«Caminaba con largas zancadas y las manos hechas puño dentro de los bolsillo de su pantalón, soltaba exhalaciónes desorbitantes en un intento de calmar su furia interior y no cometer alguna estupidez para agravar la situación. Detuvo su auto en una tienda de mala muerte para comprar unos malditos cigarros, cuando lo encendió solo le dio una calada, se asqueo inmediatamente y lo lanzó lejos. Se dirigía de vuelta al coche para quedarse allí dentro un buen rato hasta que su mente se despejara de ese sentimiento corrosivo. Porque estaba enojado consigo mismo, con Harry Potter, con esa demente de Hannah Abbott, inclusive con Theo por otorgarle su dirección a esa rubia, y por supuesto, con Hermione Granger.
Se preguntaba si era ella la causante de todas sus desgracias. ¿Estaría pagando por lo que le hizo en el pasado? ¿Era el karma que le estaba cobrando factura? Sus ojos ardían y la ira vislumbraba en ellos como brasa ardiente. La calle estaba desolada, había poca luz en el lugar, se rio de sí mismo. No sabía a dónde llegó a parar, sólo condujo a ningún lugar en especifico. Buscó las llaves en sus bolsillos para activar el automóvil. "¿Estás perdido, amigo?" La voz grave y misteriosa lo puso alerta elevando el rostro. Era complicado ver en medio de la oscuridad. "¿Necesitas ayuda?" Preguntó otro. Distinguió a dos hombres a lado suyo, acercándose a paso lento en su dirección. "No." Respondió secamente, pero siendo suspicaz. "Perfecto. ¿Te parece si vamos a un bar cercano? No es cosa de todos los días encontrarnos con un tipo tan elegante como tu por aquí." Draco trató de esforzarse por ver algo que caracterizara a cada uno, ese tipo era alto, robusto pero con cierto músculo y gran espalda. Piel blanca. Cara redonda. "Sería un honor que aceptaras nuestra invitación." Dijo con tono malicioso y una expresión desagradable que pretendía expresar diversión con un toque falaz. Éste era muy similar al otro hombre, podía deducir que eran hermanos, la diferencia estaba en que él era más bajo. "Nosotros invitamos." Habló uno, un hombre nuevo, y por más que Draco giró su cabeza no pudo contemplarlo. Pero no había duda, tres tipos estaban rodeándolo. Presentía a dónde iba eso, apretó su mandíbula. "¿Por qué debería aceptar?" Alzó una ceja y mantuvo un tono neutro. "Es de mala educación rechazar una invitación, ¿no lo crees?" El más alto le contestó, pintando una sonrisa desdeñosa. "Me temo que hoy no se podrá. Pero los llamare otro día." El rubio sonrió falsamente y quiso continuar con su camino, pero el tipo de mayor altura lo detuvo. "Respuesta equivocada."»No estaba alucinando, en serio eran ellos. Esos dos hombres en la foto eran los mismos que lo habían atacado anoche en compañía de otros dos. No era una coincidencia ni una equivocación.
-¿Acaso los conoces?-Luna cuestionó con curiosidad palpable al darse cuenta como su jefe miraba aquella foto.
-Algo así.-Respondió de manera breve.
-¿Algo así?-Claramente, a la rubia no le quedó claro.
-¿No hay nada más en esta carpeta?-Draco guardo la foto y examinó dicha carpeta.
Sin embargo, ya no había nada más, excepto por una carita hecha por un marcador de agua en la esquina inferior izquierda de la carpeta. Aquella carita sacaba la lengua juguetonamente y guiñaba un ojo. Draco amusgo los ojos. ¿Significaría algo? Porque presentía que si.
¿Se estaba volviendo paranoico?
Guardo todo en la carpeta, la tomo al igual que la muñeca de Luna y ambos salieron de la oficina de Theo a gran velocidad. Cerró la puerta tras de si.
-¿Estás bien, Draco?-Luna se preocupo por su comportamiento.
-Luna, ¿no lo ves? ¿no entiendes esto?-Se despegó de la puerta y la tomó por los hombros.
-¿A qué te refieres?
-A esto. Esta carpeta. De alguna forma se vincula con Theo u algo así. Millicent debió dejarla por error o algo por el estilo, incluso puede ser que a propósito.-Soltó.
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Punto Y Aparte | Dramione
FanfictionYa han pasado dos años, desde que Draco tomó ese avión, para irse a Manhattan. Dejando su ciudad natal: Londres, a la chica que ama: Hermione Granger y toda su vida. Lo único que dejó fue una carta para su enamorada, explicando su abandono. Era un c...