Dylan es un chico de 19 años con padres recién divorciados y una hermana menor.
Él ha sufrido Bullying desde pequeño y a causa de eso, su personalidad es reservada.
El destino hace que el y su padre se tengan que mudar a otro estado, donde seria un...
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Jeremy
Al llegar bajamos del auto y abrí la cajuela con las cosas ya listas.
-¿Y esto?-.
-¿Qué? ¿La canasta y el mantel?-.
-Si eso-.
-Oh, bueno- Tome la canasta y le di el mantel- Solo es nuestro almuerzo-.
Bajamos por una pequeña colina hasta llegar a un lago.
-Wow- Fue lo único que dijo al ver el panorama.
Escogimos un buen lugar bajo dos pequeños árboles, colocamos el mantel y la canasta.
-Bien- Examine la canasta y empecé a sacar su contenido -Tenemos, tortas, refrescos, y de postre...te tengo a ti- Me le quede mirando pícaro- Jeje tenemos fresas con crema-.
-Oh...genial-.
-ok ok, yo sé que no es un fantástico almuerzo, pero al menos no moriremos de hambre-.
La tarde era fresca, el viento soplaba débilmente provocando pequeñas ondas en el agua y las ramas de los árboles se sacudían haciendo que cayeran pequeñas hojas. Pero a pesar de eso hacía un calor sofocante.
-Uf, hace demasiado calor- Mencione mientras comía una de las tortas.
-Sí, un poco-.
-Bueno- Me levante de mi lugar y me empecé a quitar la camisa.
-¿Qu...que haces?- Dijo Dylan poniendo cara de espanto.
-Solo me quito la ropa de más...- Decía mientras me quitaba el cinturón y me bajaba los pantalones- Te sugiero que hagas lo mismo si no quieres morir asado- Bromee.
-Amm...-.
Me quede solo en ropa interior, un bóxer para ser preciso.
-Anda, aunquesea la camisa- Insistía.
-No, en ese caso, me quito los pantalones- Empezó a desabrochar su cinturón para después quitarse su pantalón rápidamente, pero se sentó inmediatamente ruborizado.
-¿Qué pasa?- Me le acerque.
-No nada...es solo que...no tengo un muy buen cuerpo- Me observo - No como el tuyo-.
-Como el mío- Reí acariciando su rostro- ¿Te preocupa algo tan superficial como el físico? no tenemos muchas diferencias sabes, tenemos casi la misma altura, buenos brazos y piernas...y apuesto que tienes un buen abdomen- En lo último le agarre su estómago haciéndolo reír.
-Basta...basta jaja- Pedía piedad.
Me detuve, se había quedado acostado y yo encima de él.
Los dos exhalábamos por reír mucho, nos miramos y le sonreí.
