CRIMEN DE DOS CARAS ||YOONMIN||VMIN||

CAPÍTULO 33

P.O.V JIMIN

- ¡Jimin! ¡Cielo despierta! -escuché la voz familiar de Yoongi, sus manos apretaban mis brazos y me sacudían sin lastimarme. Abrí mis ojos finalmente, confundido por la evidente angustia en la cara del detective.

- ¿Qué ocurre? -intenté razonar, antes de poder aclarar mi mente Yoongi me sacó del automóvil de un solo tirón. Sin soltar su agarre de mis brazos me miró directo a los ojos.

-Escúchame, te necesito alerta ahora mismo -tenía un nido en mi cabeza pero ante su expresión decidí seguir sus órdenes sin cuestionar nada-. Debes empacar lo más urgente, tenemos solo cinco minutos, Namjoon nos llevara a otro lugar. -sin esperar una respuesta o reacción de mi parte, me arrastró hasta el apartamento.

Sinceramente pensé que algo se había complicado con un caso de Yoongi. Él, cómo detective tenía muchos enemigos y permanecía en peligro constante, todo eso pasó por mi cabeza en un instante.

No quería alterar más a Yoongi quien parecía estar al límite, despabilé un poco, entré en mi habitación y tomé algo de ropa sin prestar mucha atención a su combinación, solo agarré lo primero que encontré, atasque todo en mi maleta con mis implementos de aseo, objetos personales y algunas fotos familiares.

Sentir a Yoongi tan alterado me ponía los nervios de punta, podía escuchar ruidos de objetos rompiéndose e incontables maldiciones de parte del detective fuera de mi habitación. De un golpe, la puerta se abrió azotándose contra la pared, Yoongi entró con el teléfono en su mano izquierda, sosteniendo una discusión acalorada, tomó mi maleta y me hizo una señal con su cabeza para que lo siguiera. Obedecí sin pronunciar ninguna palabra, después de atravesar el umbral de entrada al apartamento Yoongi estampó su celular contra el suelo y lo pisoteo algunas veces con fuerza para acabar de destruirlo. Me miró de una forma inescrutable.

-dame tu teléfono. -me ordenó estirando su mano, dude un poco y lo saqué de mi bolsillo trasero, entregándoselo. Verlo en es ese estado me asustaba un poco.

Sin dar espera, mi celular tuvo el mismo destino que el otro, pateó los restos de los aparatos a un rincón y bajamos las escaleras. Antes de salir a la calle me detuvo arrinconándome contra la pared, apenas asomó su nariz por la puerta, mirando a lado y lado, en un estado casi paranoico, unos segundos más tarde salimos de allí. El auto en el que llegamos había desaparecido; sin soltar su agarre, me arrastró por la calle a pasos rápidos, en cada esquina revisaba a ambos lados antes de seguir nuestro camino.

A mitad de una calle desolada y un poco destartalada, aparecieron cuatro hombres que nos tomaron por sorpresa, no identifique quienes eran, el grito de Yoongi me alertó de inmediato.

- ¡Jimin! ¡Corre! Hay un auto detrás de ti -me empujó, giré sobre mi propio eje y encontré el auto que conducía el señor Nam. A pesar de estar temblando por el pánico, corrí desesperadamente y me subí en la parte trasera del auto, asumí que YoonGi venía detrás de mí, al cerrar la puerta del auto, lo vi, sostenía una pelea brutal con los cuatro hombres que llegaron por sorpresa. Como buen detective, Yoongi tenía conocimientos de artes marciales y defensa personal, aun así sus contrincantes estaban en igualdad de condiciones al ser detectives. Lo único que pude ver, fueron los puños y patadas con peligrosas llaves que se lanzaban entre sí, en este ridículo derramamiento de sangre. El auto arrancó antes de que pudiera gritar o quejarme.

- ¡Yoongi! ¡No! ¿Qué hace? Señor Nam, no podemos dejar a Yoongi abandonado -alegué desesperado. Como buen conductor, perspicaz y agudo, puso de inmediato los seguros para que no me aventara del automóvil.

-Respira profundo y cálmate -me aconsejó con mesura- no lo abandonaremos, él nos alcanzará en otro lugar, más seguro -me explicó.

- ¿Que significa todo esto? ¿Qué está pasando? -exploté demasiado alterado intentando ordenar mis ideas y recuerdos, el señor Nam me miró a través del espejo retrovisor e hizo una mueca extraña.