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- ¡De nuevo! ¡Todo tiene que ser perfecto! - exclamó la madre de la pálida chica.

Kayn y Alune estaban tomados de la mano caminando al altar en la iglesia, al parecer tenían dos meses para preparar sus votos, Kayn estaba viendo la mesa con el vino y el padre esperándolos con una mirada de aburrimiento, Alune tenía un rostro de tristeza pero parecida a la de Kayn.

Todos los familiares de los dos chicos estaban en la práctica hablando, riendo y algunos bostezando, al llegar al altar ambos sostenían una vela apagada.

Antes de que repitieran los votos por novena vez, alguien toca la puerta.. Todos se quedan en silencio y una de las mucamas abre la puerta.

Al abrir la puerta, ahí está el hermano de Alune, al parecer llegó algo tarde a la práctica. - Lo lamento mucho.. - dijo Aphelios en voz baja y su madre lo miró con coraje.

Kayn y Alune miraban a la puerta en donde estaba el chico impuntual, quien se tuvo que sentar en una silla apartada de la multitud llena.

- Continúen jóvenes.. - replicó el padre mirando a Aphelios con una ceja levantada.

Kayn Suspiro molesto y antes de que pudiera repetir los votos forzados, la voz calmada de Aphelios habló.

- Siento interrumpir tanto este.. Ritual.. Pero ¿no creen que esta mal el matrimonio forzado? - Se cruzó de brazos y levantó una pierna sobre la otra mostrando la suela de su zapato. -

Todos se quedaron en silencio hasta que la madre de los mellizos contestó enojada. - Aphelios por favor, no empieces ahora siéntate y guarda silencio. - Dijo la mujer; mirando a su hijo con una sonrisa demasiado falsa.

- No se que piensen los prometidos.. Pero en lo personal.. - Aphelios se levantó de su silla y miró fijamente a Kayn a los ojos. - No es correcto.

La madre se levantó bruscamente al punto de tirar la silla en la que estaba sentada y grito. - ¡SAL DE AQUÍ EN ESTE MOMENTO JOVENCITO! ¡HABLAREMOS EN CASA!

Aphelios suspiró en derrota y acomodo su pañuelo - Que tengan una linda tarde. - se dirigió a la puerta en silencio pero antes de salir, miró a Kayn de reojo y salió.

Después de esa práctica incomoda, Kayn se fue a su alcoba en donde estaba viendo su tocador en donde; a parte de su espejo, había una corona de príncipe y una Daga que era de la difunta Reina.

Kayn miraba la corona con desprecio, se supone que la debe tener todo el tiempo puesta tanto dentro y fuera del castillo, pero el odiaba tener esa responsabilidad de príncipe.

Mientras miraba la corona, entró la princesa Alune, quien venía a disculparse por el comportamiento de su hermano.

- Oh Kayn.. Lamento mucho lo de Aphelios.. El es.. Um..

Kayn interrumpió rápidamente a su prometida con amabilidad y se ajusto la garganta.

- No te preocupes.. No soy tan diferente a tu hermano.

Ambos se quedaron en silencio y miraron la gran ventana. - Sabes.. De pequeña soñaba con enamorarme profundamente de un hombre y pasar el resto de mi vida con el.. Ridículo ¿no lo crees?

Kayn abrió un poco sus ojos y soltó una risa. - Yo.. Siempre creí que gobernaría solo, como mi abuela, es una pena.

Alune soltó una pequeña risa y contesto. - Bueno.. ¿Nunca te has enamorado?

š‘µš’–š’†š’”š’•š’“š’‚ š’‹š’‚š’–š’š’‚ š’…š’† š’š’“š’ {ʙąįƒ§Å‹ Ņ³ ąā„˜É§É›Ę–ıʔŹ‚} Ė¢įµ‰įµįµ˜āæįµˆįµƒ įµ€įµ‰įµįµ–įµ’Ź³įµƒįµˆįµƒDonde viven las historias. DescĆŗbrelo ahora