Frustración

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- ¿Cuál es tu mayor fantasía sexual? -Preguntó Johann, que descansaba boca arriba en aquella cama de roble, apoyando su cabeza en un brazo y acariciando el cabello de su amado con su mano libre.

- Nunca lo había pensado... -Contestó el castaño, apoyado en el pecho desnudo del mayor -. No había pensado en el sexo hasta que te conocí.

Los ojos azules de Johann recorrieron fugazmente la habitación hasta posarse sobre el lacio cabello de Henry. Esbozó una pícara sonrisa, y aunque Henry no podía verla, sabia que ahí estaba.

Era cierto que el menor ni había pensado en el sexo hasta conocer a Johann, después de todo, solo tenia 12 años cuando el mayor se le presentó. Debido a la despreocupación de los padres del castaño de ojos verdes, el adulto de 20 años no tuvo problemas para tomar a aquel niño e introducirlo en el perverso mundo del sexo.

Ahora Henry tenia 17 años y vivía con Johann en su departamento de mala muerte, en aquel barrio de los suburbios de la ciudad de New York. Tenían unas extrañas tendencias sexuales que, por muy común que sean para algunos, ellos preferían mantenerla en secreto. Y es que no todos los días encuentras a alguien que te dice que se excita viendo como otros hombres penetran bruscamente a tu novio. Sin embargo, eso era lo que al pelinegro le "prendía" y Henry estaba demasiado enamorado como para negarle ese placer a su amado. Con el tiempo se volvió costumbre llevar todos los fines de semana un sujeto distinto al departamento para tener sexo. Johann dejaba que Henry los eligiera, y este último se encargaba de buscar hombres musculosos, de aspecto rudo e intimidante, porque lo que a él le encendía era la brusquedad.

Aquel mediodía de domingo en la que los amantes se encontraban reponiéndose luego de una mañana bastante activa, a Johann se le pasó por la mente preguntarle eso: ¿Cuál es tu mayor fantasía sexual? La pregunta no fue contestada y quedó en el aire cuando Johann comenzó a picar la espalda del menor con el dedo índice, a modo de juego, y lo que empezó con unas cosquillas, termino con Henry persiguiendo a Johann por todo el departamento, ambos desnudos. Era normal. Así se divertían ellos porque, a pesar de sus extraños gustos sexuales, se amaban.

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Mike estaba realmente furioso. La noche anterior ni siquiera había llegado al clímax cuando aquel imbécil lo tomó de los hombros y lo obligó a salir de aquel chico, para luego sacarlo bruscamente del departamento y cerrarle la puerta en la cara. Jamas se había sentido tan humillado. Pateó por ultima vez aquella lata que lo venia acompañando las tres cuadras anteriores y dobló en la esquina para entrar al bar de siempre.

El cantinero le sirvió, a su pedido, lo de siempre, y Mike solo tuvo que esperar unos minutos hasta que su bebida fue puesta en un vaso frente a él.

- Vaya, Mike, te ves horrible -Comentó un hombre de unos cuarenta años dándole una palmada en la espalda al mismo tiempo que se sentaba junto a él en la barra -.

- Tú te verías igual o peor si anoche te hubieses visto obligado a masturbarte en el asqueroso pasillo de un mugroso edificio -Contestó secamente y le dio un trago a su bebida -.

- Vaya. Suena terrible... ¿De nuevo Johann y Henry?

- No puedo evitarlo, Gaston. El pendejo es hermoso y le gusta que le den duro -Comentó con cierta sonrisa perversa en su rostro. Mike estaba completamente enamorado de las sensaciones que estar con Henry le propinaban, pero Johann nunca lo dejaba terminar su trabajo. Siempre era lo mismo. Mike suspiró con pesadez y volvió a su bebida.

- Tu jamás aprendes -Lo miró con los ojos ligeramente entrecerrados -Sabes que Johann no permite a nadie correrse dentro de su puta -. Soltó una pequeña carcajada que fue detenida por un fuerte golpe a la barra, dado por Mike. La verdad era, que intimidaba mucho. Media casi un metro noventa y su cuerpo estaba completamente marcado por sus músculos. Era considerado muy atractivo también por su corto y revuelto cabello rubio y aquellos ojos azules y envolventes. Henry nunca elegía mal, pero no le interesaba mas que para darle un pequeño espectáculo a Johann antes de pasar a la verdadera acción, y eso a Mike le ponía realmente furioso.

Gaston y otros cinco sujetos que se encontraban cerca se quedaron callados, observando atentamente al rubio quien, de un solo trago, se bebió el resto de su cerveza. Pagó al cantinero y se fue sin decir una sola palabra. No soportaba que le dijeran así a Henry, aunque tampoco encontraba otra forma de llamarlo. Sentía que solo él podía faltarle el respeto, que solo él podía maltratarlo, hacerle daño y todas aquellas cosas sucias que pasaban por su mente al recordarlo. Sin embargo, Johann se lo impedía, y no necesariamente porque le tuviese miedo a él. No. Mike no le tenia miedo a nada ni a nadie, pero Mike era la clase de persona con contactos, y si se atrevía a meterse con él, la pasaría muy mal.

A Mike no le quedaba otra mas que tragarse su orgullo y agachar la cabeza mientras era echado de aquel departamento, dejándolo al borde del orgasmo y teniéndose que masturbar en el pasillo, escuchando los gemidos de placer que deberían ser provocados por ÉL, mientras gritaban SU nombre. Se sentía demasiado frustrado. Tan frustrado, que aquella noche, no le importaron todos los contactos que Johann pudiese tener. Él estaba dispuesto a cumplir su mayor fantasía sexual...

Fin del capítulo 1

Mi Fantasía SexualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora