XI | PARTE TRES

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Soonyoung había llegado justo a tiempo puesto que el peligris no tardó en llegar a casa tiempo después. Ambos pasaron la tarde y noche abrazados en el sofá de cuero, viendo la televisión y riendo ante cualquier tontería que se les presentara.

El menor se veía extremadamente feliz y Soonyoung no podía creerlo, jamás imaginó verle reír con tal euforia. Lo que sentía el pequeño no se podía siquiera explicar con palabras, era un orgullo y felicidad incrementado; debían inventar palabras nuevas para describir tales sentimientos desbordantes.

"Luego de tanto esfuerzo, por fin hago feliz a mi amado." La inocencia de Soonyoung no tenía límites, realmente pensaba que él era la razón de ese humor en Minghao.

Al día siguiente todo fue normal y rutinario, el chico delgado condujo hasta la universidad del mayor y este último se despidió con un beso. Aunque los nervios de Soonyoung aumentaron una vez ingresó al salón de clases respectivo para recibir sus primeras clases del día, recordó la insistencia de Wonwoo y, sobretodo, el rostro que llevaba. Era obvia la importancia de lo que tenía que decirle, y el azabache no pudo evitar sentir cierto miedo.

Pero, para sorpresa éste, Wonwoo no asistió a clases. Aquello era inusual tomando en cuenta que no había tenido una inasistencia a no largo de sus semestres estudiando juntos.

¿Habrá enfermado? Sería extraño, el día anterior se veía de maravilla.
¿Alguna emergencia de última hora? En ese caso esperaba que no fuese nada grave.
¿Quizá simplemente no quería asistir a clases?

La mente de Soonyoung divagó todo el día, creando todo tipo de escenarios posibles ante la inasistencia de su amigo. Y algo no le agradaba de todo ello, ¿Y si se había molestado por irse de esa manera cuando estaba a punto de decirle algo tan importante? ¿Él era el culpable? De seguro Wonwoo se sentía infeliz, por eso no había asistido a clases.

¿Ves lo que haces, Soonyoung? Estúpido, no sirves para nada, siquiera para mantener una amistad. El paranoico cerebro del azabache se había puesto en marcha, cada pensamiento destruía un poco más su confianza. Se culpaba por algo que siquiera había ocurrido, se odiaba por haber sido tan mal amigo y abandonar de esa manera al castaño. Das asco, Kwon Soonyoung.

Ya era el final de su jornada de estudios, y el azabache caminaba a la salida del establecimiento; iba cabizbajo, su cabeza no había dejado de atormentarle desde hacía horas y se sentía agotado. El sonido de una bocina de auto le hizo alzar su cabeza en torno a donde había sido emitido el sonido, encontrándose con el auto de Minghao, saludándole con un ademán en su diestra. Soonyoung estaba sumamente sorprendido y su rostro lo denotaba a la perfección, a paso rápido caminó hasta su pareja.

Vamos a casa Soonie, te tengo una sorpresa. —El asombro en el rostro del mayor aumentó aún más al escucharle, simplemente se limitó a mover su cabeza en afirmativa y montarse al auto.

En poco tiempo ambos llegaron a su hogar, el camino había sido completamente silencioso más no incómodo. Soonyoung se preguntaba qué tipo de sorpresa podría estar esperándole en casa, sabía que Minghao no era la persona más romántica del mundo, la intriga le mataría en cualquier momento.

Quiero que te pongas esta venda en los ojos. —Minghao entregó a Soonyoung un trozo de tela color negro una vez aparcó el automóvil en el garaje de la casa. Eso sólo hacía que la intriga del mayor creciera más, igualmente hizo como se le ordenó luego de haber bajado del auto. —No te asustes. —Minghao volvió a hablar mientras se acercaba al Soon para tomarle entre sus brazos, le llevaría de esa manera hasta el lugar donde se encontraba la especial sorpresa.

Soonyoung soltaba ligeras risitas infantiles conforme pasaban los segundos, no tenía idea a que ambiente de la casa se dirigía su pareja. A decir verdad, el recorrido le pareció eterno, hasta que delicadamente el peligris le dejó en el suelo, Soonyoung inspiró con fuerza y soltó el aire en un pequeño suspiro, su corazón latía a mil por hora. Estaba emocionado.

Puedes quitarte la venda.

Y Soonyoung hizo, una vez más, lo que se le ordenó. La capa negra liberó a sus ojos y la sorpresa llegó a él, una sorpresa que desearía borrar de su memoria.

El azabache abrió su temblorosa boca en horror, sus ojos se llenaron de lágrimas más no se atrevían a salir aún. Se sentía encerrado en un sueño, o más bien, una espantosa pesadilla.

Frente a sus ojos se encontraba el de cabellos grises, la sonrisa más siniestra que alguna vez alguien pudiese imaginar adoranaba su rostro; su diestra sostenía la cabeza de cierto castaño a manera que su rostro fuese fácilmente captado por la vista de Soonyoung.

Wonwoo se encontraba amordazado y atado de manos y pies a uno de los pilares del sótano, sus lágrimas no dejaban de brotar al momento que vio a su amado Soonie, el corazón se le estaba partiendo en mil pedazos. El cuerpo del castaño se veía claramente lastimado, era notable que había recibido múltiples golpes pues su piel tenía varios morados y cortadas con sangre seca; un golpe tan brutal había abierto la piel de la cabeza del chico creando una prominente línea sangrienta desde su frente hasta su barbilla, además que su ojo izquierdo estaba totalmente hinchado, mantenía un horrible color morado y azul.

Y Soonyoung gritó, como nunca antes había gritado. Su amigo, al que tanto quería, había sido brutalmente machacado por su pareja. Su mentira finalmente había sido descubierta.

𝐌𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐀𝐒 𝐃𝐄 𝐀𝐌𝐎𝐑 ━━━ 𝐡𝐚𝐨𝐬𝐨𝐨𝐧 ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora