Capítulo 12

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-¿A nombre de quién está esa granja? -Preguntó Hotch.

-Thomas O'Neil, tiene 35 años y no aparece una dirección de residencia. Ha tenido una vida complicada, cuando tenía 13 años presenció como sus padres mataban a golpes a su hermana mayor. Se denunció a la policía por una vecina y antes de ser detenidos huyeron del país, dejándole solo. -García narraba los hechos según los leía en su monitor.

Rápidamente y casi antes de que ella terminase de hablar se conectó todo en mi cabeza.

-Por eso mata de forma tan cruel a los padres; odió siempre a los suyos. Mientras que los niños no sufren ningún dolor ya que es lo que él hubiera querido, en lugar de vivir abandonado y con el dolor por la muerte de su hermana.

-Reproduce su historia mediante otras familias y hace justicia a su manera. -Concluyó Prentiss.

-Debemos ir a la granja, puede haber construido sin los permisos requeridos y por eso no figura actividad alguna en los registros. -Mientras que Hotch terminaba de hablar nos pusimos en marcha.

-¡Gracias preciosa! No sé qué haríamos sin ti. -Colgó Morgan el teléfono.

Contábamos con varias patrullas de policía para ayudarnos a detener al su-des, lo cual era realmente bueno. No sabíamos como podría salir todo aquello. Y lo único que quería era que ella saliera bien de todo esto, porque estaba viva. Sentía que lo estaba.

El camino fue largo, y tenía la sensación de que nunca iba a acabar. Viajaba con Morgan en el coche en absoluto silencio hasta que él habló.

-Reid, eres consciente de que puede no estar viva ¿verdad? Han pasado tres semanas desde el secuestro.

-Sé que lo está. Estoy seguro, además vive en ella el recuerdo de su hermana. Por eso mismo no le hará daño.

-Está enfermo, no podemos estar seguros de nada. Hay que tener cuidado, si lo que tú dices es cierto es posible que al verse acorralado pueda suicidarse y matar a Victoria.

El teléfono sonó y lo descolgué.

-No aparquéis el coche cerca de la granja, no acercaremos en silencio e intentaremos entrar sin que nos escuche el su-des. Nos dará ventaja.

-Entendido Hotch. -Contestamos Morgan y yo al unísono.

El tiempo transcurría más lentamente que nunca, sentía que no llegábamos. La carretera se extendía hacia el horizonte, sin una sola curva, y parecía no tener fin. Mis nervios recorrían todo mi cuerpo.

De pronto la carretera dejó de estar asfaltada y el camino era una mezcla entre tierra y piedras. Íbamos detrás del coche en el que viajaban Hotch y Rossi, quienes nos señalaron que girasemos a la derecha por un camino estrecho. Lo hicimos, y a lo dejos divisamos un granja con aspecto descuidado aunque no parecía haber sido incendiada.

-Reconstruyó él mismo la granja, sin dar parte de ello. -Apuntó Morgan.

Tras decir eso, Morgan giró a la izquierda para aparcar el coche de forma que estuviera escondido pero con fácil acceso por si lo necesitábamos. Dejamos el coche entre los arbustos y fuimos caminando lentamente hacia la granja. El ritmo de mi corazón era tan fuerte que parecía que estaba corriendo una maratón.

A unos pocos metros de la casa, varios agentes junto con nuestro equipo, comenzaron a bordear la casa para evitar que el secuestrador pudiese huir por alguna ventana o puerta trasera. Hotch y Morgan se prepararon para derribar la puerta mientras que JJ y yo manteníamos las armas abajo dispuestos a entrar. De repente, pillándonos por sorpresa se escuchó un grito.

Oscuridad (Spencer Reid)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora