𝕰𝖑 𝖈𝖆𝖇𝖆𝖑𝖑𝖊𝖗𝖔 𝖉𝖊 𝖗𝖔𝖏𝖔

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Se escuchaban jadeos que decían su nombre, Kayn solo veía oscuro y una figura pálida que tapaba sus ojos con un cabello mientras repetía su nombre entre jadeos y gemidos, la figura sudaba y enterraba sus uñas en la cama y en las Sabanas.

Kayn sólo lograba ver de la cabeza hasta el abdomen, hasta que lo reconoció, era Aphelios sin embargo rápidamente regresó del sueño.

El chico se levantó rápido de la cama, eran las 4 de la madrugada y Aphelios no estaba en su cama ni en la habitación, Kayn se levantó descalzo sobre el frío piso y encendió una vela.

Paso por los pasillos y no encontraba al menor hasta que lo vio bajando las escaleras a pausas mientras rozaba sus dedos en el barandal.

Cuando Phel sintió la luz de la vela a sus espaldas, se giro lento y le sonrió aunque seguido de eso susurro:

- "Kayn.. ¿Por qué estas despierto tan tarde?" - dijo susurrando y Kayn replicó mientras bajaba las escaleras para acercarse. - "¿Lo mismo puedo preguntar?"

Dijo entre risas el mayor y Aphelios solo negó con la cabeza. - "Solo.. Me gusta explorar estos castillos.. Son increíbles."

Más tarde...

Kayn llevaba puesto un traje blanco holgado con un listón negro colgando de su cuello, unos pantalones negros igual de holgados y el cabello suelto.

Phel llevaba algo parecido a lo de Kayn, con la diferencia de que estaba más abrigado y menos cómodo.

Ambos iban en la carroza real, Phel mirando la ventana y Kayn bostenzando, pues el muchacho odia las caminatas.

Al parar la carroza, ambos bajaron y el conductor sin decir nada, así que partieron.

Kayn estaba caminando por la grava acelerado y molesto pues intentaba recoger su cabello, pero Phel, quien venía atrás de él, recogió su cabello haciendo una cola de caballo larga que llegaba hasta sus muslos.

El mayor miraba a su espalda y Phel estaba como anoche acomodando su cabello.

- Sigamos, hay un largo camino. - dijo Aphelios quién se adelantó unos pasos, solo parar parar a 4 pasos y mirarlo.

Kayn avanzó rápido a lado de él y subieron una gran colina.

Después de 3 horas caminando, Aphelios ya se estaba cansando y estaba distraído viendo los árboles y quejándose.

Kayn solo veía al frente hasta que dejó de escuchar pasos a su lado.

Era Aphelios, quien se estaba quedando atrás, se veía débil y más pálido de lo normal.. Cuando el menor dio un paso mal, se resbaló pero no sintió el golpe contra las piedras porque al momento de abrir los ojos estaba Kayn; tomándolo de la cintura y sosteniendo su mano.

La mirada de Aphelios se iluminó por un momento mientras miraba los oscuros ojos de Kayn, y las mejillas de Kayn estaban rojas.

Aphelios se apoyo de los hombros de Kayn para levantarse un poco y miró a otra parte rápidamente.

Después de otra hora en silencio llegaron a la cima, pero no contaron que había un frío inmenso que era muy peligroso, al momento se te puede caer un brazo.

Aphelios soltaba aliento frío y temblaba mucho al contrario; Kayn, estaba tranquilo pero al ver a su acompañante se sintió preocupado.

𝑵𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒋𝒂𝒖𝒍𝒂 𝒅𝒆 𝒐𝒓𝒐 {ƙąყŋ ҳ ą℘ɧɛƖıơʂ} ˢᵉᵍᵘⁿᵈᵃ ᵀᵉᵐᵖᵒʳᵃᵈᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora