decidieron que, en julio y en diciembre, mi familia (mis padres, mi hermano y yo), siempre debíamos viajar a Corea del Sur.
Pero los últimos cinco años, mi hermano y yo decidimos no seguir yendo, ya que a nuestros verdaderos amigos los teníamos en Inglaterra y preferíamos quedarnos con ellos en las vacaciones, antes que ir a Corea. Y yo menos que menos quería estar allí defendiendo al niño tímido.
El que ambas quedaran embarazadas el mismo año, yo siendo su segundo y último embarazo, y el niño tímido el primer hijo, fue más que una bendición para ellas. Daban por hecho que sus hijos como tenían la misma edad, también iban a ser mejores amigos, pero no pudieron equivocarse más.
Conozco a Kim Taehyung desde que nací prácticamente, lo cual fue justo dos días después de su nacimiento.
Nuestras madres siempre trataron que fuéramos unidos, algo así como hermanos, pero era una cuestión de feeling, porque simplemente nos odiábamos e ignorábamos.Yo, siendo alguien transparente, directa y extrovertida, no tenía nada en común con un niño tímido que apenas sonreía sólo cuando su madre le hablaba, y hasta eso a veces parecía un compromiso para él. Y él me veía a mí como una salvaje por ser tan extrovertida.
Era un niño flaco, con ojos y orejas grandes, el pelo extremadamente lacio y una sonrisa cuadrada.
Desgraciadamente para él, siempre fue el típico niño sumiso al que le hacían bullying. Y siempre que estábamos de vacaciones en Corea, era yo quien tenía que defenderlo y pelear con los matones para que lo dejaran en paz.—Ya vete, Lena. Deja que nos entretengamos con éste —se quejaba uno de los idiotas de sus vecinos, quien siempre que lo veía fuera de su casa, lo molestaba.
—Si no lo sueltas en este preciso momento, te arrepentirás —amenacé.
Taehyung siempre me miraba con sus ojos de cachorro asustado, implorando ayuda.
Entendía que le hicieran bullying de cierta forma. Era tedioso ver a ese niño indefenso con el pelo largo y lacio, flaco y pequeño, pero no por eso tenían derecho a molestarlo.—Já, ¿tú, nos harás algo? —se burló el otro idiota que lo acompañaba.
Desde pequeña siempre fui más de actuar antes que hablar, así que sin pensarlo mucho, me acerqué al que tenía a Taehyung del cuello y le di una de las patadas más fuertes que había dado en mi corta vida, en su entrepierna.
El aullido que pegó hizo que su secuaz huyera inmediatamente, dejándolo solo y adolorido en el piso.
—No vuelvas a tocarlo en tu vida. Y si lo haces, me enteraré y será peor, ¿de acuerdo? —dije tirándole el cabello. El niño idiota asintió y se levantó para correr por su vida.
—G-g-gracias —tartamudeó apenas audiblemente como de costumbre.
—Tienes que aprender a defenderte por ti mismo —suspiré molesta y lo dejé sólo.
Ya era una costumbre tener que ayudarlo y protegerlo. Pero cuando llegó la adolescencia, simplemente me cansé y decidí dejar de viajar.
En fin, fuera de eso, no me podía quejar. Mi vida era bastante tranquila y común.
Los "problemas" comenzaron cuando yo había decidido estudiar mi carrera universitaria en una de las Universidades más prestigiosas de Corea del Sur.
Había que pensar en el pasaje, en la estadía, los libros y materiales, alimento, etc, etc. Así que mi sueño se veía bastante lejano, hasta que a mi madre se le ocurrió una brillante idea (según ella).
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Introvert Shield
FanfictionLena Brown siempre ha creído firmemente que Kim Taehyung es un reverendo idiota, pero no hizo falta mucho para que rápidamente, ese idiota, tuviera un lugar en su corazón. Taehyung es así; da tanto que a veces parece irreal. Es tan inocente, tan tie...