Minghao caminó con pereza hasta su habitación en la segunda planta, sus ojos se fijaron en la imagen que reflejaba el espejo de cuerpo completo al lado del ropero.
De sus errores debía aprender.
—Qué asco. —Musitó sin emoción, su rostro mostrándose completamente inexpresivo al ver como la sangre de Wonwoo adornaba su piel y ropa de pies a cabeza. Se mantuvo en silencio maquinando ideas en su cabeza para mejorar sus posibles asesinatos a futuro, debía encontrar métodos que no le dejaran un completo desastre y suciedad.
Suspiró y se dirigió al baño, despojándose de toda su ropa y depositando esta en un pequeño canasto que usaba para colocar su ropa sucia. Tomó una toalla y encendió la ducha calculando que el agua que caía estuviese a una temperatura regular; ni muy fría ni muy caliente.
No tardó mucho tiempo duchándose; no pasó más de 3O minutos limpiando su cuerpo meticulosamente, secándose y colocándose ropa cómoda. El baño le había de vuelto la vida, incluso había logrado relajarle un poco.
Bajó a la primera planta y buscó en la sala su computadora portátil, la cual no tardó en encontrar puesto que la dejaban siempre en el mismo lugar. Se sentó con pereza en el sofá de cuero y encendió el aparato, buscando el programa para escribir una vez hubo encendido y actualizado todo por completo. Colocó algo de música relajante, e inició la tarea de escribir una carta, o más bien, la carta que Wonwoo escribió a sus padres diciendo que huiría con su nuevo novio, Kwon Soonyoung.
Minghao había planeado bien cada minúsculo detalle, y según sus observaciones, una carta de ese índole por parte de Wonwoo sería creíble. El castaño de sonrisa adorable no le agradaba del todo su vida en Changwon, y tomó la primera oportunidad que se le presentó para huir a Seúl. Su querido amigo Seungcheol era testigo de todo aquello que atormentaba el estado emocional del castaño, y sabía lo enamorado que estaba del azabache. Además, Soonyoung no tenía familia alguna y nadie sabía donde vivía, mucho menos que Minghao era su pareja.
Todo era más que perfecto.
Los dedos del peligris se movían con rapidez en el teclado; escribía y borraba, escribía y borraba. Fue una ardua tarea el poder hacer de la carta lo más creíble posible, pero finalmente lo había logrado.
Para el momento que Minghao terminó la carta, la oscuridad ya había tomado control del cielo, y el reloj daba las 11 de la noche. Había sido un día sumamente cansado para él, lo mejor sería recuperar fuerzas y dormir, porque se merecía un buen descanso luego de cumplir cada elemento de su agitada agenda.
A la mañana siguiente, exactamente a las 8:40 am, Minghao decidió bajar al sótano, encontrándose con el cuerpo sin vida de su víctima en el suelo y cubierto con unas sábanas llenas de manchas rojas de sangre; a su lado Soonyoung, que claramente estaba en un sueño profundo. El peligris apretó los labios con fuerza, los celos le invadieron una vez más.
¿¡Cómo se atreve esta puta a tratar a Wonwoo de esa manera!? Ese bastardo merece pudrirse en el infierno.
Juraba que, si ese castaño aún tuviese vida, se aseguraría de matarle de una manera aún más dolorosa.
—¡Levántate, pedazo de mierda! — Minghao pateó a Soonyoung en un acto que reflejaba la cantidad de celos y frustración que sentía. Odiaba que el azabache se hubiese tomado el tiempo de tratar el cadáver de Wonwoo con tanto amor y delicadeza. Soon chilló y en un acto reflejo colocó su mano sobre el costado de su torzo, justo donde había sido golpeado. Su decaída y triste mirada se encontró con Minghao y no sintió más que temor.
Ahora me matará a mí. Pensaba Soonyoung, mientras se mantenía estático.
—Dime, imbécil, ¿En qué momento te permití hacer eso con el cuerpo del bastardo de Jeon?
La mirada de Soonyoung se paseó hasta el cuerpo de su amigo cubierto por las sábanas. Había olvidado por completo la regla que no le permitía hacer algo sin la aprobación de su pareja.
—Y-Yo... —el azabache estaba sumamente nervioso, su voz se quebrantaba con facilidad y su pequeño cuerpo se mostraba tembloroso como si fuese una noche de invierno y no tuviese ningún tipo de abrigo puesto. —Quería d-darle un descanso digno. —finalmente soltó el por qué de sus acciones, solamente provocando que Hao se enfureciera aún más.
—¡Yo soy la razón que no duermas en la calle como el asqueroso animal que eres, Kwon! Wonwoo no hizo nada bueno por ti. —Minghao empuñó sus manos con tal fuerza que sus nudillos se volvieron completamente blancos y las venas parecían que fuesen a estallar en cualquier momento.
Y el infierno se volvió a desatar contra Soonyoung.
El peligris saltó hacia él, aprovechando que el menor aun se encontraba en el suelo Minghao se sentó sobre él. El menor a pesar de su contextura delgada dominaba con suma facilidad el débil cuerpo de su pareja, aquello era fácilmente verificable al momento que Minghao aprisionó ambos brazos del mayor entre sus rodillas y el suelo para inmovilizarle.
Un golpe contra el ojo. Un golpe contra su labio. Otro más en su cabeza y uno que otro en el pecho.
Minghao golpeaba sin piedad alguna el rostro de Soonyoung. Cada grito que el mayor daba solo hacía que los golpes fuesen más fuertes. Las lágrimas no tardaron en adornar una vez más el destruído rostro del azabache, y cuatro golpes certeros contra su regordete rostro fueron suficientes para hacerle desmayar.
La respiración de Minghao era agitada debido al enojo y esfuerzo físico empleado al golpear de tal manera a su novio. Pasó su mirada por el rostro fallecido de Soon, los morados ya empezaban a mostrarse como marcas rojizas y con leves tonalidades púrpura. Así mismo el ojo izquierdo estaba hinchado, de seguro en poco tiempo estaría completamente morado. Su nariz sangraba y su labio inferior tenía más de una herida cuya sangre se mezclaba con la que se desprendía de su nariz.
Minghao sonrió ampliamente, depositando un beso sobre la frente de su mayor.
—Lo hago porque te amo, Soonie.
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𝐌𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐀𝐒 𝐃𝐄 𝐀𝐌𝐎𝐑 ━━━ 𝐡𝐚𝐨𝐬𝐨𝐨𝐧 ❜
FanfictionLo que sentía Soonyoung por su pareja se describía como el amor más puro y sincero que alguien pudiese imaginar. Lo que sentía Minghao por su pareja se describía como una necesidad de proclamarle como suyo y de nadie más, una obsesión violenta y des...