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Madison Clayton

-Por dios Madison- su voz salió bastante ronca

Al fijarme bien sabía lo que ocurría.

No negare que apostaba también con satisfacerlo en su totalidad.

Camine solo con mi ropa interior de forma provocativa.

- ¿Por qué no terminamos lo de esta tarde? – susurre cerca de sus labios

-Soy todo tuyo nena- menciono antes de besarnos

Mis manos rápidamente fueron a quitarle la ropa.

El no había perdido la forma de su cuerpo.

Cada musculo seguía intacto a la ultima vez que lo tuve conmigo.

Ver toda su anatomía me impresionaba no lo negaría.

-Tu cuerpo- susurro mientras apretaba uno de mis busco

-Me lo dejaras rojo- me queje mientras besaba su cuello

Si quería dejar marcas yo lo haría también.

-Todo el mundo sabrá lo que hicimos- susurro

-Mejor- lo empuje para que callera en la cama

No quería que fuéramos delicado esta vez.

-Amor- me miro sorprendido cuando de una uní nuestros cuerpos

-No podemos hacer mucho ruido por los nenes- susurro mirándome

Se que puedo ser un escandalo, pero por mis hijos debía mantenerme en silencio lo más que podía.

Era una misión casi imposible.

-Por dios nena, me tienes loco- giro para quedar sobre mi

Las sabanas en la cama ya no existían.

-Alexander- lo al sentir sus labios sobre mis senos

-Todo de ti me excita- mordió mi cuello logrando que la piel se me erizara

Paso sus manos por mis muslo haciendo que por instinto lo abrazara.

Para mi sorpresa el se coloco de pie llevándome hasta una pared.

-Me gusta más así- susurro para volverme a besar.

Quería manejar la situación, pero a la misma vez quería que el llevara el ritmo.

-Eres mía nena- beso mis labios con furia

Volvimos a cambiar de posición y ahora mis senos estaban contra la pared fría.

Sus manos viajaban por todo mi cuerpo encendiendo el fuego cada segundo más.

Luego me llevo al pequeño sofá de la habitación en donde él tomo asiento y yo me senté sobre él.

Todo era una experiencia nueva para los dos.

Habíamos terminado exhausto en el sofá.

Mi respiración era entre cortada igual que la de él.

-Wow amor- susurro acariciado mi espalda

-Eres excelente- sonreí orgullosa de mi

-No me puedo quejar de ti tampoco – lo mire sonriendo

Nos dimos un corto beso.

-Vamos a dormir- me cargo como pudo para recostarme en la cama

Sin lugar a duda estaba demasiado agotada como para caminar.

Mr. Alexander BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora