XVI

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¿Minutos? ¿Días? ¿Semanas?
Soonyoung no sabía cuánto tiempo había transcurrido desde la muerte de su amigo y su encierro en el desolado sótano. No había ningún tipo de filtrado para la luz natural, y Minghao no tenía consistencia cuando aparecía a verificar que todo estuviese bien. Ahora la vida del azabache se basaba en dormir casi todo el tiempo, comer cada vez que su novio se dignaba a alimentarle, ser golpeado e insultado sin razón aparente y ser violado un par de veces.

¿A esto se le podía llamar vida?

Merezco este castigo. Cada segundo era el único pensamiento que permanecía en la cabeza de Soonyoung. Si hubiese ignorado a Wonwoo él seguiría con vida y Minghao no sería infeliz como ahora. Juraba que estaba a punto de volverse loco, y el hambre no le ayudaba en absoluto, parecía que no hubiese comido en décadas. ¿Cómo estar seguro? Quizá solo habían pasando un par de horas... o semanas enteras.

Su débil cuerpo estaba dispuesto a descansar de nuevo, más el sonido de la puerta le hizo abrir sus ojos enormemente. Como si sus plegarias hubiesen sido contestadas, Minghao bajaba las escaleras del sótano con unos platos conteniendo algún alimento que el azabache aun no podía identificar del todo. Una vez el peligris estuvo frente suya, se sentó en el suelo y le entregó el plato con carne, arroz y verduras hervidas. Soonie tenía sus ojos iluminados, y su estómago no tardó en demostrar la necesidad de comida al hacer ligeros sonidos claramente audibles para ambos.

Gracias. —fue lo único que articuló el mayor antes de devorar la comida como si de un animal hambriento se tratase.

Hao solamente se dedicó a observar sus acciones en completo silencio y manteniendo su típico rostro inexpresivo. El azabache estaba tan hambriento que la comida en su plato desapareció en un abrir y cerrar de ojos, Minghao solamente negó mientras suspiraba.

Ahora quítate la ropa. —El menor demandó, causando que Soonyoung tragara la saliva acumulada en su garganta con pesadez. Sus interiores estaban totalmente rasgados y destrozados al punto que cada mínimo movimiento le causaba un dolor increíble, apenas lograba recuperarse de la vez anterior y ahora pedía eso. Sus ojos se llenaron de lágrimas de inmediato, su labio inferior temblaba cual gelatina.

H-Hao, aún me duele.

No me importa.

Soonyoung sentía impotencia, ¿O quizá ira? Tal vez una combinación entre ambas. Quería poder negarse ante las órdenes de su ahora no tan amado novio, tener el valor suficiente y poner su propia integridad como su prioridad; sin embargo, se encontraba despojándose con dificultad de sus ropajes inferiores por completo. El dolor y la vergüenza no tardaron en apoderarse de cada rincón del chico, y estando totalmente desnudo de la cintura hacia abajo fue que sus mejillas se llenaron de lágrimas.

Por su parte, el otro chico disfrutaba enormemente de esas cristalinas y amargas gotitas que brotaban de los ojos de su pareja. Le encantaba saber que él causaba tales reacciones, tal descontrol y dolor con simples demandas o acciones..

Sí, a Minghao le encantaba tener el control de Soonyoung, hasta en sus sentimientos.

No tengo todo el día, carajo. —El menor tomó al azabache con brusquedad, volteando su cuerpo de tal manera que estuviese recostado en el suelo y su trasero se encontrase alzado. Como era de costumbre en aquellos pocos delicados encuentros, Minghao requirió de unos pocos minutos de masturbación para violar sin piedad la entrada herida del azabache.

Soonyoung chillaba y se retorcía, cada vez el dolor se incrementaba, se volvía insoportable. Cada estocada mandaba miles de corrientes eléctricas llenas de agonía e impotencia a cada rincón del cuerpo de Soonie, incluso juraba que podía escuchar como los músculos y tejidos en su interior se desgarraban aun más. Mientras Minghao gemía con cada movimiento violento de cadera que hacía.

La escena continuó, como siempre, hasta el momento que Minghao llegó al orgasmo. Sin cuidado sacó su miembro cortando la intromisión, y luego de dar un ligero beso a las mejillas húmedas del pequeño, se retiró del sótano.

De nuevo, el único sonido que inundaba el pequeño cuarto subterráneo eran los sollozos de un destruido azabache. ¿Acaso había manera de describir su dolor? No solo la herida física, sino la emocional que se formaba con cada encuentro de ese tipo. Deseaba aliviar su dolor, de alguna manera u otra, encontrar una distracción a todo el mundo que le rodeaba. Y ahí fue, como si hubiese planeado todo, que el azabache alzó ligeramente su mirada hacia las cajas dentro del sótano. Estaba seguro que en alguna de ellas se encontraban algunos utensilios de cocina que el peligris no le permitió usar al momento en que se mudó.

El pequeño guardó reposo durante un tiempo, al menos hasta que el insoportable dolor se calmara lo suficiente para ser capaz de moverse sin chillar. Se arrastró hasta dichas cajas, las cuales apenas alcanzaba debido a la cadena rodeando su cuello. Con un arduo trabajo, logró encontrar esa pequeña caja de cartón con la etiqueta de 'cocina' en ella; al abrirla y rebuscar, encontró un cuchillo lo suficientemente filoso.

Por fin tomas una buena decisión. La voz en su cabeza volvía a presentarse mientras el mayor se incorporaba en su lugar, sentándose con algo de dificultad.

¿Por qué quería hacerlo? La pobre cabeza de Soonie se llenó de preguntas sin respuesta alguna, todo en cuestión de segundos mientras observaba el cuchillo en una de sus manos. Alguna vez a los oídos del azabache llegó el "dato interesante" que un gran porcentaje de personas que cometían autolesiones, lo realizaban para olvidar sus problemas e incluso sentirse vivos de nuevo. Por eso mismo, ahí se encontraba Soonyoung, removiendo un poco la manga larga que cubría su muñeca izquierda.

Apretó los labios con fuerza, ignorando los gritos que se manifestaban en su cabeza pidiendo que lo hiciera. La diestra que sostenía el cuchillo era totalmente temblorosa, a pesar de recibir golpes todo el tiempo, tenía miedo de hacerlo.

Inhaló con su nariz, llenando sus pulmones de aire y sin más preámbulo, el azabache pasó el filo del utensilio de cocina contra la piel de su muñeca con una fuerza ligera y moderada. El dolor no tardó en hacer presencia, a pesar que la herida no fue profunda en absoluto. Soonyoung pudo observar algunas gotitas de sangre brotar del pequeño corte.

Efectivamente, en ese momento verificó que ese tipo de dolor nublaba su cabeza. Por unos minutos olvidó por completo el mundo que le rodeaba, la situación en la que vivía y la miseria que debía pasar día a día. Las lágrimas del azabache se derramaban sin control, las gotas cristalinas mezclándose con las carmesí que emanaban de la herida; él sabía que hacerse daño estaba mal... pero, si un pequeño corte lograba hacerle olvidar de esa manera, ¿Qué pasaría si hacía miles de cortes profundos?

Soonyoung estaba desesperado por un alivio.

El azabache de rostro demacrado soltó el aire que había retenido durante todo ese tiempo, y acompañado de un grito que, si es que alguien lo hubiese escuchado, muchos lo definirían como un sonido desgarrador; un grito lleno de toda la frustración y dolor que jamás exteriorizó desde hacía tiempo atrás. El cuchillo se paseó con rapidez en la muñeca de Soonyoung, cortes rectos, hacia arriba, abajo, izquierda, derecha... indiscriminadamente manchó su piel con cortes de diferentes longitudes y profundidades, cesando una vez que la garganta le dolía producto de los gritos, sin contar la pesadez en su pecho por la falta de aire.

Removió el cuchillo, dejando ver todas las marcas ocultas tras una capa de sangre. Ahogó un sollozo mientras el dolor se esparcía con suma rapidez por todo su brazo; un agudo y punzante dolor que no desaparecía en absoluto, efectivamente le hacía olvidar todo lo que le rodeaba.

Efectivamente, había encontrado la solución que tanto había añorado.

𝐌𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐀𝐒 𝐃𝐄 𝐀𝐌𝐎𝐑 ━━━ 𝐡𝐚𝐨𝐬𝐨𝐨𝐧 ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora