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Los rayos del sol ya habian empezado a desvanecerse, quedaban pocos minutos para que estuviera completamente oscuro. El viento era escaso, se podría decir que no hacia ni calor ni frio.

Ya no había casi nadie en las calles de Hawkins, las tiendas ya empezaban a cerrarse, los automóviles apenas pasaban.

Y las dos chicas que se encontraban ahí estaban admirando eso como si fuera la primera vez que venian al lugar.

Ambas estaban recostadas, encima de una cobija en la que a penas cabían. Con sus manos entrelazadas, El con su cabeza reposada en las piernas de Max, quién de vez en cuando dejaba pequeños besos alrededor de su rostro, la chica castaña reía mientras la tomaba con cuidado de las mejillas para atraerla a ella y poder besar sus rosados labios.

Estaban en la colina donde Dustin los trajo por primera vez hace unos años para poder comunicarse con Suzie. Venir a ese lugar ya se habia convertido en un pasatiempo para ambas, siempre que tenian algo de tiempo libre venían al lugar. Les encantaba mirar Hawkins, mirar como los autos eran como pequeñas lucecitas que se movían por las calles, mirar como apagaban el Starcourt y como tiempo después se empezaban a apagar otros letreros de tiendas que no conocian.

Lo que mas anhelaban ambas era amanecer y ver todo desde un principio, pero las dos sabían que era prácticamente imposible.

—Estar aquí me trae recuerdos.—Dijo Max, quien ahora estaba jugando con el cabello de su novia, el cual ya habia crecido bastante.

—¿A si?

—Dustin cantanto never ending story, mientras Hopper estaba con Joyce tratando de salvar la vida de todos.—Prosiguió con una sonrisa.

El empezo a reír tras el gracioso recuerdo.

—Dustin diciendo, "¿Águila calva estas ahí? ¡Águila calva a la derecha!"—Dijo la castaña tratando de imitar la voz de dustin, en tanto Max reía a carcajadas.

—¡Dios si!

Aún con las manos entrelazadas, Max con la mano que tenia libre empezo a acariciar el cabello de su novia, quien al notar el acto de ella le dio una sonrisa, si no fuera por que ya estaba oscuro Max hubiera notado el pequeño sonrojo de ella.

Aunque llevaran unos seis o cinco meses juntas, Eleven seguía sonrojandose, al notar muestras de cariño por parte de Max.

Aveces cuando les tocaba compartir clases, lo cual no eran muchas, de vez en cuando Max por debajo de la mesa tomaba su mano, o acariciaba su pierna sin que nadie se percatara. Podían pasar toda la clase con las manos entrelazadas y nadie se daba cuenta, por algo casi siempre escogían los hacientos que estaban en el fondo de la sala.

—Y cuando yo aún tenía mis poderes.—Añadió.

Los poderes de Eleven aún no volvían, la chica ya pensaba que simplemente ya no volverían, antes solia practicar antes de ir a dormirse, pensando en que asi volverían, dejo de tener esperanzas hace seis meses, y ahora ni siquiera se tomaba el tiempo de intentarlo.

Max suspiró, y la miro a los ojos.

—Seguro volverán, te lo prometo.—Dijo con su mejor sonrisa.— Cuando vuelvan podriamos espiar a la gente otra vez.

Eleven riendo tras recordar cuando espiaron a Mike, negándose rápidamente suspiró tambien.

El problema era que ella si le creía a Max. Y se odiaba a si misma por creerle, porqué una parte de ella también pensaba que volverían de un dia para otro.

—Definitivamente no.—Dijo ella aún riendo, ella reía a pesar de que su mente estaba llena de pensamientos que no la dejarían dormir, no le contaría a Max ahora, no era ni el momento ni el lugar, no quería arruinar ese pequeño momento con su pelirroja.

Are the boys| BylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora