𝙇𝙖 𝙖𝙫𝙚 𝙮 𝙚𝙡 𝙘𝙡𝙖𝙫𝙚𝙡

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Sábado, empieza el fin de semana con una recolección de flores de todos los tamaños y colores, solo que hay un pequeño problema..

La mayoría de sirvientes estaban enfermos y algunos regresaron a sus casas a descansar, sin embargo tuvieron la "buena" idea de mandar a los jóvenes príncipes a recolectar Flores.

- ¿¡Y por qué voy yo?! ¡Que vaya otro bobo! - gritaba el joven Kayn.

Zed solo suspiró cansado y miro al niño. - Escucha, no discutiremos de esto, solo termina rápido y ya está, el carruaje está detrás del castillo.

Zed empujó al chico hasta la puerta de la casa con una canasta y cerró la puerta en su cara.

Después de mirar a los lados, Aphelios salió detrás de un árbol en donde estaba escondido. - ¿Te creyeron el berrinche? - susurro mientras sonreía.

- Soy el rey del drama Phel, yo nunca fallo. - guiño un ojo y ambos caminaron a la parte trasera del castillo.

Kayn quería tomar la mano de Aphelios, pero sabía que si hacía eso, alguien puede verlos y no sólo manchar el apellido de su familia, si no que será castigado severamente el de menor anarquía y Kayn no quería eso para su novio.

Al llegar al carruaje, estaba el conductor fumando, la carroza era blanca con decoraciones doradas y unos caballos Frisón grises.

Ambos subieron y estaban en una esquina distinta, Phel miraba la ventana para contemplar el paisaje cuando de la nada, sintió como una mano lo tomó en su mejilla e hizo que volteara para sorprenderlo con un beso.

Aphelios cerró los ojos a la par que Kayn se iba pegando más al cuerpo del menor, tomándolo de la nuca y de la cintura mientras que Phel mantenía una mano en el hombro del contrario mientras que su otro brazo flaqueaba.

Sin que ninguno de los dos se diera cuenta, Kayn ya estaba sentado en el mismo lugar que Aphelios, casi cargando al menor contra el muro de la carroza.

Se sentía el movimiento del vehículo pero no les interesaba en ese momento, hasta que Phel puso sus manos en el pecho de Kayn para separarse, como si eso lo fuera a detener por completo.

- Kayn.. - dijo su nombre jadeando mientras miraba hacia abajo. - No.. No deberías estar haciendo esto..

El mayor abrazo al contrario y tomó la mano de él mientras todavía lo tenía abrazado contra el muro. - Lo se.. Pero no me imagino estar con alguien que no seas tu..

Kayn beso la mejilla de Aphelios pero empezó a bajar por el cuello hasta su hombro y vio que en el cuello largo del traje del menor había unos botones que empezó a desabrochar con sus dientes.

Aphelios soltó un sonido de sorpresa al sentir la respiración de Kayn en su cuello y al ver que estaba quitándole los botones del cuello, se intento apartar, el quería lo mismo que su amante pero sabía sobre el trato de las familias.

A Kayn no le importaba mucho, aunque no sabía que pasaría si se casara con Alune, pues no se ve estando en una boda con una mujer que no ama, mientras que en la silla del fondo estará él, contemplando su unión con una completa desconocida.

Phel mantenía sus manos en la espalda del mayor mientras sentía como le quitaba el traje de arriba lentamente hasta llegar al pecho, donde sin avisar empezó a morder y a dejar chupetes en todo su cuerpo.

El pecho, su hombro, su brazo, su delgado cuello e incluso cerca de la clavícula, no se salvaron de las marcas amorosas que le había dejado aquel joven.

Aphelios jadeaba rápido y agarraba con fuerza la espalda del mayor sin pellizcarlo o rasguñarlo, el dolor no era tanto pero sentía cosquilleo y guardaba sus gemidos.

Kayn se separó de él, relamiendo sus labios y besando a Aphelios nuevamente. - Espero que eso deje marca, príncipe. - canturreo mientras acariciaba su mejilla.

Aphelios miró a otra parte esperando a que el mayor lo dejara sentarse de nuevo hasta que Kayn volvió a abrochar los botones del jovencito.

Kayn lo miraba con una sonrisa y Aphelios intentaba no tener contacto visual con el, todavía pasaba sus manos por su cuello y se ruborizaba.

Al parar el carruaje, Aphelios salió primero en donde vio un campo hermoso lleno de flores así que procedió a avanzar.

Kayn bajó y miró lo mismo con menos emoción, llendo detrás de Aphelios.

Mientras ambos recogían flores para guardarlas en la canasta, Kayn quería hacerle saber al joven Phel lo que sentía y sin interrupciones.

Sin embargo, había un grupo de señoritas que susurraban al ver al joven príncipe lunari, esto sólo lo noto Kayn quien estaba alarmado por el comportamiento de las chicas que se veían de la edad de Aphelios.

En una de esas, Kayn vio como una dama de paraguas de encaje, con un sombrero rosa y flores que estaban amarradas a su sombrero, que llevaba un vestido blanco con moños negros y tacones bajos, cabello pelirrojo y bellos ojos verdes profundos.

- Hola. - dijo la señorita saludando al jovencito pálido.

- Oh, hola bella dama ¿se le ofrece algo? - dijo Aphelios haciendo reverencia tomando su mano, como todo un caballero.

Kayn levantó con ceja en modo de reto, viendo la clase de sonrisa de la joven.

"¿¡Cómo se atreve a sonreírle así a Aphelios?!" dijo Kayn en su mente. "¿¡Y por qué le beso la mano a esa mariquita especial?!"

- Oh nada caballero, solo quería pasar a saludarlo a usted y al príncipe Kayn.. Aunque.. ¿Podría pedirle un favor, su majestad? - pregunto la chica algo tímida jugando con su cabello.

Aphelios de manera cortés asintió. - Claro, usted dígame mi dama.

- Me gustaría saber si podríamos vernos aquí mismo el día de.. - la chica sacó una cartita de su guante para dársela sin contar que el príncipe Kayn se la quitara de las manos.

- ¡Claro que sí, el te invitará un té y a qué te largues, nos vemos rojita! - Kayn tomó a Aphelios de la cintura y retrocedió unos pasos sin darse cuenta que ambos cayeron por una colina llena de flores moradas y azules.

Kayn abrazaba a Aphelios mientras giraban y Phel gritaba un poco hasta que impactaron en una pila de pétalos caídos que se elevaron.

Kayn abrazaba a Aphelios con una mirada seria a la nada, mientras que Aphelios mantenía sus ojos en el pecho de Kayn con una expresión de sorpresa tierna.

- Lamento Phel.. Yo.. Aveces no controlo mis emociones.. - Phel abrazo al mayor con fuerza haciendo que mirara hacia abajo por un momento. - De todos modos, no hubiera aceptado.

Ambos se quedaron así por un largo rato hasta el atardecer en donde ya tenían toda la canasta llena, para regresar a casa.

Entregaron las flores sin decir nada a sus tutores y se fueron a sus habitaciones.














Debería estar dormida ahora mismo porque mañana tengo un laaargo viaje de salir temprano xd peero idk me siento inspirada.

Se me ocurrió lo de la colina porque me ocurrió hoy cuando fui a cortar el pino solo que sola y que caí sobre piñas jaksjas :'v

Weno, gracias por leer <33

Atte: Empanaiita Astral.

𝑵𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒋𝒂𝒖𝒍𝒂 𝒅𝒆 𝒐𝒓𝒐 {ƙąყŋ ҳ ą℘ɧɛƖıơʂ} ˢᵉᵍᵘⁿᵈᵃ ᵀᵉᵐᵖᵒʳᵃᵈᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora