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Una vez instalado en su asiento, cómodo y cálido; Izuku pudo caer en cuenta totalmente de sus acciones. No tardo en sentir su cara caliente. ¿De verdad había hecho eso? Bueno, no es como que haya imaginado la cara del alfa después, y tampoco es como si pudiese retractarse, porque en el fondo no lo hacía. El contacto de sus labios y la mejilla del alfa fue casi fugaz, pero había dejado un cosquilleo que aun sentía.

Se cubrió el rostro con ambas manos, y grito en sus adentros. Ahora estaba avergonzado, y agradecía que era justo en ese momento y no cuando estuvo frente al alfa y el cachorro. Katsuki no había tomado eso de mala manera, ¿verdad? Tampoco debía de preocuparle tanto. Es decir, todo estaba siendo tan confuso.

Izuku salió de sus pensamientos cuando el tren comenzó su marcha y vio cómo se alejaba del lugar. Después de un rato dejo de sobre pensar las cosas.

No es para tanto, pensó.

Ahora lo que más quería era llegar a casa, abrazar a sus padres y cenar lo que sea que su madre haya cocinado. El hecho de ser comida preparada en casa era más que suficiente. Esa era la única desventaja de vivir en los dormitorios, no tener la comida hecha por su mamá. Sim embargo, el hecho de pensar viajar todos los días de ida y vuelta durante 3 horas iba a ser simplemente desgastante, así que la comida fue la última de sus preocupaciones en cuanto a su decisión sobre donde vivir.

Tardo un poco más de 3 horas para por fin estar frente a su casa. Con rapidez se acercó para tocar la puerta. Había un auto así que al menos había alguien en casa. Quien le abrió fue su madre, quien con gran emoción lo abrazo en cuanto lo vio, Izuku recibió la calidez de su madre le daba. Pero esta se separó de repente viéndolo a los ojos e Izuku no supo interpretar esa mirada.

— Izuku cariño. ¿Estás bien? — pregunto su madre con un deje afligido.

— Estoy bien mamá, ¿Por qué..?

— Hueles a alfa Izuku. — Oh. Oh.

— N-no es nada m-malo, no— Dios, estaba tan nervioso que no podía terminar la frase.

— Pero también...— no termino de decir Inko, su madre. Lo vio algo sorprendida. — Izuku, tenemos que hablar.



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El sol empezaba a ocultarse, el cielo se pintaba de colores; naranja, azul y morado. Su viaje por fin había terminado, solo le faltaba unas cuantas calles por caminar. La sensación térmica seguro había bajado unos grados al estar haciéndose de noche y eso le estaba calando los huesos. Quería llegar en seguida para envolver a Haru en sus mantitas y salvaguardarlo del frio. Con cada respiración vaho salía de su boca. Katsuki estaba seguro que su nariz y orejas estaban a punto de congelarse. Por otro lado el cachorro tenía su naricita y mejillas rojas del frio.

Falling for You - [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora