𝐌𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐀𝐒 𝐃𝐄 𝐀𝐌𝐎𝐑 ━━━ 𝐡𝐚𝐨𝐬𝐨𝐨𝐧 ❜

V

El día anterior la mudanza le había informado que sus pertenencias se encontraban ya en la dirección que había indicado, es decir, la casa de Minghao. Antes de bajar al lobby donde un taxi esperaba por él, dio un último vistazo al apartamento completamente vacío y en penumbra, a pesar de ser de día.

Tomó una bocanada de aire, estaba más que nervioso por lo que podría pasar, ¿Y si no era lo suficientemente bueno para hacer a Hao feliz? Pensar en ello ya no tenía caso alguno, estaba subiéndose al taxi e indicando la dirección al conductor. Ya no hay vuelta atrás.

Durante todo el camino, Soonyoung se dedicó a ver por la ventana, su mirada estaba perdida sin enfocarse en algo en concreto. Su mente divagaba y soñaba en lo que podría pasar una vez viva bajo el mismo techo de su amado; miles de escenas rodaban vividamente en su cabeza, haciéndole sonreír y sus mejillas ruborizarse. Por un momento se imaginó a sí mismo preparando una cena romántica, y la enorme sonrisa del pelinegro en agradecimiento por su esfuerzo; luego, imaginó como sería esperar por él una vez llegase del trabajo, saludarle con un abrazo y que él respondiera con dulces besos en sus mejillas y labios. Y, la que le pareció la más bonita de todas, imaginó a ambos en la misma cama, abrazándose mientras dormían y tomando la respiración y latidos ajenos como una hermosa melodía.

Soonyoung estaba emocionado e ilusionado, estaba feliz. ¿Será igual a las películas? Se preguntaba constantemente, él no tenía la mínima experiencia en el amor, solamente lo que veía en las películas que solían dejarlo despierto hasta tarde.

Sin darse cuenta el taxi ya estaba frente a la casa del chico, bajó del vehículo y entregó la respectiva paga al conductor. Antes de aventurarse a tocar el timbre de la puerta principal, inhaló desde sus fosas nasales para llenar sus pulmones, tomar valor. El sonido al tocar el timbré inundó sus oídos haciendo que soltara el aire que había retenido durante todo este tiempo, sintió que se desmayaría al ver al pelinegro frente a él, abriendo la puerta.

Minghao tenía un semblante serio, tal como acostumbraba. Pero al ver al contrario, sus ojos se iluminaron y le fue inevitable sonreír ladino.

—Bienvenido a su nuevo hogar, hyung.

—M-muchas gracias, Hao. —Soonyoung realizó una ligera reverencia en agradecimiento, el otro hizo un ademán con su mano para restar importancia a ello. ¿Qué mejor que tener a su droga favorita disponible siempre en su hogar? Minghao le dio un tour por las dos plantas de su hogar, además del ático lleno de cosas inservibles y un sótano relativamente vacío. En todo el trayecto, el mayor no hizo nada más que observar atentamente y asentir con ligeros movimientos en su cabeza. Estaba asombrado, le parecía un lugar hermoso, y Minghao tenía un buen gusto sobrio en decoración; todos los ambientes eran blancos, grises y negros. Muy estético y elegante.

El menor le indicó al de mejillas abultadas que debían discutir unos detalles antes de instalar sus cosas y, oficialmente, iniciar a vivir bajo el mismo techo. Soonyoung pasó saliva ante ello, le asustaba lo que fuese a decir. Ambos caminaron hasta la sala principal, sentándose uno al lado del otro en el sofá de cuero negro.

—Es muy importante que prestes atención a esto. Yo te ofrecí vivir conmigo por una razón. —El pequeño asintió mientras mordía su labio inferior, expectante y nervioso. Movía sus pequeños píes con levedad, siendo la cereza del pastel al semblante nervioso que denotaba. —Soonie, yo te amo. —La diestra del menor tomó la barbilla del chico, obligando a que su mirada se colocase sobre él. Soonyoung abrió su boca en sorpresa, sintiendo como su corazón se aceleraba exponencialmente.

¡Hao me ama!

Ahora una sonrisa sumamente amplia se dibujaba en su rostro. Tanta era su amplitud que hacía a sus mejillas elevarse y obligar a sus ojos a convertirse en pequeñas líneas.

—Yo también te amo.

—¿Acaso crees que no sé eso? Deja de decir lo obvio. —Sin decir nada más, Minghao unió sus labios a los del menor. El primer beso de Kwon Soonyoung, y con la persona que más ha amado luego de su madre; quería llorar de la felicidad, y comprobaba que las películas estaban en lo correcto. —Existen reglas, Soonyoung.—Continuó el pelinegro una vez el corto beso terminó, haciendo caso omiso al enorme rubor que se apoderó de las mejillas del chiquillo. —Tú eres mi pareja de ahora en adelante. ¿Sabes lo que eso significa?

—¡Sí! Somos novios ahora~

—Así es, pero una relación necesita reglas. Y si no las cumples o intentas omitir algunas, recibirás un castigo. —La diestra que había tomado la barbilla del mayor ahora se dedicaba a acariciar los azabaches mechones del chico, haciéndole sentir calmado y protegido. Ambos pasaron un tiempo indefinido hablando sobre el listado de reglas que, aunque sonaran un juego fácil a los oídos de Soon, en realidad eran algo complicado y difícil de cumplir; sin contar los castigos que Minghao planeaba administrar.

Esa noche, Minghao ayudó al risueño azabache a decorar su nueva habitación, así mismo, acomodaron su ropa y demás objetos personales. El de cabellera negra debía admitir que sintió una ligera desilusión al saber que no dormiría en la misma cama que su pareja, pero debía ser agradecido de compartir el mismo techo. Un beso en la frente y una hoja de papel con algo escrito fue lo que recibió el de menor estatura como despedida de buenas noches.

Una vez Minghao salió de su habitación, tomó la hoja de papel para iniciar a leer. Era una lista, el título: "Reglas"

" — No tienes permitido ver a nadie más que no sea yo.

— No puedes contradecirme, lo que digo es ley.

— No puedes hacer nada sin mi permiso.

— Ni se te ocurra salir de casa sin mi consentimiento.

— Si planeas salir de manera rutinaria (ya sea estudiar o trabajar) debes darme horarios y lugares específicos.

— Tienes que cocinar todos los días en un horario específico que yo te asiganaré luego. "

No parecía tarea difícil, solo requería acostumbrarse a la nueva rutina. Soonyoung suspiró seguido de sonreír ampliamente, dejando la hoja sobre la mesada al lado de su cama con cuidado, temía ser torpe y arrugarla de alguna manera.