capítulo tres

7.8K 838 67
                                    

Era cada vez más difícil salir de mi habitación sin recibir gruñidos o ataques furtivos de Yeontan. La casa se había convertido en un campo de batalla, donde si no me atacaba Yeontan, lo hacían los calzones y zapatos desparramados de Taehyung.

Al can trataba de hacerle cariño para que supiera que no era una amenaza, pero cada vez que hacía el mínimo movimiento hacia él, corría despavorido a las piernas de Taehyung para refugiarse.
Ni hablar de cada vez que me acercaba a su dueño. Por ejemplo, si él estaba en la cocina y yo me acercaba a tomar agua, Yeontan tiraba de mi pantalón con todas sus fuerzas para alejarme de ahí.

Yo le decía a Taehyung que hiciera algo para que nos lleváramos mejor, pero éste parecía orgulloso por la defensa de su perro, así que no hacía nada.
Finalmente me di por vencida y dejé de intentar llevarme mejor con ésos dos, porque parecía gastar energía en vano.

Y con respeto a Taehyung, me las tenía que arreglar para levantar su ropa sucia.

Jamás intercambiábamos más de cinco palabras en una oración, y eso era muchísimo.
Algo así como: "¿vas a comer eso?", "Sí", "No", "¿vas a usar el baño?", "voy a dormir", etc., etc.

La verdad no hacia falta comunicarnos más. Aunque yo quería conocerlo y acercarme más a él para una mejor convivencia, él se esforzaba para que sólo habláramos lo justo y necesario.

~

Mientras Taehyung estaba leyendo un libro en la mesa, yo me preparaba para lavar los platos.
Puse música en mí teléfono y lo dejé sobre una alacena para ir escuchando mientras lavaba.

Mi playlist se reprodujo en aleatorio y comenzó a sonar una de mis canciones favoritas: Best Part de Daniel Caesar.

De repente vi de reojo que Taehyung movía su cabeza de un lado a otro, y que con su pie marcaba el pulso de la música. Estaba disfrutando mí música y no se había quejado, eso era algo nuevo.

—¿Te gusta? —dije volviendo a lavar los platos y él automáticamente dejó de moverse.

—¿A quién no? —contestó secamente y continuó con su lectura.

—Amo este tipo de música, siempre me relaja, ¿a ti no?

—Sí...

Intentaba sacarle más temas de conversación, para hacer más amena la convivencia, pero realmente con el monosílabo Kim Taehyung, se veía una misión imposible.

—A mí me gustan...

De repente, cuando él estaba por hablar, sonó su teléfono y eso hizo que no siguiera.
Maldije la interrupción, porque al fin estábamos teniendo una charla.
Cuando leyó lo que le habían enviado, una amplia sonrisa se asomó por su rostro.

—¿Quién es? —pregunté intrigada, pero en el acto me arrepentí de hacerlo. A veces me olvidaba que mi roomie era un antipático introvertido que jamás me iba a hablar de su vida, o que en realidad jamás me iba a decir más de cinco palabras seguidas

—¿Ah? Nadie —rápidamente dejó el teléfono y se puso serio, como de costumbre.

—Vamos, no puede ser nadie. Dime, dime, dime, dime, dime —insistí divertida. Sabía que le irritaba que hablara demasiado, y eso era demasiado para él.

—Una chica —contestó notablemente incómodo.

—Oh, ¿y cómo se llama?

—Eso no te incumbe —cerró con fuerza el libro y se fue. Yeontan lo siguió con pasos firmes y hasta me pareció que me había mirado mal.

Es cierto, ¿quién soy yo para querer saber más sobre su vida? Desde que llegué jamás ha mostrado interés en conocerme o llevarnos bien. Tengo que hacer lo mismo para sobrevivir con estos dos roomies.

No sé porqué continuaba esforzándome para llevarme bien con ellos. Lo mejor era ignorarlos al igual que hacían ellos conmigo.

Introvert ShieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora