Punto de quiebre

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Podía recordar aquella noche que pasó con ella... Y era la misma chica. En su foto se mostraba a una morena con rasgos asiáticos, cabellera de color azabache y un alaciado perfecto. Se encontraba sentada en una barda de algún jardín botánico muy colorido, una sonrisa adornando su rostro.

Empezó a sentirse mal al instante.

«Quizá te acostaste con alguna amiga suya». Las palabras que le había dicho Ginny esta tarde se insertaron con fuerza en su mente.

¿Y si el contacto de Cho quería decir algo? ¿Si era la prueba exacta?

Trago saliva, se había puesto más pálido de lo que normalmente era. Sus manos se pusieron frías a un nivel preocupante.

No, no, no, no podía estar sucediendo eso. No sabía que hacer.

Hizo lo primero que se le ocurrió, llamó a Theo mientras se mordía las uñas.

-Vamos, contesta.-Dijo cuando el tono se escucho por quinta vez.

-¡Hola, amigo! ¿Qué pasa? ¿Todo bien? -Finalmente contestó.

-Theo... No, creo que no lo está.-Iba directo al grano.

-¿De qué hablas? ¿Sucedió algo malo?-Su tono de voz cambió drásticamente a uno de preocupación.

-¿Recuerdas que ayer en tu casa encontré una hoja de papel con dos números de celular escritos en ella?

-Sí... ¿Por qué? ¿Averiguaste a quién pertenecen?

Le aterraba responderle.

-Los acabo de registrar en mi celular, necesitaba descubrir de quien se trataba. Vi sus fotos de perfil en WhatsApp. Uno pertenece al imbécil que me golpeó.

-¿A Crabbe o Goyle?

-No, ellos dos no, esa noche hubo uno más. Solo que no sabía su nombre, al parecer se llama Dudley.-Explicó.

-Maldición.

-Y el segundo...-Su voz se desvaneció.

Pensar que probablemente todo lo que estaba ocurriendo era a causa suya lo hacía sentirse la persona más terrible que ha pisado la maldita tierra.

-¿Draco? ¿Sigues ahí? ¿De quién es el segundo número?-Preguntó con cierta desesperación.

-Es de una mujer, llamada Cho Chang.-Dijo a secas.

-Cho Chang... Cho Chang...

-¿La conoces?-No dejaba de caminar por toda su habitación.

-Sí. Milicent la menciono algunas veces, es amiga suya.

Mierda.

Eso aumentaba la posibilidad de la teoría de Ginny. Draco empezaba a creer que podría ser realidad.

-Carajo.-Se le escapó.

-¿Eso que te dice? Espera... ¿Acaso la conoces?-Cuestionó con perspicacia.

Draco permaneció en silencio, aborreciendose a sí mismo. Queriendo estar enterrado tres metros bajo tierra.

-Draco... No me salgas con eso. ¡No me digas que estuviste con ella!-Theo no tardó en armar conjeturas.

El rubio parecía un pequeño niño que estaba siendo regañado al cometer una mala acción. Era patético, pero no se merecía menos.

¿Por qué tenía que ser tan idiota?

Sus demonios del pasado estaban volviendo a surgir, de a poco, como si hubieran acordado regresar para hacerlo pagar caro todas las estupideces que hizo.

Punto Y Aparte | DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora