Capitulo 2

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Los ojos de ella lo escrutaron con timidez, quizás tenía vergüenza de que él la viera en aquel lugar trabajando de part time. Es por esto, que Stone tuvo que apartar la mirada rápidamente. no quería hacerla sentir incómoda menos cuando su intención no era encontrarse a la señorita Tsurugi luego de como la trató el primer día de clases. Avergonzado, se sentó en la mesa con vista al Carrusel y la torre Eiffel. Había venido una vez, la semana pasada, luego del trabajo, pero en esa ocasión lo había atendido otra persona ya que Kagami solo trabaja algunos fines de semana.

La miró a la distancia, por encima de su café expreso. Se mordía el labio inferior mientras garabateaba en una libreta. Su intento de ocultar su rostro de él con su cabellera había fallado, y Stone la podía mirar perfectamente desde el lugar donde estaba. Su rostro, le pareció familiar, pero no del todo. Se arregló la garganta al darse cuenta que la azabache, la mesera que lo atendió, lo atrapó mirando a Kagami.

Unos segundos más tarde la peliazul volvió a su mesa y le entregó su pie de limón y su expresso. Le dio las gracias en un acento francés fluido y volvió a mirarla. Esta vez Kagami lo miraba con los labios entreabiertos. Sus ojos marrones bajaron de sus ojos a su camisa, donde había una miga de pie. Ella sonrió en una especie de burla y luego atendió a los nuevos clientes. Stone, en ese momento, vio que sus pensamientos estaban tomando otra dirección así que bajó la vista hacia su celular y decidió contestar algunos correos, tanto personales como profesionales.

Más tarde Stone guardaba su tarjeta VISA y comenzaba a marcharse. Salió del local, con el cuerpo caliente y molesto por como ella se había reído de él. Ni siquiera pudo disfrutar de su pie de limón, había comido menos de un cuarto de él, y había dejado su expreso a la mitad. Y todo por culpa de la señorita Tsurugi. Enfurruñado, se subió a su Volvo y condujo en dirección hacia su departamento, sin recordarse a sí mismo que la volvería a ver el lunes por la mañana.

A la misma hora que él llegaba a su departamento, Kagami servía a los clientes sus pedidos para distraerse y tratar de evitar la mirada inquisitiva de Marinette. Su amiga, quien guardaba dinero en la caja registradora.

-¿Lo conocías?

-¿Perdón?-Cuestionó Kagami haciéndose la desentendida.

-Ese hombre...

-¿Cuál de todos?-Pasó su mirada por el loca, evitando el asiento que su profesor había ocupado.

-Gami, para ya. Sabes, a quien me refiero-Dijo recalcando el pronombre relativo.

-¿El señor Stone?-Marinette asintió con una sonrisa cursando sus labios-Ahora pediré yo que pares. Es mi director de tesis.

-Lo siento, es solo...-Marinette miró a su amiga con lástima-Olvídalo.

Más tarde Kagami estaba sola en su departamento de un dormitorio, baño y un living-comedor. Mientras hojeaba una revista de investigación que le había prestado Adrien, se preguntó que cosa iba a decir Marinette del señor Couffaine. Tal vez iba a opinar sobre la forma en la mirada de desprecio que le había dado, o tal vez iba a decir lo guapo que estaba. Sea cual fuera la opinión de su amiga, lo dejó pasar, y entonces con determinación se levantó de su sofá cama, y caminó hacia la pequeña barra de la cocina americana. Se sirvió un té rojo mientras leía a Schmidt, que hablaba sobre la Actividad comunicativa.

Ese sábado por la noche estaba agotada luego de atender la cafetería de su padre; por lo que, llegando del trabajo se había puesto sus pantuflas, pijama largo, calcetines de polar y una cardigán que le había regalado su madre dos navidades pasadas. Siendo esa, la última navidad que pasó junto a ella.

De pronto. Tsurugi sintió el timbre de su departamento sonar. Cerró la revista de investigación y observó por la mirilla de quien se trataba.

Su hermano apareció en su radar. Indecisa si abrirle o no la puerta, terminó haciéndolo.

생명을 건넜다 (Vidas cruzadas) © COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora