VIII

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Soonyoung despertó muy temprano para poder maquillar las heridas que se veían en su rostro, principalmente la cortada en su labio inferior que su pareja provocó la noche anterior. Su regordete labio estaba más abultado que de costumbre, además de morado y rojo. Tardó mucho en maquillarse de tal manera que se viese natural y no hubiera rastro alguno se heridas o golpes.

De ropa se colocó una camisa manga larga con cuello de tortuga, unos jeans negros y botas del mismo color. Intentaba cubrir su cuerpo lo más que pudiese y esa era la mejor opción.

Corrió hasta la cocina y, con la mayor rapidez que estuviera a su alcance, cocinó el desayuno y almuerzo que su pareja debía llevar a su trabajo. Organizó la comida en pequeños recipientes de plástico y los guardó en un maletín color negro que Minghao usaba para acarrear sus alimentos.

Todo estaba listo al momento exacto en que el menor bajó a la primera planta, aseado y listo para ir a trabajar. Él se ofrecía a llevar a Soonyoung por las mañanas a su universidad ya que le quedaba en el camino, sin embargo, por las tardes, este debía regresar en autobús. El azabache estaba feliz de poder compartir sus mañanas de esa manera con su pareja, al subirse al auto y escuchar el motor rugir, no pudo evitar esbozar una leve sonrisa.

-Hao, sabes que no es necesario que me lleves a la universidad todos los días.

-Lo hago porque lo amo, hyung. -- El menor volteó a ver durante unos escasos segundos al sonrosado pequeño, dedicándole una suave sonrisa. Así era Minghao, no sabías cómo se encontraría de ánimo, y su humor cambiaba en cuestión de segundos la mayoría de los casos. Soonie, en su ignorancia e inocencia, creía que las veces en que él se molestaba era por su propia culpa, que había hecho algo que le hizo infeliz y tenía más que merecido sus castigos.

En el camino ambos cantaban lo que sonaba en la radio, entre risillas infantiles por parte de Soonyoung y chasquidos de lengua por parte de Minghao cuando se equivocaba en la letra de la canción. Nadie podría describir lo bien que se sentía el azabache de ver en aquel humor a su pareja, cada vez que sonreía podía jurar que lo amaba un poco más.

Esa sonrisa hace que todo valga la pena, podría soportar sus castigos una eternidad con tal de ver su hermosa sonrisa. Así pensaba Soonyoung cada vez que lograba captar las comisuras de Minghao elevarse, eran escasos esos momentos y por eso mismo los atesoraba más que nada.

Minghao estacionó frente a la entrada de la universidad, y como despedida unió sus labios a los ajenos en un agresivo beso. Soonyoung ahogó un quejido de dolor cuando su pareja mordió descaradamente su labio inferior, aún estaba sensible debido a la herida fresca, sin embargo no se opuso al beso, incluso rodeó el cuello del ajeno con ambos brazos para hacer del beso aún más intenso. Al separarse, las mejillas del chico de ojos de tigre ardían teñidas de un rojo encendido.

Durante las clases Soonyoung no entabló conversación con nadie de su salón, mucho menos hacer contacto visual. Minghao le había prohibido hacer amistades, por ende no podía hablarles a menos que fuese completamente necesario. Ya habían alumnos que empezaban a formar sus grupos de amistad con rapidez, mientras que el triste azabache se sentaba en un pupitre del fondo sin alzar la mirada en ningún momento.

-Hey. -Una voz gruesa y profunda llamó la atención del azabache, posó su mirada hacia el lugar donde había sido emitida la voz, encontrándose con un chico alto, castaño y sonriente. Con sólo verle sabías que era de los típicos chicos extrovertidos y carismáticos que todo el mundo amaba.

-Uhm...¿Hola? -La temerosa voz de Soonyoung apenas podía escucharse, se le había hecho costumbre hablar bajito. El otro chico al haber logrado sacarle siquiera un saludo sonrió con gran amplitud, una linda sonrisa que sólo transmitía tranquilidad.

Adorable, pensó Soonie, esbozando él una leve sonrisa apenada.

-No me gusta ver a las personas tan solas, puedo imaginar que se te dificulta socializar, ¡Por eso he venido a hablarte, compañero! -El extraño sinceró, sentándose en el pupitre de a lado y moviéndolo para quedar lo más cercano posible a Soonyoung, el azabache por un momento olvidó la prohibición que su pareja le había impuesto, el carisma del chico le hipnotizaba. - Mi nombre es Jeon Wonwoo, un gusto~

-Kwon Soonyoung, el gusto es mío. -Las mejillas regordetas del azabache se tiñeron sutilmente se rosa, cosa que Wonwoo notó de inmediato.

-¡Eres adorable!

A pesar de que eran de la misma edad, la diferencia en ambos era descomunal. Wonwoo era mucho más alto, a pesar de ser delgado su rostro era masculino; excepto cuando sonreía pues se veía cual niño pequeño en esos momentos. Soonyoung por el otro lado, era de estatura promedio y su rostro era similar al de un bebé, cuando sonreía era el ser más adorable que alguna vez haya existido.

Ambos conectaron bien, y charlaron hasta que las clases acabaron. Si Minghao no se entera de esto, nada malo ocurrirá. Planeó Soonyoung, estaba seguro que ocultaría el insignificante detalle de haber charlado con su carismático compañero de salón.

𝐌𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐀𝐒 𝐃𝐄 𝐀𝐌𝐎𝐑 ━━━ 𝐡𝐚𝐨𝐬𝐨𝐨𝐧 ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora