Capítulo 5

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Se acercó poco a poco a donde el peliplata, suspiro al verlo con los ojos cerrados y expresión serena.

-Él no es tan feo, de hecho, es algo ¿Apuesto? ¿Qué piensas Rin? – Pensó y rápidamente negó tocándose las mejillas con ambas manos.

- Bien. – Abrió delicadamente el haori, para después tomar una toalla blanca y limpiar la sangre que estaba en el pecho del peliplata, pero antes lograrlo una mano con filosas garras la detuvo tomando fuertemente su delicado brazo, haciéndola sobresaltar.

- Detente, un simple humano no debe de hacer esto, mi sangre es venenosa y solo lograras lastimarte. - Dijo el peliplata aun con los ojos cerrados.

- Déjame ayudarte. - Hablo con la voz más sincera que pudo.

- No necesito tu lastima, ni atenciones puedes irte. - Y soltó bruscamente el brazo de la chica, quien logro mantenerse de pie y no caer al suelo.

- ¡QUE NO! ¡HE DICHO QUE TE AYUDARE! - Grito la azabache, haciendo que el peliplata abriera los ojos y la mirara asombrado. – Y si no quieres que lo haga yo, al menos deja que alguien de los tuyos te ayude. – El peliplata no respondió por lo que ella lo tomo como un sí.

Llamó a Jaken y por suerte estaba de visita aquel Yokai que la había traído al palacio.

- Bien, podrían ayudarme a limpiarlo, aunque sería mejor que tomara un baño, llévenlo al baño, voy a prepararlo. – Toco una vez más el agua para asegurarse de que la temperatura era la correcta. - ¡Esta listo! ¡Tráiganlo! – gritó desde adentro del baño.

- Ya vamos ama. – Respondió Royakan y recibió la amenazante mirada de Jaken.

Una vez que terminaron lo llevaron de regreso a la habitación, le pusieron una yukata de seda color negro y lo ayudaron a acostarse.

- Pueden retirarse, lo vendare, eso ya es un trabajo fácil. - Dijo está muy confiada.

-Si necesita algo más ama no dude en hablarnos, vámonos Jaken. – Decía Royakan mientras empujaba al enano de Jaken fuera de la habitación.

La azabache se acercó al ojos dorados quien la observaba fijamente causando cierta incomodidad en la chica.

- ¿Por qué me vez de esa manera? Deja de hacerlo. – Decía esta mientras arreglaba las vendas que usaría. – Bien, ven levántate un poco. - Se aproximo a ayudarlo para sentarlo y pudiese vendarlo con facilidad. – No te muevas mucho o lo lamentaras. - Decía la azabache mientras aflojaba un poco el obi para después bajar la yukata del peliplata hasta la cintura.

-Esta simple y ordinaria humana como puede hablarme y tratarme así- Pensaba el peliplata mientras miraba como lo vendaba.

Una vez termino la chica se quedó un rato más en la habitación y una vez que Sesshomaru se quedó "dormido" salió, pero como siempre los problemas no se hacen esperar, la azabache caminaba por los inmensos pasillos de regreso a su celda, pero detuvo el paso cuando miro como una mujer de cabellera negra que gritaba que la dejaran pasar, al parecer esta era una de las amantes del peliplta. 

- ¡¿QUÉ HA CASO NO SABEN QUIEN SOY YO?! ¡DEJENME PASAR! - Decía mientras trataba de abrirse paso entre las sirvientas.

- Señorita ya le dije que nuestro amo no se encuentra bien, por favor regrese primero. - Decía Kaede mientras tomaba del brazo a la mujer.

- Tu mugrosa criada, no me toques. - Empujo a la mujer haciéndola caer bruscamente en el suelo.

La azabache se apresuro a levantar a Kaede, y le pregunto "¿Esta bien?" la mujer asintió y fue entonces que con una mirada asesina encaro a la pelinegra.

-Señorita ¿Acaso no comprende? El lord no está disponible, hágame el favor de irse. - Le señalo la salida.

- ¿Cómo te atreves a hablarme así? - el ardor en su mejilla la hizo reaccionar, la pelinegra le había dado una bofetada. – Una simple mojigata como tú no me dirá que hacer, con su permiso me iré con mi lord. - Dijo esta de manera victoriosa para después comenzar a caminar moviendo tan ridículamente el trasero.

La azabache la siguió y cuando estuvieron en la puerta esta se interpuso.

- No te quedo claro, niñita. - Dijo la mujer mirado de forma amenazante a Rin.

- Te he dicho que no pasaras, "Mi lord" no está disponible. - Dijo está haciendo énfasis al decir "Mi lord", la pelinegra iba abofetearla otra vez, pero esta la detuvo y llamo al único sirviente que se le cruzo por la cabeza. - ¡Royakan! - Este apareció rápidamente.

- Ama dígame ¿Qué es lo que necesita? – Preguntó este.

- Saca a esta "mujer" del palacio y no le vuelvan a permitir la entrada. – Ordenó.

- Mujerzuela ¿Quién te crees? – Gritaba furiosa.

La azabache camino moviendo sus caderas de la forma más elegante y sutil posible, se detuvo antes de abrir la puerta y volteo para ver a la mujer.

- ¿Quién me creo? Soy la esposa de "Mi lord" con tu permiso. - Sin más entro a la habitación del pelipata, escuchaba como la mujer gritaba como loca desde afuera de la habitación.

- ¡¿Rin que acabas de decir?!- Se regañaba internamente, estaba de espaldas por lo que no se percató de que Sesshomaru la observaba, se tranquilizó un poco y decidió salir, pero la fría voz de Sesshomaru la hizo dar un brinquito y se giro lentamente encarando al Yokai.

- ¿Quién te hizo eso en el rostro? - Preguntó este.

- No tiene importancia- Respondió la chica. - Será mejor que descanses. - Dijo está a punto de abrir la puerta, no alcanzo a ver que movimiento hizo el peliplata en un abrir y cerrar de ojos ella ya se encontraba debajo de Sesshomaru, mientras que sus fuertes manos sujetaban las frágiles muñecas de la chica, este se había molestado, le molestaba el hecho de que lo trataran como un débil.

- ¿Qué crees que haces? Suéltame. – Decía la chica mientras forcejeaba, pero era imposible zafarse.

- ¿No te parece que una esposa debe cumplir con su obligación? - Pregunto burlón haciendo enfurecer a la chica.

- Si no me sueltas gritare. - Lo amenazo.

- Inténtalo. – Dijo sin más y se negaba a soltarla.

-No parece querer soltarme- Pensaba mientras una gota de sudor bajaba por mejilla. - ¡Pues bien tú te lo buscaste!

-Ayud....-Su grito fue callado con brusco beso que Sesshomaru le había propiciado a la chica.

CONTINUARA......

Cautiva 《Sesshomaru y Rin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora