Capitulo 33

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Luka se sentó en los pies de la cama.Se volvió un poco y giró su rostro para mirar a una Kagamidurmiendo plácidamente bajo las sábanas y el cubrecama. Sonrióensimismado en los recuerdos recientes que tenía con ella. Recordóel día que llegó de Italia, como se habían besado y como lo habíatomado con su boca.

Desde ese día no la tocaba.

Sintió el suspiro de Kagami mientrasse giraba en el lado de la cama. Corroboró que seguía con sus ojoscerrados para incorporarse.

Terminó de colocar la sudadera gris ycaminó fuera de la habitación. Se encontró con cajas de mudanzasen el comedor. Sin darse cuenta había llegado el gran día, Luego dedos semanas vivirían oficialmente juntos.

Abrió la puerta y portón principal desu casa y comenzó su rutina de trote como cada madrugada. Estabademasiado eufórico últimamente y eso se lo debía a Kagami. Noobstante, aquella mañana solo estaba en su mente el hecho de que lohabían citado a una reunión para el lunes a primera hora. Y nohabía sido su colega Caline ni Nathaniel. Había sido el mismísimorector de la universidad.

Aquella mañana estaba mucho más fríaque la anterior. Se arrepintió de haber salido de la cama quecompartía con Gami.

Luka se detuvo y cambió la música queescuchaba desde sus airpods inalámbricos.

-Que idiota eres-Suspiró frustrado ycontinuó su trote.

Su celular comenzó a sonar con eltimbre de mensaje de texto. Volvió a detenerse para sacarlo de unode los bolsillos de sus pantalones.

''No olvides el cumpleaños deDenisse''

Mierda.

Terminó su ruta de siempre y volvió acasa.

Cuando entró. Kagami estabaarrodillada, con un moño enmarañado y suelto ordenando una caja demudanzas. Tenía sudor en su frente y con la muñeca apartaba unmechón de su frente.

-¿Qué haces?-Luka frunció el ceño.

Kagami no se había dado cuenta de supresencia y levantó la vista y sonrió.

-Buenos días a ti también...-Dijojuguetona Kagami.

Luka colocó los ojos en blanco y sepasó la toalla por su cabello húmedo y subió las escaleras.

Kagami miró a su novio subir losescalones para desaparecer de su vista.

Negó con la cabeza. Hace días Lukaestaba ensimismado e irritable. No solo eso. También estaba frío ydistante. Sabía que algo le pasaba, pero era evidente que no queríahablarlo.

Volvió a concentrarse en su tarea deguardar los adornos de las estanterías y mesa de centro con muchocuidado. Estuvo así gran parte de la mañana mientras Luka sedecidía a bajar a la sala de estar y entablar conversación conella. Tal vez estaba nervioso por la mudanza. Tal vez ya no laquería. Tal vez...

-¿Qué necesitas?

Kagami levanto la vista. Luka le quitóel aliento. Estaba con unos pantalones negros ajustados y una camisablanca con los primeros botones sueltos. Fácilmente pasaba comoalgún príncipe de una monarquía europea.

-¿Perdona?

-Voy al supermercado. ¿Qué necesitas?

-Oh... toallitas desmaquillantes, unbálsamo labial, una barra de chocolate sin azúcar y un beso tuyo debuenos días.

Luka suspiró y se tocó una ceja.Estaba muy irritable.

-Lo siento.

Kagami bufó incorporándose. Envolviósus manos en el cuello de Luka y se colocó de puntas para besarlo.Luka alejó rápidamente su boca de la de ella.

생명을 건넜다 (Vidas cruzadas) © COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora