Lena Brown siempre ha creído firmemente que Kim Taehyung es un reverendo idiota, pero no hizo falta mucho para que rápidamente, ese idiota, tuviera un lugar en su corazón.
Taehyung es así; da tanto que a veces parece irreal. Es tan inocente, tan tie...
Estaba teniendo un sueño donde alguien, al que no podía verle el rostro, me estaba besando muy apasionadamente. Me desperté exaltada y largué una carcajada al ver que el dueño de esos apasionados besos era Yeontan.
—¿Qué haces aquí intruso?, ¿y tu padre?
Hablé y la bola de pelos movió la cola encima mío como respuesta a mi saludo. Tenía la mejor vista de todas desde allí.
—Quédate quieto, te ves demasiado adorable desde este ángulo -estiré mi brazo y con dificultad alcancé el teléfono que estaba en el suelo—. Sonríe Tannie.
Cómicamente, como si me hubiese entendido, Yeontan abrió el hocico y comenzó a jadear, simulando una bella sonrisa.
Comencé a acariciarlo y decidí enviarle esa foto a a Taehyung, que seguro estaba acostado aún.
Lena Mira a tu hijo, vino a despertarme porque prefiere a tu roomie antes que a su propio padre. 😎
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Escuché que su teléfono sonó y que él se rió.
Tae Sabe que tú le haces los mejores cariños, pero sin duda mis paseos son los ganadores, así que no te entusiasmes demasiado. 😎
—¡No es justo! Yo siempre lo saco a pasear y él se ve bastante satisfecho —grité desde mi habitación.
—No mientas.
Bastó solo un silbido de Taehyung, para que Tannie saliera corriendo en dirección a su habitación. Intenté imitar el silbido, pero el perro no apareció.
—Me aprenderé el silbido y ya verás, después de eso me elegirá a mi siempre.
—Ahá, sigue soñando —se rió burlonamente.
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—¡Apúrate Lena, sal a desayunar o llegaremos tarde! —gritó Taehyung desde la cocina.
—Vete primero, yo creo que no iré —contesté desde mi cama, tratando de aguantar el dolor lo más que podía.
Ese día, ese bendito día, me había llegado el período, y no podía pensar en otra cosa más que en quedarme acostada, hecha un bollito sin hacer nada. Sólo retorcerme de dolor y tratar de dormir.
Me había levantado sólo para buscar analgésicos en mi escritorio, pero no encontré nada. El mes anterior me los había tomado y no había vuelto a comprar.
Mierda. ¿Cómo puede doler tanto un cólico?
Seguía dando vueltas en la cama, tratando de encontrar una posición que hiciera que mágicamente dejara de doler.
