Mi Querido Romeo.

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Aphelios se veía triste, más de lo normal; sentía como su corazón ya no significaba nada para Kayn, pues en el momento en que Kayn se enojo por la prometida que le asignaron.. Era algo que simplemente no estaba en su poder.

El joven paliducho caminaba por los pasillos del castillo llorando cerrando sus ojos, sus manos juntas y apenas lograba ver la luz del sol.

Aphelios abrió sus ojos llenos de lágrimas ligeramente al sentir el toque de unas suaves manos en sus hombros.

Era Seraphine, quien se veía preocupada por su futuro esposo, no era normal que se saltará las clases de piano ni de esgrima. - Phel.. ¿Estas bien?.. Tus ojos están rojos..

- Si Sera.. No te preocupes solo.. Estoy algo decaído, tuve un día duro ayer.

- Es bueno escuchar eso.. Es decir.. No estoy orgullosa ni nada p-pero.. Um.. Lo que quiero decir eso.. Uhh.. Q-Que voy a cantar en el auditorio del palacio esta noche y.. Pues.. Eso.. Quizás te anime.

Aphelios limpio sus lágrimas y asintió. - Eso.. Será un gusto para mí Seraphine, no te preocupes; estaré ahí.

Seraphine salto de emoción y abrazo a Aphelios, solo para irse corriendo directo al auditorio donde tendría que practicar.

Aphelios dejó el pasillo y se dirigió hacia los arreglos florales donde estaba Alune y Rhaast, haciendo que los tres se quedarán en silencio.

- Hola Alune.. Un saludo Rhaast.. Espero no enterarme de algún desastre entre ustedes..

Rhaast levanto una ceja y Alune sonrió de manera sarcástica. - Claro que no, hermano.

Ambos salieron del jardín botánico, dejándolo solo; aunque a Aphelios no le importaba su soledad, pues estaba analizando la estatua de una monja arrodillada mientras cargaba en sus manos un rosario hecho por musgo, raíces y la cruz hecha por pequeñas margaritas.

De la nada, escucho a alguien entrar, era Kayn quien estaba apurado buscándolo. - ¡Aphelios! ¡Aquí estas, llevo buscándote desde ayer!

- Espero que encuentres lo que busques, cuñado.

Aphelios lo miro de reojo y salió con un caminar rápido de allí.

Kayn fue detrás de él, tomándolo del brazo pero este con su indiferencia, se lo arrebato para seguir caminando.

- Tengo que hacer algo.. Iré a ver la presentación de Seraphine esta noche, estará todo el reino para escucharla cantar.. Y quiero ayudar, adiós Kayn..

Kayn solo se quedó viendo como Aphelios se iba lejos de él, solo por una chica que acaba de conocer.. Pensó que a Aphelios no le importaba lo que la gente quería.. Pero eso descartaba su teoría. Sin embargo, iba a luchar por lo que sentía; fuera Correspondido o no.

Kayn fue a ver a Seraphine a su camerino, donde estaba la chica mirándose al espejo y maquillando sus ojos.

El camerino era algo pequeño pero devorado con luces en el techo, su gato blanco estaba en el piso, había ropas y faldas rosas en el suelo, un sillón blanco con almohadas pastel.

Ella estaba enfrente de un tocador con luces, lleno de perfumes, guantes, cremas y maquillaje.

- Hola Seraphine, veo que estas preparada para dar tu show.. - dijo Kayn escondiendo sus manos detrás de la espalda y sonriendo tiernamente.

- ¡Así es! Aunque.. Esto no es por mi. - La joven bajó un poco su mirada y junto sus manos.

Kayn levantó una ceja y se fijo en su tocador en vez de escucharla, noto que aparte de luces pegadas en los bordes del vidrio, estaba una fotografía de Aphelios sonriendo en el campo de picnic que se había tomado con ella.

𝑵𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒋𝒂𝒖𝒍𝒂 𝒅𝒆 𝒐𝒓𝒐 {ƙąყŋ ҳ ą℘ɧɛƖıơʂ} ˢᵉᵍᵘⁿᵈᵃ ᵀᵉᵐᵖᵒʳᵃᵈᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora