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Un maravilloso día soleado y caluroso comenzaba para las novias las cuales están dormidas placenteramente sobre una gran cama matrimonial en una habitación bastante bonita y espaciosa que tiene una gran vista al mar, donde la olas van y vienen.

La castaña comenzó a despertar, movía su cuerpo de un lado a otro hasta que abrió los ojos mirando hacia el techo blanco donde había un ventilador colgando.

Llevo una de sus manos hacia el otro lado de la cama donde pensó que se encontraba su novia, pero al tocar la sabana que aún seguía cálida así que supuso que se acababa de levantar de la cama.

Se recargó en la cabecera de la cama cuando la puerta del baño fue abierta y una sonrisa se se dibujó en el rostro de la castaña al ver quien salía del baño.

Era su hermosa novia que tenía los ojos cerrados mientras tenia una mano en uno de su ojo mientras lo tallaba y dejaba salir un bostezo. Llevaba solamente unos bóxers ajustados de color negro marca Calvin Klein y un top deportivo igual del color y la marca de los bóxers.

Después abrió lo ojos encontrándose a su novia ya despierta recargada en la cabecera de la cama cubierta de las piernas con una sábana de color blanco.

Rápidamente corrió hacia la cama aventándose hacia su novia cayendo sobre ella para besarla por un largo tiempo. Con una de su mano en la cintura de la castaña y con la otra en su muslo. La castaña tenía sus manos en las mejillas de Lisa. Pero todo lo que comienza tiene que acabar, así que se separaron por falta de aire, quedando con sus miradas conectadas y una sonrisa en su rostro de cada una.

- Buenos días a la mujer más bella del mundo- saludo la rubia dejando un pico en los labios de la castaña.

- Buenos días cariño - Le devolvió el saludo y el beso junto a una sonrisa.

- ¿Quieres ir a desayunar o pedimos servicio al cuarto? - Preguntó Lisa

- Preferiría salir, el día se ve bastante soleado y bonito - volteó hacia la ventana donde se ponía ver a mucha gente caminando sobre la arena.

- Está bien, como la princesa diga, solo que tenemos que darnos una ducha amor - Soltó una risa la rubia al recordar lo que habían hecho en toda la noche.

- Está bien, pongámonos en marcha -

- Como ordenes - Se levantó la rubia junto a la castaña que estaba bien sujetada del cuerpo de la rubia con sus piernas envueltas en la cintura de Lisa. Después entraron al baño para ducharse juntas, se desnudaron dejando su ropa en el piso, cuando el agua estuvo a buena temperatura se metieron, dejando que el agua cayera por sus cuerpos.

Varios minutos después las dos mujeres que ya estaban arregladas para salir, salían por el elevador directo a la puerta del hotel en el que se encontraban.

Pues Lisa le dio el regalo de ir a la playa y pasarse ahí varios días por su aniversario.

Aunque la salud de Lisa iba empeorando con sus dolores cada vez más fuertes que ya se le era insoportables, ella quiso llevar a su novia al viaje que tanto quería Jennie.

Salieron del hotel tomadas de la mano para caminar hacia un restaurante que estaba cerca del hotel y de algunas tiendas, después pasarían a comprar algunas cosas para llevar a sus amigas.

Entraron al restaurante, escogieron su mesa, Lisa como buena novia hizo a un lado la silla para que su novia se sentara, después ella se sentó a su lado.

Un empleado se acercó a ellas para dejarles el menú con su mirada sobre la castaña, pero ésta no se dio cuenta, pero hubo alguien que si.

Lisa solo volteo a ver al mesero quien rápidamente conecto mirada con ella pero igual de rápido la separo, se disculpo y salió de ahí.

- ¿Qué pedirás amor? - Preguntó la castaña a su novia.

- Aún no lo sé - Tomó la mano de Jennie y la entrelazó con la suya poniéndolas sobre la mesa. Era un gesto para que la gente viera que Jennie y ella eran pareja.

Después de varios minutos decidieron pedir su comida al mismo empleado que se acercó a dejarles el menú, solo que esta vez no estaba viendo a ninguna sólo anotaba la orden.

Comieron tranquilamente sus platillos, dando de comer a la otra en la boca, compartiendo besos, risas y hablando de muchas cosas.

Jennie aún no sabía de los dolores frecuentes de Lisa, pues jamás volvió a quejarse Lisa y ella ya no preguntó porque pensó que ya se le había pasado.

Pero últimamente la castaña podía notar un poco más cansada a Lisa, aunque siempre demostraba lo contrario ella la conocía bastante bien.

Un día de estos tendría que hablar con Lisa sobre lo que le está pasando.

Al terminar su comida la que pagó el desayuno fue Jennie, después de discutir por quien pagará, pero la castaña dijo que ella porque Lisa había pagado todo el vuelo y el hospedaje.

Salieron del restaurante igual de cómo entraron con las manos entrelazadas.

Siguieron caminando pasando por algunas tiendas y entrando a otras comprando cosas para ellas, sus amigas y sus padres.

Ya estaba anocheciendo cuando llegaron al hotel, entraron al elevador cargadas de bolsas.

Llegaron a la puerta de su habitación y Lisa introdujo la tarjeta que sirve de llave. Abrió la puerta dejando entrar primero a Jennie, después ella entró dejando las bolsas en el piso.

Se sentaron en la sala a descansar un rato para después preparar la cena o pedir algo para que les llevaran al cuarto.

Al último se decidieron por pedir servicio al cierto pues ninguna tenía las ganas de preparar. Lisa fue quien pidió mientras que Jennie se fue a cambiar de ropa por una más cómoda se decidió por un diminuto short y una blusa de tirantes.

Salió a la sala cuando Lisa recibía la comida que les llevaron, se sentó en el sillón, tomó su teléfono para contestar algunos mensajes que tenía, cuando escucho la voz de Lisa que le hizo soltar una risa y dejar el emular a un lado.

- Creo que me dieron ganas que comer otra cosa - Fue lo que dijo Lisa cuando llevaba la comida a la mesa enfrente del sillón y se sentaba a su lado dejando un beso en los labios de la castaña.

- Esa comida va al último mi vida - Dijo la castaña con una sonrisa pícara que hizo a Lisa sonreír también.

Se acomodaron cómodamente en el sillón frente a la televisión donde se transmitía una agradable película de comedia la cual estaban viendo mientras comían.

Unas horas después dejaron en segundo plano la película porque se estaban besando dulcemente los labios estando sentadas en el sillón, Jennie sobre Lisa sentada en su regazo.

De un momento a otro Lisa se separó de los labios de Jennie haciendo su cabeza a un lado y cerrando los ojos fuertemente mientras con sus manos apretaba su cabeza.

- ¿Estás bien Amor? - Preguntó una Jennie preocupada por ver a su novia en ese estado. Lisa tardó unos segundos en contestar.

- Sí cariño - Abrió los ojos viendo a su novia con el rostro preocupados - Solo un fuerte dolor me dio, pero nada más me tomó una pastilla y ya está.

Jennie asintió y se levantó del regazo de su novia para ir por las pastillas que Lisa amablemente le pidió.

Le llevó la pastilla junto a un vaso con agua, la rubia se lo tomó y después de eso decidieron ir a dormir para que Lisa descansara.

Ya mañana sería otro día.

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Desde Mi Cielo  (JENLISA) G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora