Los días se volvieron semanas y las semanas meses. Casi todos los días ambos se encontraban en el mismo lugar a la misma hora, nunca se animaron a invitar al otro a una cafetería, o algún lugar cercano que los sacara de la rutina. ¿Por qué habría de hacerlo? Se sentían cómodos en ese lugar con vista a las luces de los edificios de la ciudad, y sólo con tener la presencia del otro era suficiente.
Minghao le contaba Soonyoung cómo había ido su día en la agencia de publicidad en la que trabajaba, mientras tanto, Soonyoung le contaba la agotadora rutina que constaba en estudiar por las mañanas y trabajar como cajero en un supermercado por las tardes para pagar sus estudios y el pequeño apartamento en el que vivía. Ambos iban armando sus propias conversaciones locas, o aquellas tan personales que les hacían un nudo en la garganta al hablar.
Se habían vuelto muy unidos, ninguno sentía la soledad que solían sentir anteriormente. Gracias al tiempo que ambos pasaban juntos, llegaron a aprender mucho del otro.
Soonyoung aprendió que Minghao contaba con un temperamento difícil de tratar; se enfurecía con facilidad y muchas veces llegó a asustarle verle de esa manera, aunque el pelinegro siempre terminaba suspirando y revolviendo los cabellos del mayor en resignación. Así mismo supo que no tenía relación con su familia desde hace años y que aquello, según él, no le molestaba; Minghao no tardó en revelar su edad a Soonyoung pero luego de tanta insistencia soltó con pesadez que tenía 23 años. El menor aprendió a notar patrones en el rostro del contrario, patrones sutiles pero asombrosos; cómo movía su boca en muecas disgustadas, cómo sus ojos se hacían ligeramente más grandes cuando se posaban en el rostro del mayor, cómo sus dedos jugaban entre ellos con nerviosismo, y lo mejor para Soonyoung, cómo sus comisuras se elevaban para articular ligeras sonrisas que duraban menos de un segundo.
Minghao aprendió que Soonyoung era el sinónimo de inocencia, sus mejillas regordetas se teñían de un ligero rosado cada vez que escuchaba un halago, o se confundía al hablar. Supo que él vivió solamente con su madre hasta que ella murió debido a un cáncer en los pulmones no detectado, los pocos objetos materiales de ella quedaron en manos de Soon, las cuales tuvo que vender para ser capaz de pagar un lugar dónde vivir y tener la suficiente comida para sobrevivir mientras buscaba un empleo.
Así como Soonyoung, Minghao encontró patrones interesantes en el azabache; cómo sus ojos se volvían en simples líneas cuando sonreía, cómo movía ligeramente sus pies cuando se sentía nervioso, cómo su voz se volvía aún más chillona cuando hacía pucheros infantiles para ganar su atención, y lo mejor de todo, como su sonrisa lograba que algo cálido se formara en su interior.A pesar de ambos ser conocidos que se juntaban a charlar casualmente, algo en ellos nació.
Soonyoung se enamoró de una persona que le ofreció ayuda cuando nadie más lo hizo.
Minghao se obsesionó de un chico de sonrisa tan encantadora, que le hacía olvidar lo asquerosa que era su vida.Soonyoung quería amarlo y entregarle su vida entera.
Minghao quería adueñarse de él y entregarle lo que, según él, significaba amar.

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𝐌𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐀𝐒 𝐃𝐄 𝐀𝐌𝐎𝐑 ━━━ 𝐡𝐚𝐨𝐬𝐨𝐨𝐧 ❜
أدب الهواةLo que sentía Soonyoung por su pareja se describía como el amor más puro y sincero que alguien pudiese imaginar. Lo que sentía Minghao por su pareja se describía como una necesidad de proclamarle como suyo y de nadie más, una obsesión violenta y des...