Capítulo 6

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-Reid. -Me llamó Morgan. -¿No vienes a dormir?

-Este...no. Prefiero trabajar.

Mi amigo comenzó a andar hacia mí y se sentó en mi mesa mirando las carpetas con los informes de las familias sospechosas y de la víctima secuestrada.

-¿Qué pasa?

-Nada. -Intenté sonar seguro de mi mismo pero fracasé terriblemente.

-Reid. -Me miró a los ojos resignado. -¿Qué ocurre con el caso? ¿Es por lo que te pasó?

-Mi secuestro no tiene nada que ver. Es... ella. -Volví a mirar la foto de Victoria y se la pasé a Derek quien la miró con una sonrisa pero en su rostro había pena. -No quiero ni pensar en lo que está pasando... Parece tan frágil.

-Tío entiendo muy bien por lo que estas pasando pero esta chica necesita lo mejor de nosotros. Eres un genio pero necesitas dormir. Yo lo sé, tú lo sabes...incluso ella lo sabe. -Mirándome fijamente se puso en pie y fui con él hasta el hotel. Me tumbé en la cama y cerré los ojos.

VICTORIA

Había perdido la noción del tiempo, ya no sabía cuantos días habían pasado desde aquella terrible noche que no me atrevía a recordar. Tal vez tres o cuatro días.

No estaba segura.

Estuve inconsciente la mayoría del tiempo y cuando está vez me desperté, justo al lado de la puerta, había un plato con comida. Estaba hambrienta, no había comido nada desde la última cena con mi familia. Pero, ¿debería comer? ¿Y si aquella comida estaba envenenada? Miré a mi alrededor, las paredes de hormigón me rodeaban en un despacio realmente reducido. Parecía ser por la tarde.

Intenté levantarme para ir hacia la luz que emanaba de la pequeña ventana que había en un extremo de la pared pero mis piernas no fueron lo suficientemente fuertes para sostener el peso de mi cuerpo y caí de rodillas hiriendome. Gemí de dolor y observé la piel ensangrentada que había en mis rodillas.

Me arrastré hasta el plato de comida, realmente no importaba que aquello estuviera envenenado. Cualquier cosa, incluso la muerte, parecía una mejor opción que vivir en aquella oscura agonía.

La comida fue ingerida rápidamente al igual que el vaso de agua.

Apoyé mi espalda en la pared mientras permanecía sentada mirando un punto no definido.

-¿Me estará buscando alguien? -Susurré más para mí misma.

Cuando comenzaba a caer la noche, mis ojos se fueron cerrando. Mi cuerpo se relajó y el sueño se fue apoderando poco a poco de mí.

Aquello era la muerte.

Ojalá lo fuera...

Oscuridad (Spencer Reid)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora